1- Cuéntanos quién es Pedro Arquedas y a qué le gusta jugar.
De momento soy un ciego que escribe ( por eso tan mala letra, por eso tan ilegible ) para ver su propia sombra, para adivinar de dónde viene la luz. Y no juego a nada, no me gusta jugar. La palabra juego la asocio al entrenamiento, a la preparación, al adiestramiento, y no me gusta sentir que estoy entrenado para nada, preparado para nada, adiestrado para nada. Me gusta creer que soy capaz de ir por ahí despreciando bagaje y experiencia. Como decían los electroduendes, los de la bola de cristal, ” Hay que aprender a desaprender. ”
2-¿ De dónde procede todo ese caudal de poesía que tienes, quiénes te soplaron al oído que debías dedicarte a escribir?
Gracias por lo de caudal de poesía, pero creo que “torpe fragor”, “inútil chapoteo en el estanque” es más apropiado. Yo escribo desde la rabia, desde la rabieta del niño, desde el miedo, desde la sed de palpar un absoluto, un arquetipo; escribo desde la gana idiota e ingenua de conocer qué es lo que sé, de dar un paso más allá del antisocratismo de Cortázar, ” sólo sé que sé algo.”
Nadie me dijo que debía dedicarme a escribir, como nadie me dijo que debía respirar, lo necesito, necesito escribir, y me parece más probable que alguien venga un día y me grite a la cara que por favor, que lo deje. Me acuerdo de un poema, bueno, sólo del principio; lo leí en una revista, hace mucho tiempo, y dice muy bien lo que yo no sé decir: “Hay un perro agachado, sobre la dura nieve, cagando…” después pasa un coche cerca del perro, y lo cubre por completo de nieve, y el perro ni se inmuta, él a lo suyo, a su necesidad fisiológica. Ese perro es el poeta. Nadie le dijo que hiciera lo que hace, y nadie puede hacer que deje de hacerlo.
3-¿ Qué poeta es el que más te ha sorprendido?
Voy a dar un nombre,pero hay varios poetas sorprendentes en los foros. Billy Macgregor es uno de ellos; mientras tipos como yo, vamos dando manotazos al aire, él toca con un sólo dedo, donde debe, donde sabe, y lo hace dejando huella, marca. Después de leerlo, siempre me quedo satisfecho, siempre me renueva la fe en la literatura. Escribe sin aspavientos, parece que le quita hierro a todo, y lo que hace, en realidad, es darle más peso.
4- Si tuvieras la intención de inventar un estilo poético, cómo se llamaría y cuales serían sus premisas básicas.
Eso es imposible, imposible. No puedo imaginarlo. No me gusta la palabra estilo, me parece otra de esas palabras trampa. Se empieza adquiriendo un estilo, y se temina siendo un complejo de sí mismo, un prejuicio sobre la propia estética, alimentado por la etiqueta, por el ismo, por la necesidad ajena de ubicar y dar nomenclatura a algo que nunca puede estar definido: la poesía.
Me gusta más la palabra naturaleza. Pienso que hay que responder sólo ante ella, y para ello, siento que debo estar virgen ante el poema, como si nunca hubiese escrito uno. La naturaleza es cambiante, y por eso inmanente. La naturaleza tiende a buscarse a sí misma en todos los espacios, en todas las voces. Sólo hay una premisa básica en poesía y en la vida,en mi opinión, claro: la libertad.
5- Un personaje de la literatura con el que te gustaría sentarte a charlar y otro al que le cantarías las cuarenta.
Pues me sentaría a escuchar al Persio, el de Los Premios, de Julio Cortázar, escuchar, ver cómo va constelando, cómo hace de mi conciencia un aleph, usando la palabra como herramienta imbricadora de algo que después será una imagen total, en la que no pueden verse las costuras, porque no existen ya, porque se ha trascendido todo.
Y no le cantaría las cuarenta a nadie, pero sí le diría a Lord Jim, ese proscrito de la culpa, que me ha dado tanta belleza como dolor, que yo he llegado a llamarme uno de los suyos, precisamente porque mi propia conciencia ha reclamado para sí misma un pecado que me impide ser capaz de ese aleph que he mencionado antes.
6- ¿Es necesaria una revolución en la poesía?
Yo creo que no, tampoco leo mucha poesía, la verdad, pero me parece que una revolución, siempre va encaminada a la instauración de un nuevo orden. La palabra orden tampoco me gusta.
Sí creo en la revolución interior, aunque esté manido el término. Y creo porque esa revolución no conduce a ningún orden, sino a otra revolución que conduce a otra revolución que lleva a otra revolución …. No hay descanso en el poeta, no puede haberlo. El poeta es la carne de la dialéctica, de la lucha constante, contra todo y contra todos, el que ama y por eso mismo destruye, el que odia y por eso crea.
7- ¿Tiene alguna trascendencia la poesía en internet?
Pues ha de tener alguna, todo lo que es poesía ha de tenerla, sea cual sea el medio por el que camine. Por lo pronto, internet permite que se pueda gritar más alto y más lejos. No sé si eso será trascender, pero alivia.
8-Cuál es tu estado ideal para escribir y qué haces para lograrlo.
Pues soy maniático. Tengo que estar completamente solo. Nada de ruido, silencio absoluto ( uso tapones para los oídos ). Y soy incapaz de escribir sobre el papel, necesito la tecla. Me da fobia mi caligrafía, hace que me juzgue constantemente, que sienta que la letra, el trazo,traicionan lo que escribo. Pero eso es a la hora de escribir, el poema o lo que sea viene antes. En el trabajo, conduciendo, andando por la calle, en el wáter, antes de dormir, durante el sueño… En fin, que las palabras se fijan sin ser palabras, sólo formas, pero están. Luego sí, escribo, y ahí lo estropeo todo, lo pervierto, pero eso es el lenguaje, una perversión, una adulteración de lo que es puro y sin forma.
9-Háblanos de ese poema que te gustaría escribir y que aún no has escrito.
No sé, no soy capaz de mirar hacia delante. No me gusta lo que escribo, suelo despreciarlo de inmediato. Lo que yo quiero es sentir, tocar, ver, oler, estar y ser en la plenitud, sin necesidad de un poema, sin necesidad de la palabra. Quiero lo que no puedo. Así que todo lo que escriba, nunca, nunca será lo que yo quiero escribir.
10- ¿Se puede ser lírico y actual al mismo tiempo? ¿ Cuál es el secreto?
No sé si se puede, no sé si hay un secreto para ello. Pero se me ocurre que,de la misma manera que hay un lirismo de manual, basado en la sacralización de conceptos tradicionalmente inherentes a la poesía, también hay una poesía que se basa en la transgresión gratuíta, destinada a desacralizar tales conceptos sin ocuparse de naturalizarlos. Ese lirismo y esa transgresión, me parecen exentos de libertad. Miguel Labordeta, un poeta de aquí, dijo: ” vuelve sagrado cuanto toques natural, cuanto toques sagrado, vuélvelo natural ” Quizá haya que probar a ser un iconoclasta que se arrepiente de inmediato de sus actos, un iconoclasta esquizofrénico, un obseso de la dialéctica, alguien que no puede quedarse quieto durante mucho rato sobre la misma baldosa.
No sé, ya digo que no sé.
11- ¿ Qué le falta al mundo que pueda darle un poeta?
No creo que un poeta pueda darle nada al mundo. El poeta es parte del mundo, aunque se niegue a veces a reconocerlo. El poeta es el mundo, y toma de sí para darse a sí mismo. Todo está dentro, todo está fuera del poeta. Nada puede darse, nada puede quitarse.
12- Para terminar, déjanos una crítica que estés deseando hacer en cuanto a la poesía actual.
Pues no tengo ninguna crítica. Si se siente el impulso de escibir, se escribe, y no hay crítica posible, y mía mucho menos. La poesía, al fin y al cabo, es, para mí, una experiencia personal, del individuo, que siente la necesidad natural de gritar porque algo le duele o le da placer. Todos los gritos son legítimos.