Los topos

¿A dónde Huirás, Caín, postrer Caín?

Hijos de la ira de Damaso Alonso
Hijos de la ira de Damaso Alonso

Huyes contra las sombras huyendo de las sombras,
Huyes
Cual quisieras huir de tu recuerdo,
Pero cómo asesinar al recuerdo,
Si es la bestia que ulula a un tiempo mismo
Desde toda la redondez del horizonte…?

Dámaso Alonso.
Hijos de la ira.

 

 

los artistas que siguieron en España vivieron un exilio interior
los artistas que siguieron en
España vivieron un exilio interior

En el ahora aséptico, intentamos hacer Memoria de una parte de nosotros con tantos agujeros negros de pintoresquismo, que los nietos del desencanto retrotraen la realidad de un pasado próximo a límites lejanos de casacas.
La pasión por la memoria nos hace ser espectadores de la problemática de los olvidos teñidos de nostalgia.
Hoy rescato un libro desvencijado por el tiempo y la mala encuadernación; un libro de letra prieta que estremece: Los topos.
Jesús Torbado y Manuel Leguineche hacen del periodismo el oficio más demócrata porque dan la voz a los otros, a los “topos”; dan la voz de forma tan directa, que resuena en los oídos.

Leyendo las horas de conversación con estos hombres y mujeres, la guerra visceral cobra una imagen inesperada y atroz: toda España en irracional amok.
Para comprender este libro hay que detenerse a pensar en los mecanismos del terror desde todos sus ángulos, desde todas las Españas…

Los Topos de Jesús Torbado y Manuel Leguineche
Los Topos de Jesús Torbado
y Manuel Leguineche

La memoria actual es un collage, una reorganización de imágenes del pasado donde se tapan heridas a base de conmemoraciones.
Tendríamos que preguntarnos qué significa para nuestros jóvenes eso de “exilio interior”, o qué fueron los “maquis”; y una pregunta más,
qué significa para ellos que España se bañara en sangre a partir del 36 sin tregua.
En estos tiempos que corren nos deleitamos con esta amnesia crónica, con la
memoria-fetiche objetivada y cómoda,
y nuestros jóvenes se asientan en esa desmemoria cultivada.
Cuando hacemos uso de la memoria reflexiva nos adentramos en un camino pantanoso donde nuestra historia o nuestras historias caen en la nostalgia; se pierden entre testimonios residuales y enfermos; se amortajan con pactos de olvido…
Y el fantasma que recorre nuestra tierra ya no tiene rostro.

Un largo cadáver histórico, nos revuelve el entendimiento y por mucho que queramos no ser lo que fuimos, ahí tenemos muestras de ambas españas sin nombre, amontonadas
en fosas comunes.

Incendio provocado sobre la Iglesia de San Francisco de Borja
Incendio provocado sobre la Iglesia
de San Francisco de Borja

Los topos, con esa manera de sobrevivir a toda costa, con ese miedo que les envenenó días y días, nos demuestran que no está todo dicho, que la historia es lo que queremos ver y la criba es un arte de la memoria.
Tras tres décadas escondidos, haciendo de sus huecos membranas vitelinas, nos descubren sus mundos, con recuerdos que son como si hubieran dormido todo ese tiempo y despertaran con la amnistía del 69.
Hay un vacío de tiempo, que ha hecho de cada agujero de topo una puerta hacia el delirio personal de miedos, rencores, pero sobre todo de vida.
La España necrófaga que les vio reaparecer los infravaloraba con la denominación de “tontos de a pie”, o subrayando la inutilidad de su resistencia.
Habían aparecido varios “muertos” del 39.

La Historia nos espera escondida tras las palabras de doble fondo, tras las palabras mudas, tras un cambio generacional…
No dejemos que nos engulla la memoria, a fuerza de olvidos mal curados.