acné es una inflamación crónica del folículo pilosebáceo condicionada por la obstrucción del mismo. Afecta a un gran número de personas (aproximadamente al 80%), y es muy importante, pues puede ocasionar secuelas como cicatrices, repercusiones psicológicas, etc…
Se localiza en la cara (Fig. 1), la espalda (Fig. 2) y el pecho. Se suele acompañar de grasa o caspa en el cuero cabelludo. Afecta principalmente a las personas jóvenes, y suele agravarse en el otoño e invierno.
Se inicia en la pubertad al comenzar a actuar las hormonas sexuales andrógenos que desarrollan las glándulas sebáceas y el vello, con tendencia a desaparecer espontáneamente alrededor de los 20-25 años.
Su mecanismo de acción es por acúmulo anormal de queratina en el poro folicular junto con hiperproducción de sebo que está alterado, que origina comedones o espinillas, y por influencia de gérmenes como el Propionibacterium acnes motivan descomposición de los lípidos del sebo con inflamación ,“granos de pus y quistes”.
Entre los factores condicionantes tenemos: antecedentes en familiares próximos, empeora en la menstruación o regla femenina, y seguramente influyen ciertos alimentos grasos. Mejora en verano, y se agrava en medios laborales con exceso de aceite, mucho calor, abundante sudoración y roce.
Asimismo van mal los cosméticos grasos y ciertos maquillajes para taparse los granos. Son importantes los factores psicológicos como la depresión, la ansiedad y el stress que exacerban el acné al aumentar la producción de hormonas corticosteroides.
Al presentarse en la etapa puberal cuando más se tiende a valorar la propia imagen y a mostrar un buen aspecto hacia los demás, hace que repercuta negativamente en una personalidad en formación, por lo cual no deben sobrevalorarse las lesiones, aceptándolo como algo propio de la edad que seguro se superará, y no por mirarse contínuamente al espejo y entristecerse se soluciona antes.
No influye la sexualidad, lo que ocurre es que coinciden desarrollo sexual y acné.
El acné no es contagioso y no se transmite de una persona a otra. La higiene será rigurosa con algún jabón dermatológico y agua caliente, y es favorable el ejercicio físico, el sol, y la dieta alimenticia sana. Se aconseja evitar la obesidad, y no está demostrada la influencia de los alimentos, pero conviene no abusar de chocolate ni de alimentos muy grasosos. No tocarse o manipularse los granos pues empeorarán y pueden dejar cicatrices. Utilizar cosméticos exentos de aceites.
El tratamiento debe ser llevado por médicos y respetarse para lograr controlar la enfermedad. Según su intensidad se darán tratamientos por vía oral o local, como peróxido de benzoilo o adapaleno tópico, y a veces pueden irritar por ser secantes. Hay que aceptar el tratamiento del acné y seguirlo bastante tiempo, pues la mejoría se consigue de forma lenta y puede durar varios años. Normalmente en los casos moderados se recurrre a antibióticos orales como las tetraciclinas, a dosis bajas durante mucho tiempo. En las mujeres son útiles los anticonceptivos con Ciproterona por su efecto antiandrógeno.
En los casos más graves o persistentes con nódulos y quistes, con peligro de mala cicatrización es muy eficaz la isotretinoína a dosis de 0’5 mg/kg de peso durante seis meses. Las secuelas siempre tienen soluciones de cirugía estética. Cuando persiste después de los 25 años puede deberse a trastornos hormonales, alimenticios, psicológicos, uso de cosméticos inadecuados u otros desconocidos. Ciertos medicamentos como los corticoides producen acné. Existe un tipo de acné estival o acné Mallorca, agravado por el calor y el exceso de humedad y sudoración. Es conveniente seguir controles dermatologicos periódicos en las etapas de empeoramiento del acné.
Dr. Javier Gutiérrez de la peña. Dermatólogo nº 0703350
Dermatología y vereneología
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