Selección de poemas de la Asociación Poético Cultural Alaire

Si fuese agua.

Julio G. Alonso

 

Si fuese agua

sería el mar; no gota.

Si aire,

el cielo; no viento.

Si luz, el sol

entero

y si arena,

delgada arena; no grano,

no playa,

no desierto.

Mar, cielo, sol, delgada arena

que se prende en tu cuerpo.

Si fuese mar

de tu cuerpo,

cielo, sol, delgada arena;

no gota,

no viento,

no rayo sólo de luz

ni grano de arena

de tu cuerpo

sería

lo que fueses tú, luz

en tu mirada,

aire en tu pelo

agua en tu sonrisa

arena en tus besos.

Si fuese agua sería el mar;

no gota.

Si aire, el cielo;

no viento.

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Cierro otra vez mis ojos desnudos a la fe.

Alonso de Molina
Oración a la Virgen del Mar, Patrona de Almería(Poema para el día antes de mi cumpleaños)
No es que mis ojos huyan tu miraday me persigan vanas tus sendas sin mis huellas.
Se insinúa mi credo como una convicción

que huye hacia la piedra

como un desesperado salmo anclado en el misterio.
Nunca razón y fe

convocaron la calma del límpido fervor,

las palabras no son oraciones de sal

en la verdad de los instantes

ni pueden las metáforas trepar las alambradas

para culpar a los océanos

del azafrán impúdico del aire

en la incendiada ofrenda del mar y sus arrojos.
Incierto es que la paz

sea el estado natural del hombre,

sobre el dolor dormido

no hay sístoles ni bálsamos

si el corazón reniega de su origen,

de su esencia y sus votos.

Como la estrella, el ser humano,

muere rompiendo el estallido de la sangre,

la carne y el espíritu olvidan sus premisas

como heridos planetas en la raíz del sol.
Siendo silencio anónimo

fuimos cavando formas, géneros impasibles

como la masculina ribera de tus playas

o los tercos rompientes de tus costas.
Hoy

un día antes de mi cumpleaños,

debo salir volando, a contemplar inmune

una acuarela ilesa de alborotos;

hay sermones y cánticos

ofrendas y renuncias,

votos y mercachifles.

Con multitudinario fervor

una Esmeralda consagrada en la mar

extiende su perfil glorioso sobre la arena.

(Y yo tan aturdido sigo que podría creer también en una virgen fea, fea y coja, tartamuda y ciega; una virgen cercana con colonia barata de los bazares chinos; una virgen tan pobre y sin papeles que buscaría esposo para unir su pobreza al aprecio de un hombre que la hiciera feliz, llanamente feliz con su hipoteca y sus quehaceres, sus macetas y sus retoños, sus risas y sus lágrimas y sus ratos humanos horizontal a un hombre).

Frente a la sal y al viento,

el agua estaba fría como cada enero

y yo cierro otra vez mis ojos desnudos a la fe.

 

Historias de cualquier otoño

La Virgen del MarCorría la noche del 21 al 22 de diciembre de 1502 cuando ocurre la Aparición de la Virgen del Mar.Cubría guardia el torrero morisco Andrés de Jaén, y dice la crónica que “vio algo que rebrillaba en la mar, por lo que tuvo gran temor. Bajó de la torre y acercándose a la orilla, y estando así espantado, no sabía que pensar, cómo o en qué manera aquella imagen hubiese allí aportado, y dijo más, que por otra parte se halló tan consolado y con tanta devoción, aunque indigno y pecador por haber tal tesoro hallado. FUENTE: http://www.hermandadvirgendelmar.es/

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La balada del niño fósil.

Ramón Ataz

 

Padre, cuando esté muerto,

quiero quedar oculto por las piedras.
Que no me moje el agua

ni me erosione el aire,

que permanezcan juntos

mis huesos ensamblados.
Cuando los años pasen

quiero ser descubierto

al fondo de una sima

a la que el sol penetre.
Que mi sonrisa absurda

de alegre calavera

sorprenda a un cazador

(o si es posible a un niño

que corra tras su perro)
Que manos temblorosas

me vayan extrayendo

con plumas, rociadores

y blandas herramientas,

hasta que al fin resurja

sin rostro, sin historia,

sin nombre y sin señales.

Tan solo un armazón

desnudo y abatido.
Entonces, padre, quiero

que cuantifiquen pronto

mi edad cifrada en siglos,

que luego me acicalen,

me pongan entre vidrios

y un día, algún muchacho

como yo, pero entero,

me mire fijamente

al hueco de los ojos

y atrape en su memoria

mis fósiles recuerdos.
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Consejos para amar en las tormentas.

José Manuel Sáiz

 

Amarse improvisada

e irreflexivamente mientras cae una tormenta no digo

a resguardo de un casa bajo un techo

o al abrigo de una sábana sino en el campo a cielo abierto

en el frescor del musgo y de la hierba y si es posible sobre las raíces

sedientas de los árboles debería ser una experiencia

común y necesaria
Para ello es condición indispensable

nos pille la borrasca de improviso no exista un previo

acuerdo entre las partes desnudarse uno a otro

despacio y sin palabras mientras la lluvia y los relámpagos

van mojando los cuerpos y la tierra
Resulta imprescindible llegados a este punto

obviar el miedo al rayo y la aprensión al trueno inspirar

muy fuerte y muy profundo cerrar los párpados con calma

y abandonarse en brazos de los duendes

del agua y de la brisa que por costumbre en las tormentas

huelen siempre de forma indescriptible

dejar que la humedad penetre poco a poco desde la piel

a los órganos y huesos para que así sin mucho esfuerzo

las manos y los dedos proyecten ese tacto

febril y adolescente los amantes en esos casos

han de amarse como aman bajo el mar

los peces y delfines es decir instintiva

y mansamente y una vez acabada la tormenta despedir

al cúmulo y al viento fundirse en un abrazo prolongado abrir

los ojos muy despacio y observar cómo asoman por el barro

los hongos y lombrices
Si hubiera tiempo y ganas se aconseja

permanecer un rato mirando cómo escampa

por detrás del arco iris pero evitando a toda costa

llorar y hacer preguntas

finalmente

es primordial guardar silencio cubrirse todo el cuerpo

de besos y caricias como urdiendo un impermeable

muy tierno y muy sensible y escuchar cómo crecen bajo tierra

las raíces sedientas de los árboles

Con la cámara en las manos. Pilar Morte.
Te reclama el paisaje,

tiembla el entorno en tu mirada,

pálpito de los sueños que cosechan

el perfume de la memoria.

Fijas tu mirar para hundirte en la intensa quietud del iris

Hay una expectación mística por el albor y la belleza

que se adentra en la vida abandonada

que aún susurra en el aire

y tú captas exhorto en la plegaria.
Descubres la luz y el color sobre ecos transitados.

Enamorado y lleno, atento a los sentidos

atrapas los rincones solitarios

plasmando tu universo visual

que se hace poema en tu mirada, sonido líquido en tus ojos.
La cámara se anuda al paisaje,

ciñendo tu retina a la razón,

la seducción a la armonía de la vida

que desciende en tus manos al vibrar más puro.
Entra en el aire el pulso de tu esencia

y esperas a que el duende excite la emoción,

el placer de hacer arte.

Estimulas la luz en tus incendios

y te entregas sensible a la perfección sin límite.
Se recobra el segundo

cuando abres la ilusión para mostrarte eterno

sosteniendo la gravedad del tiempo,

el espacio que apresa el mundo.
Edificas la tierra en formas y luz,

pirámides de los sentidos,

un espejo inmortal que sangra su belleza

y un bosque de candelas que relumbra

en lo abisal de tus rincones.

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Esta casa.

Ramón Carballal
No habrá quien cuente las habitaciones,

el espejismo de un desnudo, la raíz del ser.
Esta casa ha parido vientos de amargura,

sus paredes han vestido la luz del papel,

sus ágiles zócalos revientan como golpeados

por el azul de un sueño.
Hay una voz que regresa a la voz, y hay música

que va poblando la arquitectura del devenir.
Tres niñas, tres mujeres con un mensaje unívoco.
Mi sol de espejos, mi desnuda ausencia

en el salón hospitalario.
Las navidades sin carmín, el ojo exhausto

de la ceniza.
Podría nombrar el silencio de las grecas,

el timbre que nunca suena en mi nube.
Los años me devuelven a la habitación gris.
Es mi futuro el mástil de este barco que se llama edad.

Miro sus caderas(esmeriladas, torpes, afligidas

como un rosal marchito).
y siento la vida que fluye a pesar de mi.
Inmortal.

El rostro que me habita. José Luis Preciados Galán
Sostén de un laberinto de presagios,

el rostro es un espejo

donde duerme su voz el vaticinio,

donde cuelga la vida sus jirones

humillada por tantos desafectos.
Como libro que se incuba en tiempo de vaivenes,

entreabre la piel de sus enigmas

regresando a su origen de volcán

en una ensoñación de ojos ardiendo.
Qué ominosa es la historia de mi rostro

-bemol del sufrimiento-

porque sólo entre lunas de metal

derritieron su culto iconoclasta

las pálidas bengalas.
Lo aprendí con la sed de cada día:

No perduran vidrieras más amargas

que aquéllas que vacían sus acíbares

en corolas de anocheceres ciegos.
Para ser flor de anís

hace falta algo más que una sonrisa.

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Contarte la historia.

Cecilia Martos
Un día descubres que el mundo poco tiene

que decirte y aunque gires en ayeres.

Lidia Beatriz Biery
A mi Padre
Supongo que algún díafuera ya de la tiranía del tiempo

sin el fanatismo de la inmortalidad,

cuando el corazón deshoje su última impotencia

interrogando las sílabas suicidas de la tarde

y entre líneas descubras la palabra infartada de amor,

la ironía intacta frente a ti

escribiendo con alevosía tu nombre,

ese nombre incapaz de contener su propio corazón

que acomodaba sus lágrimas en la inteligencia de un poema

cuando la soberbia jugaba con las letras

en las noches sin luz.
Porque el tiempo es todo un paisaje

un palco en primera fila,

nada se sabe del vértigo de las alturas

ni de los cementerios.

Somos como una leyenda cargada de impaciencias

mientras la casualidad se distrae con los silogismos

agotándole el verbo a los adjetivos

antes de que decline la tarde en vocablos en desuso,

pues nunca nos habla del orden de las palabras

de cómo el pasado nos clausura las verdades a medias

y los sueños nunca se repiten;

así vamos de espera en espera diseñando la huida

viajando sin un itinerario fijo,

abordando el amor de formas diferentes,

disponiendo del futuro, jugando a ser infinito,

mientras que la costumbre de vivir nos acosa

pisándole los talones a todas las metáforas,

y ya no sé si me gusta el blues o prefiero el invierno,

si me duele estar sola o es parte de la vida;

luego escribo de la fe, ahora que no tengo respuestas,

entonces me escucho llorar, la noche me descubre,

hasta que llegamos a ese tiempo que ya no tiene tiempo

que no es sino una excusa para sobrevivir

y nos volvemos pretérito, vacío,

duda, porque no hemos entendido nada.
Y pensar que estamos tan sólo de paso

pues no reservamos el derecho de admisión,

que somos la misma sinrazón de ese horizonte de vanguardia,

un manual de despedidas, ese retrato de familia

que sólo sostiene la apariencia de las formas,

proyectos acumulados que se quedaron en un cajón.

Es tarde, se me cortan las sílabas,

son demasiados edictos para este tiempo

de caramelos, analgésicos y citas semanales con la nostalgia.
Supongo que algún día,

por encima de todo lo que no hemos sido

coincidiré con tu abandono

para hundirme en la geografía de sus ojos

y saber al fin dónde habitan las interrogaciones

cómo se desinventan los afectos;

me niego a ser una crónica de la desolación

un preámbulo para seguir muriendo.
Supongo que algún día fuera ya de contexto

sin el dolor de saberse a destiempo,

deduciré su verso enmudecido,

no hará falta siquiera que le nombre

ella es como un arma cargada de gorriones,

una parvada de silencios sobre el cielo oscuro.

 

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 Nostalgia en las sombras.

José Manuel F. Febles

¡Qué lejos estoy contigo,/qué cerca cuando te vas!
Federico García Lorca
Como un niño perdido y tristeando por los espacios de la ciudad

empañados los ojos por el sereno

de la noche.

Debo estar castigado de años

al pie de un volcán con color

a sombra, porque allí la vida

afianza su parada en mí.
Me he preguntado en estos versos

si necesitan una declaración

que justifique mi fugitivo vacío,

si este naufragio en su desnudo

ha suprimido los límites de la edad

en un tiempo perverso,

donde anidaron las noches de mi juventud.
Quien ha soñado con los ojos cerrados

no comprende el sabor amargo

de las lágrimas que arrastra la nostalgia:

el vuelo

de una paloma sin regreso.
(Del poemario, aun no he muerto dertrás de la palabra.)

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Primera plana.

Josefa A. Sánchez
Darán la voz de alarma los vecinos,despues de estar sin verme varios días.
Cuando el buzón vomite las facturasno escuchen descargarse la cisterna

ni Carmina Burana a media tarde.
Se amontonarán en el rellano.
Derribarán la puerta de mi casa.
Entre el desorden de una vida plenay un rastro de migajas de recuerdos,

encontrarán- acaso en la butaca-

rodeados de un charco de silencio

(portada de esa noche en las noticias),
sonriendo todavía
los restos del cadáver de una ancianadevorado hasta el hueso por sus libros.
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Vengo de pronunciar tu nombre junto al fuego.

Isabel Moncayo
Apañé les pallabres pela nueche,inda la piel duelme.

Güei xuxurié amor, posóseme la lluz

y enlleneme

A ti, claro, a quién si no.

Vengo de pronunciar tu nombre junto al fuego,

trae la tarde un temblor pequeño:

-Tu pelo alborotado, secretos del sarmiento-

Anida remilgos este frío invierno,

y es que hay tardes de a sorbos y cortinas echadas,

tardes de té y barbecho que imploran ríos de agua.

Vengo de pronunciar tu nombre junto al fuego,

(un azogue tozudo caldea desvalido,

sien y daga y brizna al bies)

Miro el hogar, ciega quimera,

y me pregunto, mientras nieva:

¿Quién le ha puesto alas a esta insolencia

de trino celado con cálamo de malvasías?

Las pavesas contestan, ruidosas se amotinan,

las sombras gesticulan al compás del incienso

y siento que disiento con el tiempo

pedrusco desnudo bogando miedos.

Despunta de nuevo la anochecida,

y yo, crepito, tris tris tristán no estás.

Pronunciando tu nombre junto al fuego

abro tu mejor botella de vino

y me la bebo.

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Amo y siervo de la luz.

Rafel Calle
A Onofre Prohens, amigo y pintor.
El genio del color halla en el lienzo la histórica misión de la hermosura,

él, amo de la luz, de la luz siervo,

la luz es un lenguaje que su pincel captura.
En el mundo que siente, las flores tienen alma, son ímpetus de un sol policromático,

delirio de la rosa enamorada,

lirios paradigmáticos,

violetas incendiarias.

Definitivamente, el colorido mágico

del jardín de la luz mediterránea.
Morada y condición de un robusto talento, es algo más tangible que el astro que se ve

en sus formas telúricas. Es la paz del invierno

en una gran persona de la cabeza a los pies.

San Joan es la memoria y el color de un nacimiento.

Sí, es Onofre Prohens.

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Borges y el tango del sur de Buenos Aires.

Javier Dicenzo
Gime el arpa de las dos cuadras que pisó Borges,

esos míticos cuchilleros en un tango,

arrabal de los suicidas en Buenos Aires,

la epopeya en el suburbio de mujeres arañadas.

Borges y el tango es una metáfora hecha escritor.

Existen polvorientos museos,

laberintos llamados en el clarín de los dioses griegos.

Existe un fantasma allá junto con los arrabales,

Borges caminando la sombra de Muraña.

Se trasladan las oposiciones,

los delicados dedos que juntan míticos sabores.

Es el azul de la daga hostil,

la penumbra de las guitarras,

la vida en una mujer destruida en el río manso,

ese río de Heráclito.

Borges y el tango son una misma voz anulada.

Los gritos se escuchan mas allá de las historias,

mudos dioses susurran historias.

Gime el arpa de las dos cuadras que pisó Borges.

He visto a dos escritores surcando

una calle alejada

en una eternidad de guasos perros porteños.

He visto a dos mitades de hombre

dándose la mano en la luna dada vuelta

de otro gringo peludo ensangrentado

como el potro que ciega las veredas

de aquella Buenos Aires limpia

como una marioneta pura;

aparecer de dos escritores dándose la mano,

mirándose…

Borges y Borges,

Buenos Aires y el limbo en la calle de las utopías

hasta la sangrienta secuencia

donde Jorge Luis aparece en un túnel

hiriendo plumas de pasos,

oliéndose.

Buenos Aires y Buenos aires,

duda tras duda,

el cimiento de una cultura avecinada

con el Abadón exterminador,

el filo de la daga junto a dos pasos.

Borges preguntando al infinito

¿dónde estás elegía para perdonar

los domingos,

los domingos donde me canso

para pedir perdón en Ginebra

de los dos ejércitos enfrentados?

 

Estatuas. Mario Martínez.

Este poema que hoy os dejo lo escribí cuando murió el poeta Ángel González (12 de Enero de 2008) en su memoria.No he leído mucho de su obra y ahora no recuerdo que poema lo inspiró, sólo sé que hablaba de estatuas.
No se deshace, no, la piedra pura,la rocosa verdad de la palabra

esculpida en un verso

con cincel de esperanza y de memoria.

No la lacera el viento del olvido,

ni la lluvia mudable y corrosiva

de la mentira infame,

de la verdad a medias,

del forzado silencio.

Sigue ahí,

firme,

altiva,

inhiesta en pedestales

de sencilla cordura,

donde el odio no llega a mancillar su gloria,

donde nada la alcanza aunque a veces la manchen

de excrementos las aves

del rencor y la envidia.

Es totalmente inmune al pasar de los años,

ni el tiempo puede herirla

con su latido lento,

si plasma certidumbres,

aventa sentimientos

y el testimonio inquieto de su época refleja.

La palabra es la forma

que en la boca,

en la pluma,

quedará si limpiamos

de la piedra sobrante que es el miedo a expresarnos,

el libre pensamiento.

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Tu parte más sensible.

Victor F. Mallada
Me dan escalofríos al pensar en su bagajede ayes estremecidos,

tránsito de Venus por entre las edelweiss

de un bosque en el deshielo.
Allí estás, en medio del diluvio, de pie,como una diosa inesperada,

labios de lapislázuli, temblando al son

de tu pura desnudez.
Tu parte más sensible tremendamente expuesta,por eso encoges algo los hombros

cuando te fijas en el reloj de arena

que gotea impertérrito promesas por cumplir.
No tocas la espita del rojo porque no quieresmancillar tu piel en ese instante,

mientras, en el recuadro de tu ventana,

dibuja el mensajero de alas fijas

una estela blanca de incertidumbres.
Al fin, resuelta, dejas que el agua heladate recorra la espalda mientras suspiras

por una mano amiga que te sostenga el beso

abrazador de una toalla.

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Espejo rojo.

Ricardo Serna G.

Después de tantas muertes trágicas consecuencia de la delincuencia, las palabras brotan como sangre en un espejo
Contra lo injusto se enciende la tristeza
y el árbol que no marcha con reloj
de vida, de vida que con soledad
se viste-voz y aliento-, sufre
con ojos de amargura, olor de raíces
que surgen con corazón de presagios de botella y mensaje:
despierto hay que estar para cubrir tu humilde vestido,

la lámpara apagada manchada de sangre,
mirar lo que nadie, mirar en ti los labios sin brillo,
el agua que buscará a ciegas una menuda luz que no existe;
los pensamientos cerrarán los ojos sin regalar desdicha
ni la ternura con aire de espanto,
ni la voz, ni tu cuerpo separado desde los pies hasta la nuca.
Contra la maldad se enciende el corazón amenazado
y una imagen clara brota como flor de lejanía
dejando entre sus brazos sueños heridos,
juventud sin escudo, pétalos desnudos

esperando su más ávido recuerdo
y sus silencios, sus silencios no son correspondidos:
despierto hay que estar para cubrir tu vestido,
la memoria de abandono y oídos sordos,
muriendo, el cuerpo amargamente maltratado,
la traición huyendo de las sombras de lo humano;
los pensamientos cerrarán los ojos que se esconden,
que nunca sabrán de las joyas que no lloran,
que no recibirán cartas de consuelo
ni secretos que aclaren las respuestas,
ni su belleza romperá la gruesa pared de la indiferencia.
Contra el espejo rojo sólo la luz del milagro, tu escalera
y el rostro de la palabra en lluvia de plegaria.

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EN ESTE FRÍO DE PIES INCANDESCENTES, TÚ.

Renán Mongue (Gerardo Mont)

(a mi esposa)

 

En este frío de pies incandescentesque consumen mis caminos, tú.
En mi sequía de horizontes, tú,

con la voz de los remansos

y los peces que ululan en los libros

y en los dedos que tiemblan

en la música los nombres.

 

En este frío de pies incandescentes

y dioses del vacío dictándome los miedos, tú.
Tú, los humedales,

las islas en la nada de los náufragos

de mis labios resignados a sus peros.
Tú, forjando una cabaña frente al lago

de mis crónicas cenizas,

componiendo de mi arritmia

la balada del segundo,

sucediendo en mis ojos desahuciados

como hormigas con el pan para el invierno…
A veces, sin embargo,

sólo una hoguera en la memoria de ese invierno;

pero siempre –excluyendo estos paréntesis–

otra perspectiva

sin orillas que incriminen nuestros pasos.
Yo, a veces el exánime,

que se oculta entre lo que fue bajo la nieve,

–un cubo sin pendientes en los ojos–

negociando con la muerte nuevas clausulas,

pero siempre el niño–excluyendo sociedades que subyacen– ,

amamantado por los cuerpos que se funden

………………………—–.estrenando

……………………….……………………….nacimientos.

Mujer de fuego.

Jose Junco

Para mi hija.

Ahora esa muchacha de intenso pelo negro

que como quien dice hasta no más ayer se columpiaba,

hablaba de la música y buscaba amigos por la frente,

por los rincones de las discotecas, por los labios,

por la sangre buscaba amigos la muchacha,

por los secretos de los ojos y otros lugares raros

buscaba la muchacha indefinida amigos,

es sílice que fluye del centro de la tierra,

es una chimenea por donde se desbordan

sin miedo y sin prejuicios el hierro y el magnesio,

es magma que acelera e irrumpe por el cráter.

Ah, cuando una muchacha irrumpe, cuando irrumpe

de veras, como avanzan los siglos y se ponen

azules los caballos y se alegran los niños sin refugio,

y el espacio se amplía por metros y kilómetros de fuego,

una muchacha quema el aire putrefacto con su fuego de añil

desde lo hondo, desde lo más oscuro, desde el centro

cordial donde se juntan la base de los sueños con la altura,

donde se dan la mano ríos de lava interminable,

y el cráter se les queda pequeñito y abunda por los lados,

y no hay manera humana, ni muerte, ni cadenas

para aplacar la fuerza primitiva que irradia sin ambages

a terrenos de luz desconocidos, a edificios de acero

indestructible, como ese pelo azabache que se enciende

de pronto y algunos corren despavoridos hacia el valle

mientras las fumarolas hallan cauce en los ojos de la muchacha

feliz que desespera, y quién no desespera en una noche así,

y los puntos calientes encuentran proyección en los brazos

extendidos de la muchacha, en sus dedos de amianto,

en su espalda de oro que porta un desafío sin banderas,

en los rocosos muslos de la muchacha donde los piroclastos

ensayan para luego un parto horizontal sin condiciones,

una nueva estrategia de enfrentarnos al hecho de estar vivos,

otra manera de entregar los frutos que nacen imparables

del fondo más profundo de la joven del fuego

que es ya montaña, arriba, inexpugnable,

rematada por ese pelo negro cubierto de basaltos y cenizas

Ahora esa muchacha es una revolución en marcha,

el comienzo de un hito que nadie sabe ni cómo acabará,

ni qué parte del mar se va a quedar ardiendo para siempre.