La pérdida de dientes supone para cualquier persona una situación traumática que tiene consecuencias psicológicas por la valoración negativa que se hace de la propia imagen que llega a dificultar la vida de relación social y funcionales que impiden una masticación adecuada que provoca digestiones pesadas y que los dientes que quedan se descoloquen y encajen mal.
Hoy en día, la pérdida de piezas dentales no es un problema sin solución: hay diferentes opciones que permiten recuperar la estética y la función y algunas de ellas utilizan los implantes como soporte.
Un implante dental imita la raíz de un diente y su función final es servir de base para soportar un diente. Su forma es parecida a un tornillo y se coloca en el hueso por medio de una intervención indolora que puede ser realizada de manera ambulatoria, en la propia clínica dental con anestesia local y sin ingreso hospitalario. Para ello, el gabinete dental debe estar convenientemente equipado.
Tras la inserción de los implantes debe transcurrir un período de consolidación en el hueso que varía de 0 a 6 meses después del cual pueden colocarse dientes sobre ellos.
El uso de los implantes como soporte de dientes se inició en los años 60. Desde entonces se han perfeccionado diferentes sistemas avalados por miles de artículos y estudios a largo plazo de más de 15 años que demuestran una tasa de éxito superior al 95%. Su utilización permite solucionar casi todo tipo de casos en que existe pérdida de dientes.
Uno de los casos que con más frecuencia se colocan implantes es el caso del desdentado total, en el que la persona ha perdido todos sus dientes. Permite masticar con una seguridad y estabilidad de la prótesis difícil de alcanzar con una prótesis no implantosoportada.
En los casos en que sólo se han perdido pocos dientes, los implantes dentales permiten reponer los que faltan manteniendo las piezas dentales vecinas intactas, siendo ésta una ventaja que los diferencia de otros tipos de prótesis.
El estudio previo por parte de un profesional cualificado es clave ya que determina cual de los tratamientos posibles es más adecuado para el paciente.
A modo de conclusión, los implantes dentales permiten que las personas con pérdida de sus dientes puedan de nuevo sonreír, hablar y masticar correctamente y son una alternativa de tratamiento ideal, si el estudio previo necesario así lo indica, para cualquier persona adulta en que haya finalizado el crecimiento del hueso maxilar.
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