Entrevista a José Juan Martínez Ferreiro

1253222259José Juan Martínez Ferreiro es licenciado en Biología por la Universidad de Santiago de Compostela y trabaja como Profesor de Enseñanza Secundaria en la especialidad de Biología y Geología desde 1993. Actualmente y desde el año 2000 trabaja en el IES Vilar Ponte de Viveiro.

“Que yo recuerde empecé a escribir poemas desde edad muy temprana, 14 o 15 años; participando en Revistas escolares o de ámbito local”, afirma el poeta. Desde aquella, su actividad literaria se organiza en períodos de activa producción con otros de inactividad total. Ahora lleva seis de años de trabajo literario, más o menos continuado, y en los tres últimos muy activamente.

– En 1988 ganó el premio Feliciano Rolán organizado por la Diputación de Pontevedra y el Ayuntamiento de La Guardia con el trabajo “Temporalidad”.

– En 1989 obtuvo el 2º premio en el citado certamen con “Desistir de las Playas”.

 – En el año 2001 quedó finalista con la obra “Canchales” en el certamen “Fernando Ledesma” organizado por el Concello de Viveiro (LUGO).

– En el año 2006, con la obra “El hombre inacabado”, fue finalista en el Premio Internacional Gerardo Diego, certamen organizado por la Diputación de Soria

– Ha participado en alguna que otra antología poética con algunos de sus poemas, Libro de poetas (2004) Libro de poetas (2005) Experimento poético (2006) y en Antología poética del grupo Alaire (2008

Tiene reunida su obra poética en varios poemarios (todos inéditos): El hombre inacabado (finalista premio Internacional Gerardo Diego 2006); El otro lado; Los vidrios de la orquesta; Permanecia; El forjador de tierra; Sobre la imaginación, y Aquellas pértigas.

La poesía de J. J. M. Ferreiro es un deslizamiento hondo y continuo de espacios y vitalidades sanguíneas. Su fuerza lírica sobresale campos y valles; construye, imagina, trasciende…
He sostenido siempre que Galicia es una tierra casi angélica, donde convergen sinos, trazos, nódulos, panoramas, nostalgias y paraisos creativos innegables. Hombre, poeta, padre…en el tranvia vertiginoso de los Vivos: ¡qué tu palabra siga creciendo y acompañando el cielo de la estética en el mundo!

¿ Qué significa el acto poético para ti?

Sobre el acto poético, José María Valente teoriza y reflexiona de manera muy lúcida en su ensayo “Las palabras de la tribu”. Valente concibe el acto poético como un proceso de comunicación pero sobre todo de conocimiento, podemos resumir estas ideas en lo siguiente:
Hay dos vertientes en el acto de creación, una primaria, que surge de la creación del poema mismo, del diseño de la forma y especiales elementos lingüísticos o rítmicos, y que supone una nueva y particular forma del conocimiento que es la experiencia poético. No hay otra manera de llegar a ella sino es mediante el lenguaje poético, y su cuerpo es el poema, visto éste como una estructura emergente, es decir, compuesta de la interacción de elementos que gracias a un funcionamiento coordinado adquiere nuevas propiedades de orden muy superior. La segunda vertiente es la de comunicación, y que por ser en el poema expresión, la lleva implícita en su mismo cuerpo, y es al poeta mismo al que primero se le comunica esta nueva cara de su experiencia.

¿ Cómo se produce el descubrimiento de tu vocación poética?

Que yo recuerde creo que esto del gusanillo poético ocurrió a partir de un día en que el profesor de Lengua y Literatura —creo que estaba yo en 3º curso del antiguo bachiller (1971)— nos encargó como ejercicio la confección de un poema, el mío trataba de los “avatares” de un caballo que corría desbocado por los raíles de un tren, al profesor le gustó mucho, me felicitó y me mandó leerlo al resto de la clase. Creo que fue la primera vez que alguien me felicitó por algo que había construido yo, sólo yo, aquello era enteramente mío; lo cual me lleno de un gran orgullo adolescente; sí, podríamos decir que este fue el disparo de salida. Desde aquella he escrito de una manera más o menos frecuente, excepto a partir del conocimiento y entrada en los foros de Internet —hace cosa de ocho años—, cuando la cuestión poética se convierte en un hecho más que frecuente, algunas veces obsesivo.

¿ Qué autores han influido de manera decisiva en tu voz lírica?

El primer poeta que realmente me impactó de una manera muy especial fue Arthur Rimbaud, sobre todo su poema “El barco ebrio”, toda una cumbre lírica en la poesía de todos los tiempos, después las indispensables “Flores de Mal” de Charles Baudelaire y de la poesía internacional Walt Whitman, Rilke, y la poesía francesa en general.
De los españoles citaré por orden generacional los que a mí más me han impactado: Luis Cernuda, Vicente Aleixandre, Borges, Octavio Paz, José M. Valente, Claudio Rodriguez, Gonzalo Rojas, Francisco Brines, Bonald… de la más reciente me gusta Juan Gelman, Alejandra Pizarnik, y por encima de todos al gran Antonio Gamoneda; fue un hito muy importante en mi trayectoria poética poder conocerle en persona y hablar con él para la entrevista que le hicimos Rafael Calle y yo mismo, publicada en el primer número de la Revista Alaire, en su edición de papel.
Otro autor que de manera muy especial recomiendo a todo escritor de poesía y de literatura en general, es Marcel Proust; su obra “A la busca del tiempo perdido” es una verdadera lección de exploración del mundo sensible en todas sus facetas.

 ¿ Cómo ha sido tu experiencia en los diferentes foros de poesía?

Creo que los foros de poesía son la herramienta más importante que he utilizado para el aprendizaje de la poesía. Como he dicho más arriba, empecé a escribir a los 15 años, pero de manera más activa, hasta hacerse una actividad crucial de mi vida, lo comencé a hacer a partir de mi entrada en el año 2001 en los foros argentinos de poesía.com, ya desaparecidos. Allí conocí a amigos entrañables como por ejemplo Alonso de Molina, compañero inseparable en todas las aventuras poéticas emprendidas. Desde aquella he navegado por todos los foros de Internet con una actividad de verdadero “cuelgue forístico”; el más importante por el tiempo que a él dedique y por las personas que allí conocí, poesiapura).  Durante esta travesía he conocido y contactado virtual y físicamente con gran cantidad de poetas, y han surgido proyectos literarios de todo tipo. Toda esta experiencia es la que hace al poeta J. J. M. Ferreiro actual, si es que poeta se le puede llamar.

La vida, la muerte, el “yo existencial” y los valores humanos fundamentales están presentes en tus trabajos. ¿Cómo compagina el poeta José Juan su universo sensible con la realidad inmediata?

Pues la verdad se va llevando, mi trabajo en esa realidad inmediata a la que te refieres es como profesor de Biología y Geología en Enseñanza Secundaria en el IES Vilar Ponte de Viveiro, concretamente este año imparto clases en los cursos de Bilogía y Geología de 3º y 4º ESO y Biología de 2º de Bachillerato; trabajo durante las mañanas, y algo de la tarde la dedico para corrección de trabajos y preparación de clases. El resto de mi tiempo está dedicado, una parte a la familia y otra a la poesía; algunas veces se producen interferencias entre los diversos apartados, y las chispas pueden ser ruidosas con algún conato de incendio; pero bueno, he aprendido a ser un buen bombero, y “la cosa” no ha llegado a mayores.

Me gustaría que nos hablaras un poco del movimiento poético en Galicia.

 “He sostenido siempre que Galicia es una tierra casi angélica, donde convergen sinos, trazos, nódulos, panoramas, nostalgias y paraísos creativos innegables” por esto mismo que tú dices es tierra de poetas y literatos de altura, piénsese por ejemplo en Rosalía de Castro, Valle Inclán, José María Valente…. Durante este pasado siglo ha habido autores muy importante,: autores como Curros Enriquez, Celso Emilio Ferreiro, Blanco Amor, Cunqueiro, Rafael Dieste, Avilés de Taramancos, Manuel María, resultan imprescindibles

¿Cómo sientes la juventud gallega respecto a la noción de poesía?

Actualmente la poesía sobre todo la escrita en gallego, está en plena efervescencia, por su ambición y diversidad temática, por su exquisita profundidad reflexiva. Junto autores ya cimentados como Xesús Manuel Valcárcel, Claudio Rodriguez Fer o Miguel Anxo Fernán Vello, debemos de citar a jóvenes voces de indudable calidad poética como Marta Dacosta,  Olalla Cociña, Yolanda Castaño, Miro Villar….

¿Has intentado alguna vez la prosa poética?

He hecho algunos intentos al respecto, en textos que tienen dos versiones, una versal y otra en forma de texto de la prosa. Tengo muchas dudas al respecto, porque más de un texto mío tiene estructura más narrativa y debería optar por la definitiva forma de prosa. Esta es una cuestión que me preocupa mucho

¿Qué autores en lengua española clásicos y contemporáneos recomendarías como lectura oigada para  los que intentan poesía?

Me remito a los ya citados en una pregunta anterior, a los que habría que sumar la lectura obligada de Cervantes, Pablo Neruda, Juan Ramón Jiménez y Antonio Machado, sobre todo su “Juan de Mairena”.

Imagínate que podemos hacer magia, que genios y dioses te dan la palabra para pedir tres deseos, ¿ cuáles serían tus peticiones?

En sentido profesional, solamente uno, que engloba por lo ambicioso de sus esperanzas a los otros dos, y es el que se pudiese llevar a buen puerto el proyecto literario del “Grupo Alaire”, el que fuese reconocido su indudable valor literario en el panorama de la lírica española actual, para conseguirlo tenemos previsto un plan de publicaciones personales y de antología que utilizará como plataforma de lanzamiento, la indudable calidad mediática de la Revista Alaire.
Los que tienen que ver con lo personal me los prefiero callar.

Ha sido un inmenso honor dialogar contigo.

El placer es mío querida amiga. Todo un honor que pensases en mí para esta entrevista.

El declive de tu tristeza.

El declive de tu tristeza
se extiende como un bosque interminable frente a un espejo.

No sé si eres la muerte
pero tu voz desarreglada, tu semblante marchito y tu cielo de plomo,
me atormentan en esa inmediatez previa a cualquier contacto.
Esa distancia es un puñal entre tinieblas,
la piedra que detiene una mirada
―descomunal anchura de la sombra.

Un día, todas las estrellas se quedarán a solas.
Transitarán conmigo las vigas de tu ausencia.
Fuera quedará el tiempo como un follaje inútil.
En el lienzo de mis visiones se descrucificará el campo,
el mármol de las tumbas y su estatua imprevista
―el río con su multitud de álgebras instantáneas.

Alcanzado esta singladura,
rota la intimidad y la amenaza de mí mismo,
con lentitud, con hierro en las rodillas,
llego a una pulsación sobre el color de Otoño.
Callo y bajo a los patios en el agua,
desvanecida como la niebla en los balcones
―turbia luz de las cosas espontáneas,
de rostros jabonosos de tanta vaguedad.

Una derrota. La derrota de siempre.
El pan en su cielo de trigo.
Un arco impenetrable sobre los cobres de la luz,
en su tangente tensa a la raya del horizonte
―tonalidad endeble donde todo se arrasa.

Arde, allá lejos, la carne de los hombres
―maderas de la nada―
brillando el mismo mar en cada roca,
el mismo ojo en cada pez.

 Amarcord

 “Amarcord”, contracción fonética de “A m´acord” en dialecto romañolo, que podría traducirse por “me acuerdo”, fue el título que definitivamente Fellini dio a la mítica película que se rodó durante 1973 en Rimini, en la región de Emilia-Romaña, y en los estudios de Cinecittá de Roma.
(Del libreto de la película “Amarcord”. Edición de “Planeta de Agostini”)

En la gruta sellada de la infancia un soplo de la luz sueña el pasado
…Amarcord.

Recorro un laberinto de paredes mohosas
donde al final de un túnel ondea una sábana blanca.

En la gruta invocada de la infancia,
caminos y luciérnagas crecen en mí espacios clamorosos
―precipicios y aromas en el éxtasis
espectros
…Amarcord

Es un ruido de vidrios;
una hoguera callada que se extiende sobre un bosque de imágenes marchitas
…Amarcord

Busco algún germen
o el tímpano que vibre en un estrato de cincuenta años;

Es en el bar del pasado. Entre la luz flamea el polvo de la harina. Rayos sucios y miopes agrietan una sombra de imágenes ajadas entre voces profundas. Hay botellas de vino soñando el mostrador.
Tojo y viento salvaje. Azoteas blanquísimas perdidas en penumbra. En la más alta loma, en las fachadas de la iglesia, vagabundea el tiempo quieto de un niño entre castaños; allí siempre es noche de estrellas húmedas, luna de mar y ostra de abril; allí, entre los laureles, se repiten el púrpura vivaz de las muchachas, el ruido de las tómbolas, la música y la verbena.

Unos dedos extraordinarios abren estas imágenes
cuando diviso los castaños al mar,
disipado a lo lejos, tras el arenal blanco.
Desde lo más remoto entra en mí la materia que no soy,
crecen en mí las carnes que ya no son mi carne
―cuerpos de arcilla fúlgida
…Amarcord.