Selección de poemas Grupo Alaire

SABERTE ME RESULTA INEVITABLE   (Rafael Calle)

No podrás entender mi pensamiento
porque ni yo consigo descifrarme.

Soy una dicotómica manía,
seguramente tonta;
se asusta cuando hablan de cariño
y sin embargo vive pensando en abrazarse.

Yo persigo la esencia evolutiva
al borde complicado
de la duda indudable.

Así, mi lado diestro me asegura
que sólo me equivoco cuando afirmo.
… que siempre va mejor
si decido callarme.

Tú representas el sentir celoso
de la mente que rula en la edad vigorosa,
la condición de hembra insospechada.
Alas de intermitencia
del ave disconforme
(con la banalidad)
que anida en territorio de los ángeles.

Yo vengo del humano desastroso
con los sueños que piden un milagro;
tú caminas la senda de las hadas.
Indemnes todavía tus sueños primordiales.

Estar en libertad comprometido
es la fe del experto en retiradas.
Una doctrina de perfil hipnótico
prisionera en el templo donde reza el cobarde.

Yo lo sé.
Pero existes.
Y lo sé.
Saberte me resulta inevitable.

GIRAMUNDOS (J.J.M.Ferreiro)

Gira la tarde
y se incendia en tu vientre.
Giran el polvo y la acidez del limonero.
Giran tus ojos verdes en la celda de las voces
de las muchachas amarillas
en sus vestidos apretados.
Da vueltas el Otoño
sobre las nalgas de otro siglo.

Giran y vuelan
las velas en las naves,
el motor de los vientos
las hojas de la piel
… tus serpentinas.
Giran los tiempos de los vinos
en tus labios de almendra.
Gimen todas las voces en tu frente.
Da vueltas la premura de tu tacto
en el rescoldo de mis dedos.
Golpea la pasión
al borde de tus muslos.
Giran las casas y sus cosas,
la mansedumbre de tu nombre,
el tigre del olvido.
Giran los vendavales de las almas,
la lluvia toda; todo el hielo.
Dan vueltas los terrenos del animal oscuro,
sus minerales,
sus dientes en cuchillo.
Giran los paladares en sus cielos de azúcar,
las ciudad en sus goznes de ceniza,
los mares en la boca de los peces.
Gira la flor solar
y se desvirga por los campos.
Giran los astros en su origen;
la pira de sus médulas.
Danzan los esqueletos de los dioses
en esta tarde
que se detiene al fin
y cabecea muy cansada
sobre las sombras aún calientes.

EL MIEDO (Benjamín León)

El miedo está en los ojos:
en el rincón del iris que se avienta
y muere por la noche.
Los niños ya se esconden bajo el puente,
el cuerpo de la sombra
abre su llanto hermoso ante el silencio
y elige su temblar oscuro.
Las alas de la muerte se avecinan
y con la bruma envuelven mi abandono
para esculpir el miedo.
Sujeto el llanto entonces
y caigo en el dolor de mis carencias;
lleno la voz de muertos que se nombran
y escribo en la tiniebla de los ojos
para nacer de nuevo.
Las faunas se aproximan,
surgen gemidos hondos en la calle:
de pueblos que se extinguen,
de hermanos cuyos cauces exiliaran,
de mis pequeños hijos extirpados
y echados a los ríos.
El miedo está en la gente y en sus días,
en el dolor del mundo que amanece
y en la expresión de un dios que va muriendo.

LAS FRONTERAS  (Sara Castelar)

Cayeron de mi pecho nubes rojas
conteniendo la forma del olvido
y todas las suturas de la sangre.

Sobre la voz llovieron continentes
como soldados de tristeza estéril
y se manchó la música en los labios
de la nación sin nombre,
en mi pequeño corazón de tierra.

Te hablo desde las fronteras sordas
que siempre anuncian vida
en este lado opuesto de los ojos
y sucedes despacio
como sucede el cielo sobre el mundo.

¿Qué palabra sostiene el porvenir
de nuestro hogar sin patria?

Me exilio de los pájaros del hambre
donde se forja el odio
y me sumo a los años de tu espalda
en añoranza impropia de los vivos,
la eternidad es vid de camposanto.

Al Mariyya. Espejo del Mar  (Alonso de Molina)

Forjada en tres culturas, tres raíces,
un ave se colgó de los misterios
versado en los arcanos que ocultaba
el árbol cardinal de sus cimientos.

Una luz en su eje milenario
como alzado en un cuadro de acuarelas
precedía en el rumbo de los sueños
esa cota de piedra complaciente
adherida a la crónica del mundo

Una imprecisa sensación de gozo
mantiene en sus aristas con prudencia
el fascinante enigma de un contraste
sostenido en la calma del paisaje.
Ese trozo de piel que nos regala
persevera envolviéndonos selectos,
desde los pies al interior del pecho
de armonía en su entrega ilimitada
con un pacto de hechizo permanente.

De arena viste intrínsecos secretos;
las sales son sus aguas, sus montañas
serenas coronando la memoria
de su mar, de su gente de sus huellas

ÁRBOLES (Pilar Iglesias de la Torre)

Parece imposible, pero hay árboles
que se acuestan con el lomo retorcido
y no por ello dejan de existir.

…..Por más que el alacrán
inyecte su ponzoña
o, el escalpelo diseñe labios en la piel…….Por más
que se urdan cacerías
apuñalando contrafuertes
o se intente encarcelar
la insurrección,
encontramos pilares integrados
por el diccionario de la ética
inmunes al pretexto, irreductibles
jinetes de palabra.

Y, aunque concluya erróneamente la perfidia,
que todo el mundo tiene un precio
y se puede corromper
con óxido el acero…….yo he visto
surgir los todavías
en antítesis clara de derrota
y grabar el simbolismo en escarlata
sobre vetas de diamante,
cuando presagiaban pitonisas,
ceniza en las ideas.

Si hay, si existe un ábaco
que cohesione los preámbulos,
buscadle en la cubierta malherido, mas
de sílex en el centro,
como sucinto enrejado de constancia,
cuyo pulso apuntala sobre sí,
los puntos cardinales de la brújula.

…..Por eso, lejos del vestíbulo
que lixivia el extravío,
hay troncos cincelados
aún en férrea erosión por los murciélagos,
que crecen en la noche, nodrizas del instinto.

RETIRADA (Jerónimo Muñoz)

Ya no queda ni un eco en este páramo
desde que se ha nublado el cántico del viento
y la desidia oprime los arbustos marchitos.
El débil resplandor que se aminora
anuncia cesaciones, desenlaces bermejos,
humillación de espacios, cosecha de confines,
caducidad de límites que ya no ciñen aire
(fronteras de la nada y sus neblinas).
Recuerdo las perpetuas mañanas transparentes
en las que los jilgueros volaban atrevidos
detrás de sus arpegios de vapor y de vértigo.
Recuerdo aquellos cielos, remotos y teóricos,
cuyas iras mezquinas no lograban tachar
las risas de los labios húmedos y accesibles.
Y recuerdo las lluvias, los fermentos amargos,
la dulzura insolente, las llamas respiradas.
Ahora me encamino con sosiego hacia las nubes,
hacia la fresca sombra de los astros.
Renuncio a la engañosa eternidad, a sus canciones,
a sus brillantes luces de hojalata;
renuncio a cualquier voz que no sea pura,
al estruendo falaz del fluido sucio,
al sonido discorde de las carnes vehementes.
Sólo quiero encontrar un pecho o flor,
un residuo, un vestigio, una reliquia
de sangre inmaculada.

UNA VIDA SIN TI  (Luis Oroz)

Estábamos dispuestos a querernos
para toda una muerte…
yo pensaba en la cara que pondrías
cuando vieras las cosas que te escribo,
cuando sintieras en tu propia carne
el látigo amarillo del silencio.

El tiempo puso nombre a los extraños
y aprendimos a vernos
con la invidente claridad del loco,
descubrimos el ámbar de las cosas
que no se pierden porque nunca han sido,
la cruda realidad de lo irreal
en la fingida eternidad de un verso.
Así nos conocimos…
quizá hasta el punto de sentirnos uno
y desandar el sueño de los tristes.

Aquella dualidad definitiva
ha mordido mis dedos.

No hay espejos que pongan en la cara
la soledad que crece en los paréntesis
de una vida sin ti,
y hay heridas que vierten la costumbre
de no ser escuchado.

Así es la soledad cuando comparte
la emoción de una risa que no existe,
así muere un poeta…
por eso ha de quererse locamente
para toda la vida.