¿Qué es la musicoterapia?
– Es una terapia no verbal que utiliza la base córporo – sonoro – musical como medio o elemento clave en su abordaje, tendente a abrir canales de comunicación, logrando a través de los mismos un proceso de crecimiento, el cual favorece la adaptación social, optimizando la calidad de vida.
¿Quién puede recibir tratamiento musicoterapeutico?
– El campo de acción es muy amplio, desde estimulación temprana hasta pacientes adultos, personas portadoras de diferentes patologías como ser discapacidad motriz, mental, multidiscapacidad, trastornos neurológicos, autismo, psicosis, alzheimer, etc.
¿Las sesiones se realizan en forma individual?
– Los tratamientos se plantean según previa entrevista y evaluación del paciente. Allí se organizan los objetivos y el plan de acción. Si fuera posible y conveniente se integraría al paciente a un grupo de musicoterapia.
¿Cuál es el instrumental que se utiliza?
– Todo elemento capaz de producir sonido o que produzca movimiento que se pueda vivenciar como medio de comunicación, es utilizado en musicoterapia. La música y sus elementos. El silencio.
Instrumentos musicales de simple manejo y buena potencia sonora, que tiendan a la expansión y no a la introversión. El cuerpo humano como productor básico sonoro (voz, palma, zapateos), material electrónico, creaciones instrumentales, etc.
¿Cómo se utilizan las canciones?
– Tenemos en cuenta que cada tratamiento es personalizado, cada terapeuta en el vínculo que forma junto al paciente, sus preferencias, necesidades y rechazos, dan lugar al abordaje a realizar. La música es uno de los recursos con los que el musicoterapeuta se desempeña, la meta de la musicoterapia es el proceso de expresarse, comunicarse y socializarse a través de la música y sus elementos de forma terapéutica. El tema de las canciones es muy amplio, pero podemos enumerar características como ser: canciones de presentación (nombrando al o los pacientes), integradoras, como elemento principal (por ejemplo, trabajando el esquema corporal), secundario (para relajación), de cierre…
Lo más importante para trabajar en musicoterapia es que quien aborde a un paciente sea un musicoterapeuta, el cual está especializado en la materia, para realizar un proceso terapéutico profesional.
Mi experiencia como musicoterapeuta me ha llevado a la conclusión que la base córporo–sonoro–musical y lo que ella encierra es una clave primordial en el abordaje.
Sabemos que los objetivos y actividades a desarrollar dependen exclusivamente de cada paciente en particular y el vínculo que forma con el terapeuta.
Tenemos que abrir la mirada y poder comprender que, por ejemplo Felipe, no es sólo la historia clínica nº x. Sí, Felipe es portador de una enfermedad que se denomina parálisis cerebral, tiene hipertonía, tiene amigos, una sonrisa hermosa, le gusta la música, se enoja cuando se encapricha. Tiene como xxx años (es muy coqueto)…
Felipe es como cada uno de nosotros, con nuestras falencias (en algunos aspectos él tiene más) y nuestras “perfecciones” (en algunos aspectos, también él tiene más).
Veamos un ejemplo del abordaje musicoterapéutico.
Primero, el vínculo: nos fuimos conociendo a través de la mirada y mi palabra. Sí, la musicoterapia utiliza el lenguaje no verbal, pero si se necesita, como era el caso; donde fue imprescindible codificar y darle un significado a lo que decía, la palabra está. Con sus melodías, cadencias, ritmos… La cual acompañé con el cuerpo… Prestar el cuerpo para el hacer, prestarlo para el juego. Éste es tan importante como cualquier otra herramienta; a partir de allí, el vínculo fue más fluido.
De los juegos que realizamos (individuales y grupales), muchos fueron vivencias rítmicas sobre su cuerpo, para el reconocimiento de su esquema corporal. Movilizaciones y coordinación tratando de tocar algún instrumento con apoyo…
Es importante recalcar que no todas las melodías y estímulos rítmicos sirven para trabajar, hay melodías que tienden a la movilidad y otras a la pasividad, pero no todas surten el mismo efecto, con Felipe se ha utilizado muchas veces música lenta, de ritmos simples, con pocas variaciones tonales, monótonas; para favorecer la relajación y ampliar los movimientos; pero también se ha utilizado música rítmica, que le gusta a él, alentándolo y motivándolo favoreciendo la autoestima.
Ejercicios de respiración, ubicándome detrás de él, sentir mi respiración y la suya…
Juegos frente al espejo, ampliando su expresión gestual para mejorar la comunicación. Juegos vocálicos y sonoros variándolos según las circunstancias, grabándolos, escuchándolos… Ampliar la capacidad receptiva a partir de la vivencia de estímulos sensoriales, enriqueciendo la interacción y capacidades vinculares, etc.
Fueron muchos años de tratamiento, en los cuales los objetivos fueron variando, pero el principal se mantuvo:
Mejorar su canal de comunicación, liberar y encauzar el movimiento apuntando a ampliar el vínculo con el otro, la relación con el medio y mejorar su calidad de vida, favoreciendo de esta manera la socialización.
Gabriela Guaglione. Músico terapeuta
MUSICOTERAPIA
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