En la actualidad hay diversas disciplinas terapéuticas que abordan el tema de la salud mediante un trabajo corporal y aunque muchos trabajamos con y desde el cuerpo hay algo común que nos une pero también algo que nos diferencia.
Mi trayectoria personal y profesional me ha llevado a tener una mirada integradora del ser humano, entendiendo que el cuerpo no es solo físico u orgánico, si no que el CUERPO en mayúsculas es aquel que nos incluye; el cuerpo físico, el cuerpo psíquico y emocional, y el cuerpo espiritual. Se podría decir que estamos formados por diferentes cuerpos y depende de donde coloquemos la mirada abarcaremos una profundidad u otra. No trabaja el mismo cuerpo una persona que acude a un gimnasio que una que va a clases de yoga o de baile, como tampoco aquel que acude a una sesión de psicoterapia. Aunque todos trabajamos con el cuerpo, la mirada y el foco de atención son distintos, incluso aquella persona que va a una sesión de psicoterapia corporal también dependerá del enfoque terapéutico del profesional.
Solemos decir que una persona es muy mental cuando todo lo piensa y no le da espacio al sentir, está en la cabeza y si es muy emocional se pierde en el sentir y le cuesta pensar, está en el cuerpo. Esta disociación provoca el vivir en una mitad de nosotros y no desde la unidad.
A veces colocamos fuera de nuestra vista aquellas cosas que nos cuestan asumir, serían las partes ciegas que todos tenemos. Pensamos que lo que no se ve, lo que esta afuera de nuestra conciencia, no existe, ignorando que hay una sabiduría interior que buscara la manera de manifestarse, creando un lenguaje que es la enfermedad. Tanto si es mental como fí- sica, hay unas consecuencias corporales. El cuerpo es el recipiente contenedor que recoge y acoge la unidad del Ser, no hay fronteras divisorias se trasluce en todos los extractos de nuestra personalidad. Todos los cuerpos se comunican entre si, son las defensas que empleamos lo que hace que nos dividamos.
Para mí, trabajar con el cuerpo es sólo un pretexto para buscar la unidad, tener un cuerpo tensionado, desconectado, bloqueado, rígido, con armaduras… es un cuerpo que protesta y una persona que precisa de un espacio donde poder poner a la luz lo guardado o lo que no ha tenido la posibilidad de expresarse.
Las armaduras nos defienden del exterior pero también nos alejan de nosotros mismos, limitándonos el reconocimiento de nuestra identidad y el placer a la vida. Por lo tanto lo ignorado es una fuente de información oculta que podríamos utilizar a favor de nuestro crecimiento y desarrollo personal. El trabajo corporal facilita el descifrar esas partes más ocultas y potenciar aquellas otras más notorias que necesitan reforzarse.
La larga practica intelectual tan valorada contemporáneamente, ha soterrado la memoria de las sensaciones y con el trabajo de expresión se induce al retorno de un contacto mas profundo en donde el Yo pueda manifestarse.
Saber que existe consciente e inconsciente luz y sombra, cuerpo y mente, el no dejarse alumbrar solo por esa bombilla de alto voltaje como puede ser nuestra mente, todo pensado, razonado, comprendido, explicado; hay un saber que esta ligado al cuerpo y un espacio puente que une a la mente y esta traduce en palabras el sentir, no son entes separadas sino forman una unidad.
Y de ahí nace el trabajo corporal integrador de Expresión Corporal, desde una dinámica lúdica se va adentrando en esa conciencia del cuerpo, aprendiendo a re-escuchar, desentumecer, descongelar los músculos, dejar que hablen que fluya la energía y la tonicidad adecuada. Con la Expresión Corporal se agudizan los sentidos y el mundo de las sensaciones encuentra la forma de manifestarse y reconocerse. Se trabaja para que cada zona corporal tenga la oportunidad de ser reconocida y descifrar lo que en ella se guarda (pies, piernas, pelvis, plexo solar, pecho…) Se utiliza el movimiento, el gesto y la espontaneidad para expresarse y comunicarse, salirse de la plástica habitual del corsé que comprime, oprime y reprime la libertad de sentirse reales. Se utiliza la música, la palabra o el silencio como herramientas de apoyo, junto con objetos facilitadores para la expresión o comunicación.
Es un trabajo creativo y se enmarca dentro de la salud, esta dirigido a todas aquellas personas que deseen conocerse mejor y quieran ampliar su bienestar. Cuando se habla de salud emocional a veces se vive con cierto perjuicio, porque las enfermedades denominadas emocionales o mentales, se asocian con la locura o la inestabilidad y todos queremos estar cuerdos y seguros sin darnos cuenta que un exceso de cordura o seguridad también roza la enfermedad, es importante el dejarse sorprender y vivir un cierto riesgo atreviéndose a soltar seguridades que nos impiden el seguir desarrollándonos.
Es necesario que las personas se animen a cuidar su mundo interno, del mismo modo que se realizan analíticas para saber el estado de salud y se acude a revisiones medicas y contribuimos a prepararnos intelectualmente para tener conocimientos… ¿ Por qué no nos revisamos ese mundo interno que tenemos y que a menudo descuidamos?. Llenar de sí ese vacío existencial tan agudizado en nuestro tiempo, seguro que repercutiría mas allá de lo individual, en lo social. La sociedad no es más que el reflejo de muchas individualidades.
Tal vez así se darían menos conflictos de lucha por el poder, malos tratos, adicciones, perversiones, acoso moral, etc… Buscar el representarnos y dar significación a la autenti- cidad de quienes somos con nuestra luz y nuestra sombra sin dar la espalda a nuestro cuerpo con todo lo que implica.
Beneficios:
• Contactar con el potencial interno y poderlo manifestar.
• Expresarse y comunicarse con uno mismo y con el otro.
• Tener una mayor conciencia corporal y emocional.
• Integrar los diferentes cuerpos (fí- sico, emocional, mental, espiritual).
• Disfrutar del placer de moverse y encontrar la esencia de Ser.
• Relajarse, ser más receptivo, aprender a estar. Jugar, inventar, crear nuevos modelos de referencia.
• Afianza la confianza en uno mismo y libera tensiones.
• Ayuda a aceptarse y ser tolerante con lo que menos gusta de uno.
• Reconocer los ritmos propios y los impuestos.
• Plasticidad corporal, fluidez, flexibilidad (tanto física como psicológica).
Texto:
Carmen Bazán Martí.
Psicoterapeuta.
cbmarti@hotmail.com
De nuestros miedos
nacen nuestros corajes,
y en nuestras dudas
viven nuestras certezas.
Los sueños anuncian
otra realidad posible
y los delirios otra razón
En los extravíos
nos esperan los hallazgos,
porque es preciso perderse
para volver a encontrarse
E.Galeano