Queridos amigos:
Empezamos. Este primer número representará probablemente la piedra de toque de un proyecto fraguado a golpe de ilusión solidaria.
Con vosotros al fin del verso. Mientras buscamos, cada cual a su manera, hacernos un hueco en el mundo mágico de la palabra.
Poco a poco iremos creando, aclimatados, lo más equilibradamente posible al gusto de nuestros lectores, los contenidos de la revista virtual, que será, además de un producto basado en trabajos de los poetas de nuestro Foro, un avance de la revista en papel, que, si Dios quiere, en el mes de marzo próximo saldrá publicada.
Empezamos. Porque existe el poeta, es un rumor de sentimientos, en el albor de la pasión o bien, en las postrimerías del encanto, que decidió saber cosas del alma.
Empezamos. Llega la hora de saber quiénes somos, con una exactitud desconcertante; y, sinceramente, ahora, tengo más miedo que vergüenza, ahora que me aprietan por el lado más mediocre.
Pienso que hay muchas formas de acometer el enorme reto que significa enfrentarse al gran juez, y muchas veces inmerecido juez, que llamaremos ’gran público’. Podemos intentar que esté contento, dándole lo que pide, con una creación simpática, holgadamente comprensible; con tintes requetesabidos, más o menos enmascarados.
Como es obvio, quien paga esa factura es el autor, que verá cómo se zampan su cima literaria en el infausto merendero donde se alimenta el borde más servil de la vulgaridad.
También podemos ofrecerle una alternativa que tiene sus razones en la rebelión del poeta. El creador se rebela e impone su estilo. Porque el creador se ha dado cuenta de lo necesaria que es una catarsis en el universo poético. La poesía no llega a la inmensa mayoría de lectores y esto puede deberse a muchas causas, pero de lo que no cabe la menor duda es de que la poesía que se escribe, desde hace bastante tiempo, no es lo que se dice sencillamente genial. Porque, si fuera de una sencillez genial, gustaría a un mayor número de personas, tendría más adeptos; eso, parece lícito pensarlo.
Así las cosas, tenemos la oportunidad de demostrarnos, en un ámbito donde, actualmente, no abundan los genios, que podemos llegar a convivir, por lo menos, en ese hábitat un tanto desolado que es hoy el cosmos de la poesía.
Pero, ya que estamos, me pregunto por qué no intentar rendir el alma del gran público, adivinar los sentimientos que bullen en la mente del lector, encaminarnos, cada cual con su estilo -pero, con unas premisas fundamentales, básicas, donde estemos de acuerdo-, al país de la gente que lee letras, que recuerdan que la palabra del verso es la propia vida.
Es muy posible que el lector no sepa realmente lo que le gusta, entre otras cosas, porque se trata de darle algo personal e intransferible: la vertebración del creador, que es unipersonal y, por lo tanto, inédita hasta después de ser creada.
En esa tarea habremos de buscarnos los poetas, seguramente.
Aquí estaremos, a vuestra vera.
Un fuerte abrazo.