Con Borges y contra Borges

borges

Autores: Cristóbal Loriente y Pablo Ibáñez

[divider]Con Borges, por Pablo Ibáñez

 

[divider]Blind Pew
[divider]Lejos del mar y de la hermosa guerra,
que así el amor lo que ha perdido alaba,
el bucanero ciego fatigaba
los terrosos caminos de Inglaterra.
[divider]Ladrado por los perros de las granjas,
pifia de los muchachos del poblado,
dormía un achacoso y agrietado
sueño en el negro polvo de las zanjas.
[divider]Sabía que en remotas playas de oro
era suyo un recóndito tesoro
y esto aliviaba su contraria suerte;
[divider]a ti también, en otras playas de oro,
te aguarda incorruptible tu tesoro:
la vasta y vaga y necesaria muerte.
[divider]Leí por primera vez este soneto de Borges citado en la novela Carlota Fainberg, de Antonio Muñoz Molina. Es extraña la manera como me atrapó, seguramente influida por la manera como había atrapado al propio Muñoz Molina. Hermosa guerra… las palabras bailaban contradictorias y rimadas, la aparente ingenuidad sofisticada de la forma, la rima machacona de los tercetos (oro, tesoro, suerte, muerte…), orgullosamente clásica, la capacidad mágica de crear un ambiente, de trasportar al lector al lugar, a la circunstancia desesperada y esperanzada del pirata en tierra, al legendario mundo adolescente de Stevenson, pasado por un filtro dorado, brillantemente reflexivo. Me asombró la redondez del resultado, el prodigioso equilibrio de ritmo, contenido, evocación, la bella precisión de los detalles, la apelación directa al lector en el cierre, plena de humanidad y sentido. Me atrapó hasta el punto de pasarme dos años intentando escribir sonetos.
[divider]Había leído los cuentos de Borges hacía ya tiempo y me hice con una edición de su poesía completa. Después leí sus conversaciones sobre literatura, “El aprendizaje del escritor”, que me ayudaron mucho a desprenderme de complejos: no solo se puede reír uno de la rima consonante y de la solemnidad cursi, como el mainstream impone. También es posible reírse a carcajadas del sencillismo y del versolibrismo naíf.
[divider]Desde esas lecturas siempre me ha parecido un gigante de la literatura, quizá demasiado bueno para recibir un Nobel. ¡Viva Borges!
[divider]Contra Borges, por Cristóbal Loriente
[divider]Estimados lectores:
he sido, soy y seré tartamudo.
[divider]Mis amigos de la adolescencia me llamaban “Cricri”.
[divider]Desde que empecé a hablar -o mejor- a tartamudear,
mis profesores me animaron a que colocara piedras en la boca, como
Demóstenes,
quien se las puso,
y -al parecer- la cosa funcionó,
y se convirtió en un gran orador.
[divider]Llené la boca de piedras y sangré a borbotones.
[divider]En otras ocasiones hubo quienes restaban importancia a mi tartamudez,
y me decían bienintencionadamente:
“No te desanimes, Cricri, que ha habido grandes tartamudos en la historia,
como Borges”.
[divider]Leí al argentino,
pero me aburría más que un libro de
autoescuela:
su poesía parecía la tabla de multiplicar.
Poesía axiomática, matemática, asmática.
[divider]En plena crisis venática, soñé que el habla y la palabra
-el verbo-
eran todo lo contrario:
malabarismo, voyeurismo, versolibrismo.
[divider]La poesía es salirse por la tangente, pensar lo impensable,
escapar,
huir.