Entrevistas a los ganadores del II Premio de Poesía Ramón Ataz

Autora: Rosa Marzal.

El día 18 de noviembre de 2016 Alaire cumplió nueve años de historia, y qué mejor manera de celebrarlo que vistiendo de gala a la palabra, rindiendo a la vez un homenaje a un gran poeta y entrañable compañero del Foro que ya no está entre nosotros. Para ello convocamos el II Premio de Poesía y Relato Corto Ramón Ataz”.
Los tres ganadores en la categoría de Poesía: Manuel Sánchez, Sergio Ortíz y Gerardo Mont, han aceptado concedernos las siguientes entrevistas.

Manuel Sánchez, o la madurez de un poeta cuya cosecha da frutos tan extraordinarios como “ESTANCIAS PROTEGIDAS” el poema ganador del II Premio Internacional de Poesia Ramón Ataz.

-Qué ha aportado la poesía a la vida de M. Sánchez?
Diversión, conocimiento del lenguaje. Para mí la poesía es una invitación al ingenio, un reto para conseguir musicalidad entre las palabras y entre las ideas, un camino para alejarme de la vulgaridad. También me permite relacionar lo imaginado con lo real, hasta el extremo de resultarme complicado a veces diferenciar una cosa de la otra. Me ha enseñado a conocer lo que no sé , las profundidades de mi imperfección. A buscar respuesta y explicación al mundo en lugares muy diferentes de los inmediatos. Me ha aportado una notable capacidad de escucha y de interés por la expresión de los demás. Me ha enseñado a distinguir lo fácil de lo difícil, a valorar la originalidad, la sorpresa. Me ha permitido acercarme notablemente a la parte inefable del ser humano. La poesía me ha permitido conocer otras maneras de sentir y de expresar con la escritura, a través de la lectura de otros poetas. Y desde luego me ha aportado placer, muchísimo placer. Leer buena poesía es una manera segura de ser feliz, difícilmente sustituible, en mi caso, por ninguna otra.

-Dime un autor que haya marcado tu trayectoria poética.
Esto es sencillo: Gil de Biedma.
No solo ha marcado mi trayectoria poética, también me abrió la puerta a lo desconocido, a una forma sorprendente de hacer poesía.

-¿Cuál es para ti la materia prima de un buen poema, sus ingredientes esenciales?
La empatía con el ser humano. El ambiente creado. La capacidad que tenga de transportarte con las ideas a un mundo distinto del habitual. La frescura y la armonía del relato poético. La cercanía de las palabras al pensamiento intuitivo. La carga de sensibilidad que ponga de manifiesto. El descubrimiento de yacimientos poéticos sorprendentes. La expresión gramatical; sus hallazgos. La musicalidad. El ingenio. La capacidad que tenga para sugerir.

-Manuel, ¿todo poema debe de pasar siempre por el filtro de la razón?, ¿es preciso comprender para sentir, para emocionarse con un texto poético?
No , no creo necesario que tenga que pasar por el filtro de la razón. Esta es una cuestión que tiene que ver mucho con el tipo de personalidad del lector. En mi caso, soy un escritor realista y experimento el mayor placer en el encuentro con la idea, por tanto, encontrar esa idea es importante. El mundo irracional produce a veces expresiones con un notable contenido poético que llega a través del lenguaje subconsciente.
En relación con la emoción, puedo decir que no dudo de que se pueda sentir un tipo de emoción en el terreno de lo irracional; emoción de la misma clase que la que se experimenta al escuchar una sinfonía. Pero si de lo que se trata es de sentir una emoción en el sentido más extendido y habitual del término, entonces es necesario pasar por el despacho de lo racional, porque para emocionarse el cerebro humano necesita previamente hacer una valoración de la circunstancia, y esta solo se puede realizar de manera racional.

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Sergio Ortiz, enhorabuena por este segundo premio con el que ha sido galardonado tu “DON PERIGNON” un excelente poema que tienen la oportunidad de apreciar y degustar nuestros lectores.

-Sergio, es la primera obra que has presentado en este Foro. Haznos una breve carta de presentación. Cuéntanos en pocas líneas quién es Sergio Ortiz.
Vivo en San Juan, Puerto Rico. Fui maestro de inglés a todos los niveles, incluyendo la universidad. Mi profesión posibilitó que viajara a distintos países de américa latina.  Viví en Perú, Argentina, Honduras y México. Viví en la frontera entre Estados Unidos y México la mayor parte de mi vida. Pinto y soy fotógrafo además de ser poeta. Me retire de la docencia en el año 2000. Nunca me casé, no tengo hijos, pero soy un hombre feliz, muy feliz.

– ¿Cómo te iniciaste en el complejo arte de la escritura?
Comencé a escribir poesía en mi adolescencia. Leer y escribir pronto se convirtieron en mi salvavidas.  Mis padres no aceptaban mi homosexualidad, era la época. Con el tiempo eso cambió pero ya yo estaba adicto a los palabras y las metáforas.

– ¿Eres asiduo de los concursos de poesía?, ¿qué opinión te merecen?
Este fue mi segundo concurso. Ahora si soy asiduo a los concursos, he enviado poemas como a cinco de ellos en los últimos dos meses.

– Tres autores indispensables para ti, Sergio.
Federico García Lorca, ¿qué seriamos los poetas sin él?
Neruda, por supuesto.
Sylvia Plath, a quien adoro.
Me pidieron tres pero son casi una infinidad, pues leo poesía vorazmente.
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Gerardo Mont, poeta y prosista de sobra conocido en esta casa de Alaire. Felicidades, querido compañero, “LA HÚMEDA RACIÓN DE LOS DÍAS” viene a poner el broche de oro a una impresionante trayectoria poética.

-Gerardo, ¿cómo entiendes la poesía, como una catarsis, una forma de vida, de autoconocimiento…?
Regresando a años atrás, recuerdo que me atrajo la posibilidad de decir de forma condensada y de acuerdo a los estudios de los lingüistas modernos (sus estudios me sedujeron con la posibilidad de un lenguaje diferente), cosas que creo, o he visto, y hasta algunas que quizás no habían sido dichas. Entendía la poesía como una forma de comunicación muy humana y menos racional que las matemáticas por ejemplo, o que la misma prosa. Desde ese punto de vista existía un inmenso horizonte expresivo y comunicativo. Pasado el tiempo, comprendí que el ser humano (no solamente el poeta) quiere ser escuchado y aplaudido o consolado, pero que existe poco interés por escuchar, que la belleza nos deslumbra cuando no es necesario ahondar en ella, y que los rincones que nos exigen pensar o confrontar la parte más oscura de nosotros mismos, no nos son muy atractivos. La poesía entonces, me parece una forma de autoconocimiento (en cuanto expresa la mejor versión del autor o de lo que decide mostrar), de egoísmo (en cuanto el autor se considera la medida de la verdad y la mejor pluma en vida (broma)), de búsqueda de la belleza, aunque los productos propiamente humanos generalmente no lo son, lo que la aleja de la realidad, máxime que generalmente enfocamos la visión desde un ángulo muy personal (yo he intentado, quizás sin lograrlo, condensar múltiples perspectivas en un mismo poema, aunque contradiga con esto el concepto de la “imagen única”). Y también me parece un ejercicio literario, que alcanza, a veces, cierta universalización, cuando logra interpretar en versos, sentimientos o deseos comunes a un buen porcentaje de lectores. Con esto quiero decir, que considero que a pesar de que la poesía constituye un lenguaje muy amplio y de múltiples posibilidades (si aplica el principio de semejanza), se sigue circunscribiendo – esa capacidad comunicativa casi ilimitada – a unas fronteras más o menos predecibles (me incluyo). Por supuesto existen los que trascienden las fronteras…, esos son los grandes (algunas veces).

-Has comentado en alguna ocasión que estuviste a punto de abandonar la escritura, ¿marcó este hecho un antes y un después en tu forma de afrontar el acto creativo?
Bueno, marcó un después en el que escribo muy poco, y cuando tomo impulso para hacerlo, lo hago afectado por ese sentimiento de resignación, que me hace poner los pies en tierra y aceptar que habré cambiado o transmitido, muy poco o nada (más lo último) . Esto hace que no pueda evitar considerar la poesía, una tarea bastante infructuosa. Y siguiendo con esta sinceridad con la que contesto y pocas veces me permito, confieso que me considero un aspirante a poeta que agoniza sin haber nacido. Cada vez son más escasas las razones que encuentro para escribir y solamente van quedando las que giran alrededor de una vanidad insana o de una afición, casi adicción, a escarbar en el dolor pasado (lo digo en el contexto, solamente, de mi experiencia).

-Una ventaja y un inconveniente que perciba Gerardo Mont relativo a la repercusión de las nuevas tecnologías sobre la literatura. 
La ventaja más importante que encuentro, es el fácil acceso a la obra de muchísimos autores (de renombre o no), a su pensamiento, a sus sentimientos, a sus testimonios como protagonistas o testigos del teatro humano. Esta función es para mí, algo práctico, algo que vino a sustituir mi afición de otro tiempo a las compraventas de libros.
El inconveniente mayor que encuentro, no es para el usuario, es para los autores que sufren la piratería, y como consecuencia se ven diezmados sus ingresos (única consecuencia que imagino porque sus ideas más bien son puestas al alcance de las multitudes). Se me hace difícil imaginar un inconveniente que me afecte como usuario, pues tengo el control de acceder o no a la información. Pero supongo, que para algunos (en este caso no me incluyo) si es un gran inconveniente, porque ser poeta ya no es asunto de unos cuantos iluminados, sino que ahora se trata, de unirse a un foro de naturaleza literaria, de desarrollar un estilo más o menos propio, y de ser aprobado por un número aceptable de sus miembros, pero además, surgen escritores en ellos, que superan inclusive a los que venden libros. Así pues, las nuevas tecnologías, la reducción de las distancias y el acceso al conocimiento, nos permiten, si así nos place, intentar lo propio, sin limitarnos a ser meros lectores. Recuerdo el tiempo en que Poeta se escribía con mayúscula, como si éste fuese un ser humano excepcional, pero ahora…hasta mí me han llamado así, jeje (broma medio en serio).

– Por último, dime un libro que no hayas conseguido terminar de leer.
Por Dios, que difícil, son cientos. Ya mencioné que me gusta la lectura y que he sido asiduo a las compraventas. Todo aquel libro que me permitió, después de algunas páginas, adivinar la trama, perdió mi interés y no sumó otro lector a su lista. Pero, por poner un ejemplo (sin mencionar autor), alguna vez, hace varios años, intenté leer algunos libros de corte espiritual, que me parecieron tan lejanos a la realidad humana alcanzable, que ahora no puedo evitar decirle a quién miro con uno en sus manos (si media la oportunidad): “No lea eso, se va a creer especial, y va a mirar hacia abajo a los débiles humanos”. Por último quiero mencionar que me parece gracioso, que ningún conocido aficionado a esos libros considera que ese autor, en buena medida, no se sujeta a sus propios consejos, y que tampoco menciona que él no ha logrado su Nirvana, dejando creer a sus deslumbrados seguidores, que él es el mejor ejemplo de lo que predica. Siempre he creído en algo que llamo “la sinceridad del autor”, aunque supongo que no es conveniente porque el lector espera de éste, convertirlo en su modelo a seguir.

Gerardo, Sergio, Manuel, muchas gracias, y muchos éxitos más.