Hay una pregunta que cada vez me cuesta más contestar. ¿Qué es ayurveda?
A medida que averiguo más cosas sobre esta ciencia milenaria más me doy cuenta de lo poco que he aprendido en relación a todo lo que ayurveda abarca. Si tuviera que resumir lo que entiendo de ayurveda en una sola definición diría que es una forma de observar y entender la vida. Es ahí en donde encuentro la mayor difi- cultad para expresarme.
La práctica de ayurveda proporciona, progresivamente, un enfoque muy distinto de la manera de razonar del pensamiento racional-realista occidental en el que fui educado. Aprender a pensar en ayurveda supone utilizar la lógica metódicamente sin presuponer nada ni saltarse ningún paso. Al principio parece un modo demasiado simple pero, poco a poco, despliega ante nosotros matices intermedios (que comúnmente pasamos por alto) que nos abocan a comprensiones más ricas en realismo.
Desde esta perspectiva, ayurveda no le pertenece a nadie en concreto. Es patrimonio del conocimiento humano. Ayurveda es la sabiduría innata que se revela en el entendimiento humano cuando convive con la naturaleza, cuando vive de acuerdo al propio ritmo que la naturaleza dicta, cuando obedece fielmente a su madre. Se dice que ayurveda es la capacidad de entender la ley por la que se rige la naturaleza, donde naturaleza y universo son lo mismo.
La palabra “Indio” puede interpretarse como aquel que vive de acuerdo a esa ley. Si observamos a los pueblos del planeta veremos mejor este concepto. “Indios” son pues (o lo fueron), los aborígenes australianos, los pieles rojas americanos, los pobladores del altiplano, los habitantes del amazonas, los esquimales, algunos pueblos de África, etc… Resulta curioso que el origen de la palabra indio surgiera para denominar a los pueblos del valle del Indo de dónde nace la palabra India que, en castellano anti- guo quiere decir abundancia.
Esta introducción pretende llamar la atención sobre un detalle que nos ayudará a diferenciar con claridad lo que es ayurveda en sí mismo: La sabiduría real de la naturaleza, independiente de quién la observa (en este caso, carecería de nombre), de la expresión que de dicha sabiduría transmitieron los antiguos sabios de la India en forma de ciencia tradicional.
Si entendemos ayurveda como algo diferente de nuestra propia naturaleza podemos caer en el snobismo de aceptarlo como una moda que puede estar bien probar, pero difícilmente conseguiremos integrar lo entendido y nos perderemos la posibilidad de transformación profunda que ayurveda nos ofrece. Pero si la aceptamos como la esencia misma de nuestra propia sabiduría natural, entonces, la perspectiva se volverá novedosa.
AGNI – COMBUSTIÓN
Cada vez estoy más agradecido a los años que pasé como técnico en reparación de quemadores de caldera a gasoil. Los conocimientos adquiridos en combustión y termodinámica me facilitaron considerablemente la comprensión del fundamento básico de ayurveda: Agni, el dios del fuego.
Según mi modo de entenderlo, todo está gobernado por la ley de agni. Agni es el proceso de combustión en sí mismo. Todo el universo se comporta de acuerdo a agni. El sol es agni (un proceso de combustión termonuclear). La vida es agni.
En toda combustión intervienen tres principios energéticos; combustible, ignición y comburente. El rendimiento óptimo de la combustión depende de la interacción de estos tres principios, según en qué proporción participen del proceso. En nosotros, el asunto funciona igual. Nuestra vida, lo que hace que estemos vivos, es agni. Y las tres fuerzas que lo componen son eso que ayurveda llama “doshas”: Vata (comburente o aire), Pitta (ignición o fuego) y kapha (aporte de nutrientes o agua).
Ayurveda nos plantea con la ley de agni el hecho de que nada en el universo se encuentra en equilibrio estable, dado que supondría la ausencia de movimiento y por tanto la imposibilidad de interacción de los doshas.
Como resultado, agni no existiría y el universo tampoco. De esto se deduce que no nacemos en un estado de equilibrio y sí con una tendencia a la fluctuación de nuestro proceso de combustión, heredada de nuestros antepasados. A esta “memoria” otras ciencias la llaman genética.
Dosha quiere decir: algo que tiende a la acumulación. Es la acumulación de uno, dos o los tres doshas lo que desequilibra agni y, cuando no lo contrarrestamos, acaba por enfermarnos.
Podríamos decir que ayurveda se encarga de ajustar nuestro proceso de combus- tión, y que un terapeuta ayurvédico es algo así como un mecánico de seres humanos.
Claro está, que en nosotros el proceso es algo más complejo si tenemos en cuenta que agni no sólo se encarga del proceso físico. La misma ley de agni regula el proceso mental. Pero de eso hablaremos otro día.
AMA – TOXICIDAD
Mientras agni tiene suficiente fuerza y sus procesos permanecen en equilibrio rela- tivo, nuestro organismo permanece sano. Pero cuando los doshas desequilibran agni, la digestión falla. Al no producirse la absorción de nutrientes de un modo completo, diversos residuos alimenticios se estancan en nuestro tracto digestivo y, como todos sabemos, la materia orgánica encerrada en un lugar oscuro y húmedo se descompone y fermenta. Este es el concepto de Ama. El conjunto de toxicidad de circula por nuestro cuerpo, amenazando a aquellos tejidos con insu- ficiencia inmunológica con el proceso de la enfermedad.
Para ayurveda, la acumulación de ama es la causa de todas las alteraciones de la salud con un origen endógeno. Un agni fuerte y estable nos asegura la debilitación de ama, porque tiene la capacidad de quemarlo.
Esta idea de interrelación agni-ama nos servirá para entender también la salud del agni mental y su particular acumulación de toxicidad en el pensamiento. Según ayurveda, toda alteración del agni mental se refleja en el agni físico y viceversa.
Comprender las pautas básicas de ayurveda puede servirnos de ayuda para tomar responsabilidad sobre nuestra salud, sobre todo a nivel preventivo.
El sol se consume a sí mismo. La vida tiene el tiempo contado. Regular nuestro ritmo de agni es devolverle a nuestra naturaleza su cadencia real. Un fascinante reto para el ser humano y su frenética carrera hacia el decaimiento.
No quisiera despedirme sin compartir con vosotros el máximo deseo de ayurveda:
Que todo el mundo esté sano.
Que todo el mundo sea feliz.
Que no falte la armonía aquí,
ni en ninguna parte.
BHAVATU HANTIHI.
(Todo lo nacido a la existencia, permanezca en paz).
EN ESTE TIEMPO….
Como ayurveda se basa en el sentido común, para este tiempo en el que se acercan las fiestas de navidad, no sería demasiado conveniente hacer ningún sobreesfuerzo. Integrar las celebraciones con los demás también forma parte de la salud. No obstante, si queremos reducir la influencia vata-kapha (viento-agua) de estos días, ayurveda aconseja:
Para Vata:
Evitar las sustancias secantes. Sobre todo con sabores amargo y astringente. (Tostadas, galletas, café, té, etc.). Hidratar convenientemente el colon con bebidas calientes. (Infusiones, sopas, ete.). Proteger al organismo de las inclemencias del tiempo. Podemos aplicar aceite caliente de sésamo media hora antes de la ducha.
Para Pitta:
Esta es la época feliz para este dosha, después de su manifestación veraniega. Se encuentra apaciguado y ahora no son necesarias medidas genéricas, (excepto en caso de enfermedad).
Para Kapha:
Es su tiempo de acumulación. La clave para gobernar este dosha reside en regular la producción de agua salada en el estómago, de la que depende la densidad de toda la mucosa del cuerpo. Reducir las sustancias dulces y saladas (sobre todo juntas) en las primeras horas del día y después de la puesta del sol. En estos momentos la fuerza de agni es menor y un exceso de pesadez en la digestión favorecerá la formación de ama. Los lácteos, sobre todo el queso, son las sustancias que mayor producción de tejidos y desechos kapha producen. Un ejercicio aeróbico regular nos ayudará a mantener los pulmones despejados de flema. No se recomienda la aplicación de aceites para este dosha.
Texto:
Fernando Sarto.
Profesor de Ayurveda.
http://www.fernandosarto.com/