Carta a Ferreiro

Rafel Calle
J. J. Martínez Ferreiro y Rafel Calle, en los inicios de Alaire

 

Autor: Rafel Calle

Querido Ferreiro:

En esa gran evolución que hemos perpetrado durante los últimos 12 años, ha habido de todo, risas y lágrimas, subidas y bajadas y momentos dramáticos por la pérdida de seres queridos. Pero aquí estamos, tú y un servidor, desde el primer día.

Y, sí, creo que la recompensa ha justificado sobradamente tantas horas, tantos días de tanta devoción. Que se diga que Alaire es el mejor foro de poesía de Internet, no es mi mayor satisfacción, porque ello, aunque muy respetables, son opiniones y es muy probable que las haya para todos los gustos. La mayor recompensa es tener el privilegio de trabajar día a día, coco a codo, con colegas como tú. Aquí y ahora.

El ser humano y el sueño. La búsqueda de una razón de sí mismo, en sí mismo. La huella. La huella del pensamiento. ¿Sabes? Uno se duda mucho. Uno duda de todo y mucho más de sí mismo. Cuando comenzamos en esto del poema, no sabíamos nada, contábamos sílabas y mal contadas. Sí, sabíamos cómo se combinaban sonetos, décimas… y los podíamos escribir.

A día de hoy, la conclusión está clara: poesía es poema. Parece una tontería haber llegado a una conclusión tan fácil después de tantos años de estudio y trabajo. Pero es así de fácil: autor para que haya lector; primero el autor, después el lector.

El quid de la cuestión es que el escritor despierte el interés del lector. Asunto dificilísimo porque la poesía no es más que una opción cultural dentro de un ramillete de opciones altamente sugerentes como pueden ser el teatro, cine, música, pintura, novela, ensayo, periódicos, revistas, televisión… Es decir, tenemos que competir con grandes profesionales y algunos genios de la transmisión. Como es lógico, si eres meramente un aficionado no llegarás a ningún sitio. Y ya veremos dónde eres capaz de llegar aunque trabajes a destajo.

Así pues, creo que el mayor logro de Alaire ha sido unificar la idea de que el poema tiene que despertar el interés del lector, como primera premisa, porque el poema tiene que competir con otras opciones culturales altamente sugestivas. Todo lo demás es secundario y, además, está en manos del lector (gustos, emoción, impacto sensorial…).

Por otra parte, te agradezco el comentario que me has dejado en Blanca (https://editorialalaire.es/foro/viewtopic.php?f=1&t=29367), el poema que le dedico a Blanca Sandino, que a mí me parece un ejercicio rítmico-estético en el que, literariamente, no he podido dar más de sí (ahora no estoy motivado para escribir poemas, aunque intentaré escribirle uno a Ramón Ataz).

En cuanto a lo que dices sobre la combinación de versos con el axis par o impar, bueno, es cierto que, a la hora de la lectura, una combinación de versos, por ejemplo, heptasílabos y endecasílabos, suena muy bien, sobre todo, al oído de quien está acostumbrado a leer poesía clásica, pero no es menos verdad que esa visión de la combinativa versal tiene mucho de mito.  Veamos, teniendo en cuenta que las combinaciones monométrica y polimétrica incluso hoy en día se escriben utilizando las figuras de transformación y las licencias métricas, tal y como ya se utilizaban muchos siglos atrás, la métrica y el ritmo resultantes son solo una suposición, no una realidad, por la sencilla razón de que la inmensa mayoría de lectores no las tendrán en cuenta (sinalefas enrevesadas o entre signos de puntuación, sinéresis, etc.).
Por lo tanto, muchos supuestos poemas monométricos, incluso sonetos endecasílabos legendarios, en realidad son polimétricos que combinan versos de 10, 11, 12 y aun 13 sílabas. De ahí que un servidor crea que en la combinación versal, más que el número de sílabas, lo que importa es la construcción del verso.

Y, sí, una cosa son los preceptos métricos clásicos, y otra cosa son los lectores de poesía, que, ante todo, tienen que saber leer muy correctamente, de manera culta, eso en el poema es primordial.  Así, nosotros, en Alaire ponemos en solfa todo el entramado métrico convencional, porque, además, no es posible que toda la versificación se circunscriba a la combinación de unos pocos metros. Es decir, fuera del endecasílabo, alejandrino…, hay vida para la versificación. Ahí entra la combinación multimétrica.

El término “verso multimétrico” lo hemos acuñado en Alaire. Se trata del verso que llaman “libre”. En la multimetría la libertad es muy relativa, porque que no se tenga en cuenta el número de sílabas no significa que no sea una combinación muy trabajada. Al no tener que pensar en cuadrar sílabas y rimas, el autor puede inmiscuirse de lleno en el aspecto técnico-semántico, que no es otra cosa que desarrollar el lenguaje al máximo nivel rítmico-literario, si bien, las figuras retóricas son más complejas y, claro está, menos impostadas, puesto que no se utilizan por imperativos silábicos y/o rimáticos.

Hablando de la estética, la combinación multimétrica tiene unas posibilidades enormes, infinitas y mucho más fáciles de vertebrar que en cualquier otra combinación. Con la práctica se pueden conseguir verdaderas filigranas. En Alaire tenemos bastantes especialistas, chicos y chicas, que bordan los preceptos de la versificación que pregonamos.

En fin, animo a todos los compañeros a seguir trabajando a fondo cualquier tipo de combinación, incluso el versículo, y que cuando escriban piensen que están inmiscuidos en un movimiento literario llamado “Evolucionismo”. Es así y para comprobarlo solo hay que ver la primera página de Alaire. Nosotros nunca nos conformamos, siempre queremos más. Siempre, nuestro mejor poema está por llegar.

Y, sí, querido amigo y admirado colega Ferreiro, en Alaire se está dando un salto de calidad tan grande, que no es descabellado pensar en una corriente o movimiento literarios. Para que lo sea, se dan todas y cada una de las premisas.

Un fuerte abrazo.