¡ Ya estamos de vuelta! Se acabó el verano y con él los días largos, la vida sin horarios y el placer que supone el poder relajarse en todos los sentidos.
Y es que cuando se acaban las vacaciones nos llenamos la vida de buenos propósitos… dejar de fumar si se continua en el intento, empezar a realizar algo de ejercicio físico y como no… intentar perder esos kilos de más que el verano se ha encargado de dejarnos como recuerdo.
Lo primero que debemos tener en cuenta cuando queremos adelgazar unos kilos es consultar con un profesional especializado en nutrición. Él será mejor que nadie quien nos pueda asesorar y preparar un plan de alimentación saludable, adecuado a nuestras características particulares. Es importante recordar que no hay que dejarse llevar en ningún caso por las famosas “dietas milagro”, que prometen adelgazar rápido y con la ley del mínimo esfuerzo. Este tipo de dietas nunca conducen a fines positivos, produciendo pérdidas de agua y masa muscular pero no de grasa, que es lo que realmente interesa.
La pérdida de peso debe ser lenta, y siempre acompañada de ejercicio físico moderado, es decir, poco intenso pero sostenido en el tiempo. De nada sirve hacer “ dieta” a corto plazo o por temporadas y no plantearse un cambio de hábitos alimentarios a largo plazo, que son los que nos van a permitir mantener el peso que hayamos podido perder y no estar fluctuando constantemente.
Se deben distribuir los alimentos en cinco comidas y controlar las cantidades y ajustándolas a la actividad física que vayamos a realizar. Es muy importante también la calidad de los alimentos que vamos a ingerir, es decir, debemos elegirlos bajos en grasas y también en azúcares.
Lo ideal sería elegir lácteos bajos en grasa, carnes magras, aumentar el consumo semanal de pescado y legumbres, aceite de oliva como grasa de elección y sobre todo descartar embutidos grasos, salsas y todo tipo de productos de bollería y pastelería industrial.
Tampoco podemos olvidarnos de la forma en que cocinamos los alimentos, es decir, la cocina diaria debe ser sencilla, con pocas grasas añadidas como cocinar al horno, papillote, vapor, plancha etc y evitar al máximo todo lo que son fritos, empanados, rebozados, estofados y guisos.
Cualquier cambio requiere un esfuerzo, si uno es constante siempre acaba consiguiendo el éxito, es decir, lo que se ha propuesto.
Y para terminar, os voy a dar una receta facilísima para que la podáis preparar en vuestra casa:
Ensalada con frutos de otoño
Ingredientes:
• 1 manojo o bolsa de canónigos.
• 1/2 lechuga.
• 1 o 2 naranjas.
• 1 granada pelada.
• 30 g nueces.
Para el aliño:
• El zumo de una naranja grande.
• 3 o 4 cucharadas soperas de aceite de oliva.
• 1 cucharada pequeña de miel.
• Hojas de albahaca fresca troceadas.
• Pimienta negra ( mejor molida al momento)
• Sal.
Preparación:
En una ensaladera, mezclamos la lechuga cortada en tiras muy finas, los canónigos, las nueces, los granos de granada y las naranjas troceadas junto con el jugo que hayan soltado.
Finalmente, lo aliñamos todo con la preparación anterior y servimos.
Nota:
Se puede preparar el aliño el día anterior para que nos quede más aromático.
Fanny Pons Nicolau
Farmacéutica Especialista en Educación Nutricional.
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