Carlos Edmundo de Ory

Autora: Rosa Marzal

Carlos E

“La vida es una letra de inmenso corazón

que levanta sus brazos frágiles hacia arriba

clamando de continuo

 

¡La vida es una Y! “

 

 

Inquieto, asilvestrado, infantil, hondo, tremendamente singular y creativo, Ory mostraba su ser “poeta mago” en casi todo, desde la variedad de su amplia poesía hasta su indumentaria bohemia, pasando su amor al “happening”. Así define el poeta Luis Antonio de Villena a uno de los autores vanguardistas más singulares y revolucionarios del panorama poético español del siglo XX.

 

Carlos Edmundo de Ory nace en Cádiz el 27 de abril de 1923. Hijo del poeta modernista Eduardo de Ory, fue fundador, junto a Serneti, del Postistmo (contracción de postsurrealismo), un movimiento que buscaba ser el resultado de todas las vanguardias literarias precedentes. Su propuesta era expresar la realidad quebrando el lenguaje convencional y reconstruyendo un universo poético propio; pero su producción literaria no solo se centró en el ámbito de la poesía vanguardista, fue también epigramista y traductor, sonetista y poeta del amor metafísico. Entre 1955 y 1967 fija su residencia en París donde trabaja como bibliotecario en la Maison de la Culture, lo que le lleva a fundar, tirando del hilo de la contracultura, el Atelier de Poésie Ouverte (A.P.O.).

 

Entre sus poemarios destacan: “Metanoia”, “Poesía abierta”, “Soneto vivo”, “La flauta prohibida” y su antología “Música de Lobo”, “Aerolitos” (proposiciones en las que fragmenta la realidad para reconstruir el pensamiento: “la risa es el sexo del alma”, “los recuerdos son la salud de la enfermedad de vivir”…)

 

Carlos Edmundo de Ory fallece en Amiens (Francia) el 11 de noviembre de 2010. Su obra, ignorada por mucho tiempo, ha cobrado gran valor en nuestros días, siendo traducida a diferentes idiomas.

 

 

EROS TREMENDUM

 

En la noche del sexo busco luz

y encuentro más y más oscuridad

sin tiempo sobre el tuyo cruz con cruz.

 

Subo y bajo y gravito mi testuz

cae sobre el muro de tu atroz ciudad

sin puertas donde al fin me da mitad

de entrada a la tiniebla un tragaluz.

 

Mantel mi espada cubre los manjares

mis brazos y mis piernas son a pares

con los tuyos en forma de escorpión.