Miedo

Autor: María R. Alfano.

[divider]No sé cómo nació esa idea absurda, seguramente fue creciendo con las historias que mis primos relataban en esas noches de verano en que nos sentábamos en la vereda hasta altas horas, mientras los mayores, olvidados de nosotros, conversaban sobre política y futbol acompañados de algunas botellas de cerveza.
Escuchar historias de terror y bañados por el aroma de los paraísos que cubrían la calle, podía ser divertido, pero cuando todos se iban y quedaba sola en mi cuarto, que era el primero al entrar en aquella casa chorizo, el que daba con su ventana a la calle; los sonidos y la oscuridad tomaban forma y allí comenzaba el miedo. Los muebles se complementaban en mi contra; gemían. No lograba relajarme y menos dormir. Las tinieblas daban forma a mis miedos y las historias que había escuchado me visitaban agigantándose con los ruidos que llegaban de afuera.
[divider]Una noche presa de terror, decidí ir al cuarto de mi prima Ángela. Las habitaciones tenían puertas altas con cristales y luego, puertas persianas. Sólo tenía que salir, subir los escalones hasta el cuarto de ella. Decidida abrí la primera puerta y antes de abrir la segunda espié por las mirillas. Una sombra se deslizó por el patio rumbo a la escalera y desapareció. Mis manos comenzaron a temblar y una sensación de estar en un pozo negro pareció rodearme. Quise gritar y no pude, mi voz se había ahogado en mi garganta. Volví a mi cama y me cubrí con la sábana hasta la coronilla, pero eso no logró que se apagaran los extraños murmullos que batían en mi cabeza.
[divider]Comprendí que la masa negra que había subido la escalera iba al cuarto de Ángela y ella estaba en peligro. Sacando coraje no sé de dónde; salí y subí los escalones. Una brisa suave me daba en la cara, me temblaban las rodillas que apenas me sostenían. Al llegar a la puerta de su habitación que estaba entreabierta, escuché risas ahogadas. Me asomé y descubrí que no era un fantasma el que abrazaba a mi prima; era Santiago el vecino de al lado y ella no parecía sentir miedo; sonreía feliz.