Poesía es escapar de la distancia y alcanzar esa cumbre que forman las palabras.
El misterio poético comienza en la conciencia humana, es la suma de nuestra propia ignorancia, la extracción de ese “yo” que jamás llegaremos a reconocer completamente.
¿Acaso la belleza de la rosa es la suma de cada una de sus partes?
Decididamente no, el amor, el odio, la ternura y todos los valores humanos son indefinibles por naturaleza, esto le da al poeta la oportunidad única de intentarlo, un intento que le llevará toda una vida.
Esa es la razón que nos convoca, la razón que hace imposible la extinción de la poesía.
Ahora vivimos en una época distinta a la de nuestros abuelos, la lectura está al alcance de todos. Conocemos el poder de la palabra escrita, todo el que ésta es capaz de ejercer sobre la mente humana.
¿Por qué la poesía es algo minoritario?
Sencillamente porque nos hace pensar, algo tan natural como el pensamiento y que la prisa, el entretenimiento y otros factores están dejando en un segundo plano.
Nos da miedo mirarnos en el espejo ajeno, encontrarnos allí, a la intemperie, mostrando esa “debilidad” que muchas veces encerramos detrás de los barrotes del orgullo.
Esto probablemente va a cambiar porque la humanidad y la deshumanización a la que hemos llegado así lo requieren, esa capacidad única que tiene la raza humana de tomar conciencia del sentimiento individual y colectivo será la base de un futuro cercano.
Sentir el lado poético de la vida es valorarnos a nosotros mismos, comprender la grandeza que las pequeñas cosas y, por qué no, reconocernos súbditos de ese pensamiento sin el cual nada hubiera sido posible.
Huimos hasta el límite de nuestro cuerpo, sin llegar a perder nuestro propio horizonte.
Palabra a palabra, peldaño a peldaño, nos subimos al sueño literario de la vida para poder divisar la esencia más profunda del paisaje.
Si, poesía es escapar de la distancia y alcanzar esa cumbre que forman las palabras.