A modo de “aperitivo”, ahí tienen ustedes seleccionadas algunas de las innumerables citas históricas que hacen referencia a las bondades de las conductas amoroso-sexuales.
“Lo malo del amor es que muchos lo confunden con la gastritis y cuando ya se han curado descubren que se han casado” (Groucho Marx). “El amor es saludable: vuelve sutil a la persona más ruda” (Arcipreste de Hita).”El amor no tiene cura, pero es el único remedio contra todos los males” (Leonard Cohen). “Puede que el sexo no alargue la vida, pero la abstinencia la hace eterna” (Jane Birkin). “El día en que lea que el sexo es malo para la salud, dejaré de leer” (W. C. Fields). “Desde que soy adicto al sexo he tenido tres infartos, pero antes tuve seis” (Woody Allen). “No entiendo la religión. ¿Por qué, si el sexo es tan malo para el alma y la salud, sólo se debe practicar con alguien a quien ame? ¿No debería ser al revés?” (Sthephen Hannock). “Para las mujeres el sexo es como un tratamiento de belleza” (Billy Wilder)…
Y así un sinfín de dichos- alguno genial, ¿verdad?- en torno a las propiedades terapéuticas que se derivan del binomio más mágico de nuestra existencia: amorsexo. Si hemos logrado arrancarles una sonrisa, nos alegramos. La risa es una magnífica herramienta seductora al igual que el mejor afrodisíaco.
La actividad sexual ha de mostrado beneficios múltiples sobre la salud. Estos són los más relevantes:
Sobre los cinco sentidos. Durante el coito aumenta el riego sanguíneo en los ojos, están más brillantes. Los contactos sexuales preservan las papilas gustativas. Los movimientos propios del acto sexual intensifican la tensión muscular. Por ello, el sistema nervioso se vuelve selectivo a los estímulos de tipo erótico. Los receptores sensitivos de la piel se muestran más sensibles a las caricias y toleran mejor las sensaciones dolorosas, como una quemadura. El amor favorece la mejor identificación de los tonos amorosos, es decir, agudiza el oído. Con las relaciones sexuales se produce prolactina, se potencian los receptores olfativos del aparato vómero-nasal, responsable de la percepción de las feromonas.
Sobre la piel. El sexo es un tratamiento de belleza. Pruebas científicas han comprobado que cuando la mujer tiene relaciones produce gran cantidad de estrógenos, lo que vuelve el pelo brillante y suave. Hacer el amor suave y relajadamente reduce las posibilidades de sufrir dermatitis y espinillas. El sudor producido limpia los poros.
Menor riesgo de ataques cardíacos. En un estudio británico -de más de 10 años de duración-, los sujetos que te nían acti- vidad sexual tres o más veces por semana, veían reducido a la mitad, su riesgo de morir por un evento coronario en esa década. Otros estudios relacionan las hormonas DHEA (del crecimiento) y testosterona, implicadas en la estimula ción sexual, con un menor riesgo de en fermedad coronaria y con una mayor pro tección tras un ataque cardíaco. Eso podría explicar por qué los médicos insisten en que, en la mayoría de los casos -y siempre tras consultar al cardiólogo-, los pacientes pueden continuar teniendo relaciones sexuales tras sufrir un infarto de miocardio. Los estudios sólo indican una situación desventajosa: la infidelidad sexual. Se ha comprobado que el sexo con una pareja di ferente a la “oficial” aumenta el riesgo cardiaco, probablemente por el estrés y la ansiedad que conlleva.
Control del peso. La actividad se xual quema unas 200 calorías por “se sión”, más o menos las mismas que una carrera de 15 minutos. Por su parte, las con tracciones del coito y el orgasmo implican a los músculos pélvicos, los muslos, glúteos, los brazos, el cuello, el tórax… De hecho, tener relaciones sexuales varias veces por semana reafirma el vientre y las nalgas en la mujer y mejora la postura. Hacer el amor quema todas esas calorías excesivas acumuladas. El sexo es uno de los deportes más seguros… y más divertidos. Fortalece y tonifi- ca casi todos los músculos del cuerpo. Es más agradable que nadar veinte piscinas y ¡no necesitas zapatillas especiales ni gorro! Además de ser un excelente ejercicio aeróbico, esta acti vidad estimula la producción de testoste rona, que mejora la masa muscular y pre viene la osteoporosis.
Protección frente al cáncer. No sólo la relación sexual en pareja tiene be neficios. Según un artículo publicado en el British Journal of Urology, los hombres jóvenes –y de cualquier edad- pueden reducir su riesgo futuro de desarrollar cáncer de próstata simplemente eyaculando cinco veces por sema na. Según los expertos, ésto evitaría la acu mulación de carcinógenos. La protección también se aplica a las mujeres. Parece ser que en aquéllas que nunca han tenido un hijo, el número de orgasmos está inversamente relacionado con el riesgo de cáncer de ma ma. De hecho, a mayor actividad sexual, mayor protección, gracias al aumento de los niveles de oxitocina y de la hormona del crecimiento durante el clímax sexual. Con la promiscuidad, la re lación también es inversa: cuantas más parejas sexuales se tienen, mayor es el riesgo de desarrollar cánceres (de cérvix uterino, anales, peneanos…) relacionados con enfermedades venéreas.
Alivio para el dolor. En los años 70, la sexóloga norteamericana Be verly Whipple identificó el punto G vagi nal como el “conmutador” que iniciaba el orgasmo en las mujeres. A la vez, descu brió uno de los más potentes efectos de la oxitocina: su capacidad para calmar el dolor. Whipple demostró que la presión en el punto G aumenta el umbral del dolor y que, durante el orgasmo, las mujeres pue den tolerar hasta un 110% más de sufri miento físico.
Potenciar las defensas. “Las per sonas que tienen relaciones sexuales una o dos veces por semana tienen unos niveles más altos (un 30% más) de inmunoglobulina A -un anticuerpo que ayuda a combatir las infecciones (resfriados, gripe…)- que las perso nas que no tienen contactos sexuales”, concluía un estudio norteamericano. En este caso, el aumento de la frecuencia no se corres ponde con una mayor protección. Investigado res suecos han descubierto otra propiedad inmunológica de la acti- vidad sexual: la curación más pronta de heridas.
Terapia de rejuvenecimiento. Los expertos en envejecimiento han com probado que, además de ayudar a controlar el peso y aliviar los dolores, la actividad sexual frecuente redunda en un aspecto más joven. “El orgasmo estimula en las mujeres la producción de una hormona que favorece el aspecto juvenil”, se ñala el Dr. David Weeks, del Royal Hospital de Edimburgo (Escocia). Además, durante el orgasmo, se bombea oxígeno a todos los tejidos, lo que mejora la circulación y el flujo de nu trientes a la piel. Por otro lado, una vida sexual satisfactoria estimula las sensaciones de bienestar y autoestima. ¿Y hay algo más atractivo que unos ojos brillantes tras un encuentro sexual feliz? Una vida sexualmente plena ayuda a prevenir enfermedades y frena el envejecimiento. Weeks asegura que las parejas que mantienen relaciones al menos tres veces por semana aparentan tener 10 años menos. El sexo parece ser uno de los mejores rejuvenecedores conocidos hasta el momento. David Weeks, afirma que la apariencia juvenil de las personas depende en un 25% del código genético y el 75% restante de ciertas conductas, entre ellas el sexo.
Prevención de la atrofia vaginal. La abs- tinencia puede conducir a la atrofia vaginal en la menopausia. Como explica el Dr. Santiago Palacios, director del Instituto Palacios de Salud y Medicina de la Mujer, es típica la paciente de mediana edad que lleva varios años sin haber tenido actividad sexual y que declara que el sexo no le interesa. En la exploración, se observa que la abertura de la vagina se ha estrechado y atro- fiado “por falta de uso”. Esta situación puede conducir a la dispareunia, o dolor asociado al coito. Por su parte, la frecuencia orgásmica no sólo mantiene los tejidos vaginales lubricados, sino que aumenta los niveles de estrógenos y ayuda a mantener el tono vital.
Beneficios sobre el psiquismo. Las estadísticas no mienten: Los casados o con pareja estable viven proporcionalmente más años y tienen menor riesgo de depresión que los que lo hacen solos. Los expertos atribu yen parte de estos beneficios a que los pri meros mantienen relaciones sexuales más frecuentemente. Sabemos que la liberación hormonal durante la fase de excitación y de orgasmo alivia la ansiedad y el miedo, lo que permite romper las inhibiciones. Es un “tranquilizante” eficaz y mucho más natural, saludable y seguro que cualquiera de la farmacia. El sexo es una actividad terapéutica para la depresión. Libera endorfinas en el flujo sanguíneo, creando un estado de euforia y generando un profundo sentimiento de bienestar.
La actividad sexual satisfactoria incrementa la autoestima, la seguridad y la autoconfianza. Acerca física y emocionalmente a la otra persona, aspecto clave en la supervivencia de la relación de la pareja. Supone el nivel de comunicación más profundo que tenemos los humanos, donde se desnuda el cuerpo así como el alma, en un acto de ilimitada y mutua confianza. Todo ello hace que las personas que disfrutan de una sexualidad gratificante concilien mejor el sueño, sufran menos tensión neuromuscular y ansiedad, y sean menos vulnerables a la depresión, e incluso, en ciertos casos, al suicidio. El estado amoroso constituye un muy eficaz protector de los procesos depresivos, supone encontrarse constantemente en la posición de ser amado y ser objeto del afecto positivo del otro, al mismo tiempo que se ve confirmado siempre su valor existencial. Una hipótesis de lo expuesto, se basa en que con frecuencia se relaciona el éxito personal con la vida afectivo-sexual.
A la inversa, las parejas que practican escaso o pobre sexo, ven su vida seriamente reducida en calidad, y probablemente, también en cantidad. Experimentan una intensa percepción de frustración. La progresiva incomunicación va empobreciendo y debilitando su confianza, instalándose pensamientos muy negativos y que generan un alto grado de sufrimiento, inseguridad, desconfianza, dudas –“ya no me quiere”, “ya no le gusto”, “debe tener otra historia”, “¿cuándo se volverá a acercar?”, “¿puedo/quiero aguantar así toda la vida?”-. La calidad del sueño se deteriora, pueden aparecer pesadillas, asciende la ansiedad y el estrés, y baja la autoestima. Estadísticamente el riesgo de ruptura es mucho más elevado en las parejas sin muestras efectivas más o menos frecuentes de afecto y sexo. Está pues demostrado, que una vida sexual satisfactoria es un elemento protector determinante de una buena salud mental e incrementa sustancialmente la supervivencia de la pareja.
Texto:
Dr.Joan Mir Pizà.
Médico, Sexólogo, Terapeuta.
Coordinador.
Espai Terapèutic.
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