Entrevista a Arturo Rodríguez Millet

Arturo

Entrevista por: Hallie Hernández Alfaro

  • Egresado de la Universidad Central de Venezuela (UCV) como Médico Cirujano en 1983 y Post-grado en Psiquiatría en 1989
  • Formación en Psicoterapia Cognitiva en la Unidad de Terapia Cognitiva y Sexual de Caracas en 1990
  • Colaborador docente en cursos de post grado en Psiquiatría de la UCV
  • Coautor del libro “Terapia Cognitiva para los Trastornos de la Personalidad” Ed. El Nacional, Caracas 2008.
  • Incursión en actividad teatral amateur con el Grupo Escénic del Centro Catalán de Caracas en 2011
  • Premio como “Mejor Actor Principal” en Festival de Teatro Interclubes de Caracas los años 2011 y 2012. Mención especial como “Mejor Dramaturgia” en el mismo Festival del año 2014 con la opera prima “Abuelo Meu”
  • Segundo Premio Concurso de Relato Alaire “Ramón Ataz” 2013
  • Autoría de obras de teatro breve presentadas en Caracas: “almagemela.net” 2015 y en Madrid: “5ta. Esencia” 2017. En fase de montaje la obra larga “Desde la Cornisa”

 

– ¿ Cómo nace la poesía dentro del humano erudito y sensible que te define ?

Puedo asegurarte que estoy muy lejos de ser un erudito, simplemente tengo el nivel de formación e información suficiente para desempeñarme adecuadamente en mi profesión y en mi rol de ciudadano común. La sensibilidad, en cambio, es un don que la divina providencia puede otorgar, no hay ningún mérito propio en tenerla, aunque si es responsabilidad de cada quien tratar de desarrollarla.

De allí, tal vez, nace la poesía, de la necesidad inherente al ser humano de expresar la mucha o poca información que como individuos únicos e irrepetibles hemos podido acumular, para compartirla con el resto de nuestros semejantes y construir entre todos este universo abstracto que llamamos cultura. La poesía es el divino accidente dondeconfluye lo que somos, lo que necesitamos expresar, el don de la sensibilidad y la palabra.

– Llevar a Catalunya en la sangre es una predisposición a la valentía moral, cuéntanos un poco ¿ cómo ha manejado tu yo la fuerza de tus ancestros ?

En realidad, no llevo sangre catalana en mis venas. Es más bien mi sangre venezolana la que está en Catalunya porque mi único hijo vive en Barcelona desde hace cinco años y mi sangre brotará en esa tierra porque allí nacerán mis nietos. En mi caso, la “valentía moral” no es algo que me tocó manejar como una reminiscencia ancestral lejana, todo lo contrario, la viví intensamente y en primera fila. Tengo la dicha de tener por padre a uno de los más importantes intelectuales y artistas plásticos de mi país y de nuestro tiempo, Alirio Rodríguez. Crecer a su lado siendo testigo excepcional del desarrollo de su creación pictórica y escrita, verme involucrado en la épica de su obra, ha sido y sigue siendo uno de los principales bastiones para cualquier cosa que pueda llamar mi fortaleza ética e ideológica.

– ¿ Qué autores venezolanos, poetas o narradores, han sido para ti fuente de inspiración?

Si hablamos de autores venezolanos que hayan hecho impronta en mis años juveniles, tendría que mencionarte a José Rafael Pocaterra con sus “Cuentos Grotescos” y a Pedro Emilio Coll con su entrañable cuento “El diente roto”. En cuanto a poetas, fue un hallazgo importante para mí la obra de José Antonio Ramos Sucre. Sin embargo, no sé si resulte muy atrevido afirmarlo, pero en realidad no creo que mi fuente de inspiración haya estado nunca en los autores que he leído. La pulsión para escribir, en mi caso, ha surgido siempre de la vivencia activa, de las bofetadas directas que nos da la realidad en la cara sin la mediación de otro intérprete por los transeúntes desconocidos con los que me tropiezo a diario en una urbe cada vez más seducida por los demonios de la anomia. Es allí donde creo se encuentra eso que solemos llamar inspiración; los pocos autores que leo, en todo caso, más han servido para evadirme que para imbuirme en el accidente creativo.

– Sin pensar demasiado, ¿ qué libro o libros has leído y nunca has podido olvidar ?

“Las lanzas coloradas” de Arturo Uslar Pietri; “Narciso y Goldmundo” de Herman Hess; “Veinte poemas de amor y una canción desesperada” de Pablo Neruda; “1.984” de George Orwell; “Un mundo Feliz” de Aldous Huxley; “El nombre de la rosa” de Umberto Eco.

– El teatro es una expresión artística donde somos más de uno y las emociones son un compendio que mueve las tablas. ¿ Qué influencia ha tenido tu experiencia como actor en el desarrollo de tu poesía ?

Los seres humanos no contamos con la suficiente capacidad cognitiva para comprender la integralidad de lo que somos, por eso nos valemos del recurso de“departamentizarnos” pero ese esfuerzo lo único que logra, en verdad, es producir. Me siento incapaz de comprender: cómo el hombre que soy se convirtió en psiquiatra, qué movió al psiquiatra a escribir; qué influencia tuvo en el poeta hacer teatro… no sería cierta ni honesta cualquier elucubración que haga sobre la concatenación de influencias en ese mestizaje de roles. Todo cuanto soy ahora es consecuencia de lo que he hecho y todo cuanto hago en la consulta, en las tablas o en una página en blanco, es un destilado último de cuanto he hecho, de mi esencia. Sólo a modo anecdótico, podría decirte que incursionar en la actuación me llevó de nuevo a la escritura, justo ayer me informaron que mi obra, “Después del frío”, ganó un concurso de dramaturgia en otro portal literario donde participo y la misma será presentada por un grupo teatral en España.

 

– Sabemos en Prosa Alaire de tu talento para los micro-relatos y para la narrativa corta. ¿ Cómo percibes a los jóvenes autores venezolanos que han optado por la aventura de escribir una novela ? ¿ Cuál de ellos recomendarías como lectura nutritiva e imprescindible para los amantes de la literatura ?

En efecto, tanto en narrativa como en poesía, siempre me ha atraído el minimalismo, la célebre expresión del Arquitecto Mies Van der Rohe: “ menos es más ”, ha sido por mucho tiempo un lineamiento importante entre mis búsquedas a la hora de escribir: una aproximación estética a la médula conceptual de cuanto pretendo expresar. Debo confesar que no soy un consumidor sistemático y organizado de literatura, mi actividad profesional compromete la mayor parte de mi tiempo útil, así que no podría hablar con propiedad sobre las actuales tendencias o el surgimiento de nuevos movimientos literarios que sin duda se vienen generando en mi país. Sin embargo, pienso que autores actuales como Boris Izaguirre, Francisco Súñiga y Federico Vega constituyen una referencia importante en ese género.

 

– Recuerdo haber tenido el honor de dialogar en una entrevista virtual para Alaire con Antonieta Madrid. ¿ Hay algún libro de ella que sientas cercano a tu corazón ?

Una buena demostración de que estoy muy lejos de la erudición. Antonieta Madrid es una importante autora venezolana y, según tengo entendido, buena parte de su obra ha sido traducida a varios idiomas, sin embargo, no he leído nada de su autoría. Tu pregunta me obliga a incluirla en mis lecturas pendientes.

– Si, en el aquí y ahora, tuvieses la posibilidad de publicar a tres escritores de poesía, ¿ quiénes serían los afortunados ?

No podría darte tres nombres, de lo que sí estoy seguro es que todos serían de la comunidad poética de Alaire.

 

Mil gracias por tu tiempo y tu bondad al responder, Arturo. Placer haber conversado contigo.

 

Tres poemas de Arturo Rodríguez Millet

 

Tiranía

 

Algo perverso hay, sin duda,

en los espejos de palacio

frente a los cuales pasa revista el tirano

a las arrugas en su traje.

 

Algo abyecto hay, estoy seguro,

en las lisonjas oportunas

y repugnantes complacencias

de genuflexos serviles

con voracidad aurífera.

 

Algo queda en las calles, solo un poco,

del eco de ilusas promesas,

retumbando una y mil veces

para convertir la utopía

en esperanza perdida.

 

Algo de sangre queda, en este caso no poca,

en el asfalto que alguna vez afianzo la protesta.

A estas playas llega, de recónditos lugares,

un oleaje de indiferencia, o peor aún, de vítores

a la épica mentira de revoluciones ajenas.

 

El tirano se peina frente al espejo,

los adulantes celebran,

la justicia se oculta sonrojada entre las piedras

mientras gárgolas de palacio escupen fuego a la tierra

porque de esa tierra está hecha la gente…

 

Y un imbécil foráneo

justifica lo que ve en el espejo,

que algo tiene de perverso…

no hay duda.

 

 

Efervescencia

 

Nívea gaviota, vuelas, con alas de tenue efervescencia,

así te esfumas, así destierras mis pupilas del perfil de tu horizonte.

Sediento de marejadas, has decretado en mis playas templanza de acantilado.

 

Fuiste promesa de sol en atardecer de tormenta

pero siguen salpicando los charcos reflejos de luna en mengua.

 

Aún conservo la lejanía que tu brisa impregnó en un pañuelo,

el cartucho de tinta que diluye los versos que aún no escribo

y la placenta que nutre cada uno de tus desdibujados besos.

 

Todavía mis dedos preguntan por aquel pliegue oculto en tu piel,

siguen mis ojos despeinando el perfume escondido en cualquier cabellera negra

y regresa tu voz emergiendo de cada vacío, maltratando mi nombre a silencios.

 

Los colores del ocaso acortan las horas mientras las sombras se elongan,

el reloj se torna sospechoso de reiterar escenarios

y la araña duerme a la espera del primer insecto suicida.

 

Un chubasco de agua clara cae donde reinan las arenas

se evaporan las gotas antes de tocar el suelo,

alas de gaviota que, efervescentes, alzan vuelo.

 

 

Justo al final

 

Justo al final de tu muslo izquierdo

– en un pliegue íntimo y discreto –

dejé oculto en su humedad

al ente de mi deseo.

 

No tiene forma ni sustancia.

Se alimentará de sí mismo

cada vez que tus labios

pronuncien mi nombre en un quejido.

 

Emanará el placer de cada surco

que rozaron mis manos

y de mis ojos invocarás la calma

para acallar los gemidos…

 

Cada vez que mis labios

se fundan en tu cuello

y susurren tu nombre

en un soplido.