Tuve el honor de conocer personalmente a Marcos Ana el año pasado en un maravilloso homenaje que le rindieron varios poetas. Dejo aquí dos poemas suyos como muestra de respeto y admiración a hombre formidable, sencillo y entrañable. Descanse en paz.
Mi casa y mi corazón
Si salgo un día a la vida
mi casa no tendrá llaves:
siempre abierta, como el mar,
el sol y el aire.
Que entren la noche y el día,
y la lluvia azul, la tarde,
el rojo pan de la aurora;
La luna, mi dulce amante.
Que la amistad no detenga
sus pasos en mis umbrales,
ni la golondrina el vuelo,
ni el amor sus labios. Nadie.
Mi casa y mi corazón
nunca cerrados: que pasen
los pájaros, los amigos,
el sol y el aire.
Autobiografía
Mi pecado es terrible:
quise llenar de estrellas
el corazón del hombre.
Por eso aquí entre rejas,
en diecinueve inviernos,
perdí mis primaveras.
Preso desde mi infancia
y a muerte mi condena,
mis ojos van secando
su luz contra las piedras.
Mas no hay sombra de “arcángel
vengador” en mis venas:
¡España! Es sólo el grito
de mi dolor que sueña…