Entrevista a Julio González

1.- Biografía

Julio González Alonso
Julio González Alonso

Mi vida comienza en marzo del año 50 en la ciudad de León. Apenas cumplidos los tres años, mi familia se traslada a la Pola de Gordón, en la montaña central leonesa. En León terminaré el antiguo Bachillerato Superior y Magisterio; es entonces que se dan las primeras incursiones en el teatro juvenil, llegando a dirigir el grupo escénico de Magisterio y formar parte en la creación de Grutélipo (acrónimo de Grupo Teatral Libre Popular), agrupación teatral que tendría una larga trayectoria en la escena cultural leonesa. Pronto marcharé a Barcelona donde tomaré contacto con el grupo teatral Los Cátaros fundado y dirigido por Alberto Miralles. Entré en la Universidad en donde empecé Psicología y además de participar en el mundo del teatro empecé a hacerlo, también, en la lucha política estudiantil.

Después de pasar unos meses en la ciudad de Oviedo, inmerso en la agitación social de la época, llegó el paréntesis obligado de la entonces obligada mili. De vuelta a Barcelona fueron el trabajo en la escuela, la continuación de los estudios de Psicología y el compromiso político con grupos próximos al PSUC, primero, y luego integrado en la CNT, las actividades que ocuparían mi tiempo y vida, hasta que fui desplazado a Vizcaya donde terminaré Psicología en San Sebastián (Guipúzcoa) y daré por concluida mi actividad política tras la escisión de la CNT en el V Congreso en Madrid, en el que participé como delegado.

Y en medio de todos estos días, escribía. Hubo lugar para amores y desamores, rupturas y encuentros que fueron cuajando lo que hoy es mi vida familiar.

Ahora continúo en la enseñanza, descubriendo el mundo infantil y enamorándome cada vez más de él. Continúo leyendo poco, escribiendo menos, disfrutando de la vida que se nos ha dado vivir con la conciencia de que es única.

2.- ¿ Cuándo surge en ti, de algún modo, un afán literario?

La creación literaria viene de la mano de los sentimientos tempranos, el paisaje, la luz, el frío y los sueños que nacen de las historias y los cuentos, muchos de los cuales oía contar a mi madre al calor de la lumbre. Cuando a todo esto se le suma la ocasión de leer, aparece la necesidad de escribir. Y ello se debe, en parte, a que a los 11 o 12 años pude disfrutar del placer de entrar a deshoras en la biblioteca del instituto de la Pola, aprovechando la amistad del hijo del conserje, donde pasaba horas y horas leyendo. Luego, en el aspecto formal de la poesía, vendría a ocupar un lugar destacado aquella profesora de Literatura que nos enseñaba a medir versos tamborileando sus dedos sobre la mesa y que se paró a leer mis primeros poemas. Fue decisivo, porque como no podía ser de otro modo, todos mis 14 años estaban perdidamente enamorados de mi profesora; así que escribía aunque sólo fuera para dar pie a estar con ella, cerca, respirar sus palabras, perderme en su perfume y delitarme con su sonrisa. No hubo, por tanto, un autor concreto a esa edad, aunque sí debo reconocer la influencia del Romanticismo de la mano de G.Adolfo Bécquer y Espronceda, principalmente.

3.- ¿Qué es para ti la poesía?

El mundo, pienso, es la poesía. La percepción del mundo y el modo de explicarlo. Ahora bien, los elementos que median en esta explicación, palabra y sentimiento, son características propias, aunque no exclusivas, de la poesía. Si toda obra artística, en general, pretende conmover, la poesía lo hará a través de la palabra abriéndola a múltiples significados, evocaciones y sugerencias que conectan directamente con el sentimiento y el mundo onírico. Un poema es, en ocasiones, un sueño del que al despertar encontramos apenas dos o tres imágenes vívidas, las que alcanzaron nuestro inconsciente y removieron nuestros cimientos. Por eso en el poema más directo, más socialmente comprometido, más cargado de mensaje objetivo, cabe la interpretación. Volvería al concepto de caleidoscopio para referirme a la belleza y la emoción que puede nacer de la rueda de las palabras.

Y aún así, afortunadamente, el concepto de poesía sigue abierto. Otros vendrán. Otros dirán.

4.- ¿Cómo nace un poema tuyo? ¿Qué cosas haces en su proceso de escritura?

Un poema, la idea de un poema, generalmente lo encuentro en las situaciones cotidianas, sobre las que he podido mirar de una manera especial, asociándolas a determinados estados emocionales. A veces un poema escrito sobre algo anecdótico lo que está transmitiendo no es el hecho, sino la emoción. Dicho de otro modo, acostumbro a mirar lo cotidiano con la mirada de la emoción. Ordinariamente, esta idea se traduce en una frase que será el germen o el soporte del poema, su tema.

Una vez escrito un poema, acostumbro a olvidarme de él. A veces creo haber reflejado algo que, leído días o meses después, no existe. Otras veces descubro algo que no creía haber reflejado. Si la ocasión lo merece, entonces lo releo y rehago añadiendo versos, buscando rimas internas, suprimiendo frases, cuidando la adjetivación, buscando sinónimos, poniendo los signos de puntuación, etc. Y el poema vuelve a dormir. Más tarde, si me atrevo, lo publico.

5.- ¿Crees que el poeta debe ser un hombre comprometido?

Opino que la persona que escribe es ya una persona comprometida. Si te refieres a un tipo de compromiso social, político, público, pues te diré que no me parece imprescindible. El escritor, tenga convicciones religiosas, políticas, ideológicas, o no las tenga, no puede escapar a la explicación de lo que le ocurre, el resultado de su interactuación con el mundo. Su actitud puede ser más o menos consciente, pero siempre reflejará su mundo y las tensiones de su mundo.

El riesgo de dejar aflorar las ideas políticas o sociales manejadas por las ideologías, es el de hacer panfletos. No todo lo que está puesto en verso o prosa es poesía o literatura. La forma no hace el contenido como la botella moldea el agua que la contiene. No ocurre así en poesía. Hay trabajos que tienen forma poética, en verso o prosa, como podemos ver cada día, pero que no son poesía. Ahora bien, si es verdad que podemos encontrar una mala poesía en forma de panfleto desde la escritura ideológica, también nos topamos con poesías que pueden ser una vaciedad o un sinsentido, desde posiciones intimistas o descriptivas o narrativas alejadas de lo social como toma de postura.

El hecho de que me gusten poetas comprometidos como Blas de Otero, Celaya, León Felipe, M. Hernández o el mismo F. G. Lorca,  no significa que considere imprescindible el compromiso social o político militante para hacer poesía. Ellos supieron utilizar la herramienta del verso para la denuncia y la reivindicación sin caer en la apología ideológica. Es algo muy difícil de hacer y reservado a pocas personas, pienso.

6.- ¿Qué autores han influido en tu obra, e incluso en la propia vida?

La obra de todos los autores a los que me he acercado creo que ha ido conformando mi mundo literario, mi forma de expresión, el estilo. Ellos me han dado, si no los ojos, sí la mirada. De todos modos, la postura “filosófica” ante el mundo, creo que quedó muy marcada con el llamado teatro del absurdo y su preocupación angustiosa por explorar los espacios de la comunicación verbal. Sufrí ese desgarro de Samuel Beckett en su Esperando a Godot o Final de Partida, de Ionesco en sus personajes en busca de autor. Me inquietaron los planteamientos de Bertolt Brecht y me poseyeron las ideas de Albert Camus en obras como Los Justos. En algunas de estas obras participé actuando, otras las vi representadas o las leí, pero todas me dejaron huella. Luego, descubrí, admiré y amé ya para siempre el teatro clásico español, entre los que destaco a Lope de Vega.

Es curioso como casi todos mis autores son dramaturgos. Pero así fue. A la lista llegan personajes como Cervantes, García Lorca, Pablo Neruda, Constantino Kavafis… En fin, autores heterogéneos que creo han ido llenando mi saco de experiencias y de los que, indudablemente, aprendo.

7.- ¿Qué libros no pudiste nunca terminar de leer?

Han sido pocos, pero los ha habido. En este momento se me vienen a la cabeza los desafortunados intentos del Ulises de James Joyce y de En busca del tiempo perdido de Marcel Proust. .

8.- ¿Cuál es el último libro que has leído?

El último libro que compré y leí de poesía es una obra publicada hace algún tiempo de Antonio Colinas, titulada Tiempo y abismo.

9.- ¿Qué libro estás leyendo ahora?

Ahora, siempre, tengo el Quijote como lectura. Aparte de esta obra, estoy releyendo las Memorias de Adriano de Marguerite Yourcenar y tengo sin acabar de leer Ensayo sobre la lucidez de Saramago. También leo, poco a poco, Esta Luz, de Antonio Gamoneda.

 10.- ¿Qué opinas de actual tendencia poética en España?

Siento decirte que desconozco todo sobre tendencias en España y en el mundo. Tampoco me interesa demasiado. Estoy convencido de que el escritor se hace al margen de las llamadas tendencias, definiciones más o menos acertadas para hablar de grupos de escritores que comparten tiempo e historia. Tal vez sea útil para la Literatura y el estudio de las obras literarias, pero no para escribir aquí y ahora.

11.- ¿Qué otras artes están más ligadas a tu poesía?

Sin duda, la música. Pero es algo que creo válido para toda la poesía. Ni que decir tiene que no será necesario explicar demasiado el porqué. De cualquier modo, la poesía casa bien con cualquier tipo de arte e incluso se complementa, tal y como he podido apreciar muy recientemente en la exposición con el título Visión del frío sobre Antonio Gamoneda celebrada en el palacio de Botines de León, en la cual los textos de Gamoneda se podían ver interpretados en forma de cuadros o esculturas, en una explicación maravillosa de unos sobre los otros y viceversa.

12.- ¿Qué opinas de la difusión de la poesía en la red?

Estoy asombrado. La red es un espacio en el que cabe todo y de todo. Es un portal útil para conocer y probar. Pero, al final, se impone la elección selectiva de los espacios de calidad. En esta gigantesca criba virtual va quedando, poco a poco, lo que merece la pena y desapareciendo lo que no responda a criterios de calidad. He de confesar que, a menudo, recurro a la red para buscar información que tengo en mi librería, pero que no podría contrastar de manera inmediata. La red posibilita acceder a la obra escrita, a las críticas, las opiniones y obtener muchos datos significativos.

13.- Un poema tuyo

Os dejo unos versos sobre el tema del paso del tiempo, el que nos pasa por fuera y nos pasa por dentro. No tenía título, pero bien podría titularse Espejo.

Espejo.

Y hoy me vi mayor,
como agotado
por una pena inmensa
arrugada en la frente abierta;
y el corazón lo sentí más grande
machacando
sueños podridos en su sangre roja.
Y una duda perdida
en un rictus de sonrisa
quedó prendida al espejo.
Y una ilusión no nació
cuando ligera
una lágrima rodó por la mejilla
en última caricia…