“A ver si este año me estudias, que si no, no te regalaré la Play 3”

Es importante felicitar frecuentemente a nuestros hijos por su esfuerzo y también por el rendimiento.
Es importante felicitar frecuentemente a nuestros
hijos por su esfuerzo y también por el rendimiento.

“De vuelta al cole”. Hace ya varias semanas que nos atolondronan a través de la televisión, del periódico y de publicidad en el buzón con el comienzo del nuevo curso escolar. Se acaba el verano y volvemos a la rutina.

Una de las frases que con más frecuencia se puede oír entre padres e hijos en esta época del año es algo similar a esto: “A ver si este año me estudias, que si no, no te regalaré la Play 3”.

Si se identifica con esta frase, debo recomendarle que se replantee la estrategia de motivación que está usando con su hijo. Si analizamos esta afirmación veremos que el emisor se equivoca de principio a fin.

1. “A ver si este año…” Este comienzo indica al niño que, de forma global no estamos contentos con su rendimiento del año pasado. Deja entrever expectativas negativas sobre su rendimiento de este año. Si nuestro hijo percibe que no confiamos mucho en su capacidad y nuestras expectativas de su rendimiento no son elevadas y además no confiamos en él como estudiante autónomo, él se formará una autoimagen de vago y poco responsable, es decir probablemente cumpla con nuestras expectativas.

2. “…me estudias…” Esto indica al niño que el esfuerzo lo hace para los padres y no para sí mismo. La responsabilidad además es del progenitor, no del propio niño. No promovemos la autonomía sino la dependencia del progenitor.

3. “…que si no, no te compraré la Play 3.” Amenazamos con no regalar algo. Se plantea el refuerzo de forma negativa. Esperamos que nuestro hijo estudie para evitar la no consecución de un premio. Además, en caso de que el premio se consiga será a muy largo plazo, al final del curso escolar. Las condiciones que debe cumplir nuestro hijo para la consecución del premio también se plantea en términos muy abstractos. No hemos definido de forma clara que conducta debe poner en marcha con qué frecuencia y con qué intensidad. En definitiva este intento para motivarle será poco eficaz y seguramente contra productivo.

Es importante usar frases parecidas a las siguientes para trabajar estos aspectos:

Generarle buenas expectativas de su propio rendimiento:

“Sabemos que este año vas a estudiar mucho y vas a sacar buenas notas”

“Eres un niño inteligente y tanto tu padre como yo confiamos plenamente en ti” (Recuerden que no se debe usar la ironía al hablar con nuestros hijos)

Dejar claro que la responsabilidad es suya:

“Este año vamos a estar menos encima de ti porque sabemos que eres capaz de apuntarte las tareas tu solo en la agenda, hacer los deberes y solo venir a aclarar dudas”

“No vamos a estar encima de ti mientras haces los deberes porque sabemos que eres capaz de hacerlos tu mismo”

“Cuando acabes, nos lo vienes a enseñar y lo repasamos juntos, pero inténtalo tu primero”

“Si dejas deberes sin hacer tendrás que dar explicaciones a tu profesor”

Motivación:

El entorno donde estudia debe ser muy controlado. Debemos evitar cualquier tipo de distracción y nuestro hijo siempre debe estudiar preferiblemente en el mismo sitio..
El entorno donde estudia debe ser muy
controlado. Debemos evitar cualquier tipo
de distracción y nuestro hijo siempre debe
estudiar preferiblemente en el mismo sitio..

“Recuerda que si haces todos tus deberes hoy de 18:00 a 19:00 como cada día, podrás jugar media hora a la Play de 19:00 a 19:30, sino me ayudarás a limpiar cristales de 19:00 a 19:30 en lugar de jugar ” (Generamos un hábito de estudio, un premio a corto plazo y una corrección en caso de que no haya trabajado según lo acordado. Premiamos una conducta muy específica.)
“Si cumples el horario de estudio cada día podrás ir al futbol el domingo” (Premiar a corto plazo la constancia.)

Observaciones:

En consulta se recurre frecuentemente a un “Contrato Conductual”. En este contrato se establecen los objetivos y horarios de forma muy concreta. También se especifican las consecuencias tanto positivas como negativas que suponen el cumplimiento o incumplimiento de los objetivos pactados. De esta forma, aunque sea artificialmente, enseñamos a nuestros hijos de forma muy clara las consecuencias de su conducta de forma muy contingente, es decir de forma muy seguida para que perciban la relación entre su conducta y las consecuencias. Es precisamente en este punto donde muchos padres suelen fallar.

Se debe ser siempre muy estricto con el cumplimiento de lo pactado aunque nos cueste. Si permitimos excepciones todo el procedimiento será en vano.

Tengan en cuenta que si deciden poner en marcha estos consejos habiendo seguido otra estrategia el año pasado, es posible que no funcione inmediatamente. Puede que inicialmente se acomode pero solo será así hasta que empiece a sufrir las consecuencias negativas de su falta de rendimiento (Ej: no jugar a la Play, encima tener que ayudar con los platos en el tiempo que antes dedicaba a jugar a la consola…etc.

El entorno donde estudia debe ser muy controlado. Debemos evitar cualquier tipo de distracción y nuestro hijo siempre debe estudiar preferiblemente en el mismo sitio.

Es importante felicitar frecuentemente a nuestros hijos por su esfuerzo y también por el rendimiento.

Ante una mala nota se debe intentar animar a nuestro hijo y seguir premiando diariamente su esfuerzo.

Finalmente permítanme desearles un buen curso escolar y que si deciden instaurar un nuevo estilo de trabajo, ahora es el momento. Ánimo con en arranque post-vacacional y si necesitan un apoyo, saben dónde encontrarnos.

[hr]

Rainer Boshoff De Jong.
Master en Psicología Clínica por la Universidad Complutense de Madrid
Nº Col. M19192
Tel. 699 33 67 00