Cinco mujeres de las letras españolas del siglo XIX

Autor: Alonso Vicent

Rosalía de Castro
Rosalía de Castro

 

 

No recordaba cuando se perdieron Cuba y las Filipinas, quizás porque nunca consideré que fueran mías. Pero con nada que se indague se ve que fue en el 98, 1898.
Lo que sí recordaba, de mis tiempos de instituto, era el periodo de la restauración (1874) y, en general, el mal resultado de las leyes que pretendiendo la modernización y el desarrollo sumieron a la sociedad en un clima de desigualdades y descontento.
En una España dividida, prácticamente rural y pobre, la incipiente burguesía toma las riendas de las transformaciones de finales del siglo XIX. De este inconformismo, y en un ambiente urbano y burgués, nace la generación del 98, o noventayochista, y el movimiento modernista.
Diferencias y coincidencias definen a estos dos grupos, pero hay algo que los une más allá de los movimientos literarios, y es la marginación de la mujer también en lo que atañe a la cultura; llámese política, prosa o poesía.
Solo el 9,6 de las mujeres de la época sabían leer y escribir, y el papel que se le ofrece en la sociedad es el de pasivo y enigmático. Esposa y madre, y los estudios a los que podía acceder iban encaminados en ese sentido.
Contra la intransigencia y en defensa de la libertad, mucho antes del 98, ya empezaron los movimientos de librepensadores y regeneracionistas para romper con las tradiciones y el conservadurismo vigente (llamados por Luis Paris “la gente nueva”). Son activos en la sociedad y apoyan los avances sociales y científicos.
Dejemos de lado movimientos o generaciones, y centrémonos en las verdaderas marginadas de una época que empezó a cambiar la sociedad desde unas trincheras que pocas crónicas han sacado a la luz.
Y centrándonos en la mujer, en este ámbito y a modo de reseña, aquí presentamos a seis pioneras a modo de introducción, en un ambiente que en nada les favorecía.

Concepción Arenal: (1821- 1893) Licenciada en derecho, funcionaria de prisiones, periodista, poetisa, ensayista, cristiana y precursora del feminismo. Nada hay incompatible cuando prima la razón.

“Ahora, hace poco, un grupo no muy numeroso, pero muy escogido, hace una revolución en el mundo intelectual, proponiéndose al instruir a los niños y a los jóvenes, educarlos al mismo tiempo, y prepararlos, ante todo, para que sean personas primero, y después ingenieros o naturalistas. Pues esto que se inicia en la educación de los hombres hay que hacerlo con la de las mujeres, procurando que cultiven sus más elevadas facultades, que purifiquen sus sentimientos, que enfrenen en lo que puedan tener de desordenados sus instintos, que fortifiquen y ennoblezcan su carácter, y entonces, cuando sean personas más perfectas, serán mejores madres, porque la perfección de la madre, como la del padre, no puede consistir en la aplicación parcial de ciertos elementos humanos, sino en la total de cuanto constituye la mujer y el hombre, como ser inteligente y afectivo”

Rosario de Acuña: (1850- 1923) Activista, poeta, ensayista, conferenciante, novelista… por supuesto que se ganó muchos enemigos. Una mujer, ¡por Dios!, hablando de igualdad y libertades.

CASUALIDAD
Soñé, y en la dormida inteligencia
vi al humano, con ansia desmedida,
buscando los principios de la vida
y dudando a la vez de su existencia;

Vi al ocio revestido de prudencia,
vi la igualdad tornarse fratricida,
vi la diosa Razón entumecida
y en el caos a Dios y a la conciencia.

Vi una raza luchando con la muerte,
a Europa envuelta en sangre y desgarrada,
más lejos, sin girar, la tierra inerte;

Y aún de mi sueño aquel horrorizada,
me despertó, con peregrina suerte,
de un loco que pasó la carcajada.
(Revista Contemporánea, V, Madrid, 15 de agosto 1876, p. 20)

Carolina Coronado: (1820-1911) Poeta, novelista, ensayista, dramaturga, con espíritu autodidacta y progresista. Todo ello enmarcado en un estilo romántico.

“¡Oh Dios! nacer mujer es triste cosa,
desventurada suerte nos rodea,
¡Ay infeliz de la que nace hermosa!
Y ¡ay infeliz de la que nace fea!”

Gertrudis Gómez de Avellaneda: (1814-1873) Escritora romántica nacida en la Cuba colonial, rebelde, crítica y precursora del movimiento feminista en España.

AL DESTINO
Escrito estaba, sí: se rompe en vano
una vez y otra la fatal cadena,
y mi vigor por recobrar me afano.
Escrito estaba: el cielo me condena
a tornar siempre al cautiverio rudo,
y yo obediente acudo,
restaurando eslabones
que cada vez más rígidos me oprimen;
pues del yugo fatal no me redimen
de mi altivez postreras convulsiones.

¡Heme aquí!, ¡tuya soy! dispón, destino,
de tu víctima dócil. Yo me entrego
cual hoja seca al raudo torbellino
que la arrebata ciego.
¡Tuya soy!, ¡heme aquí!, ¡todo lo puedes!
Tu capricho es mi ley: sacia tu saña:
pero sabe, ¡oh, cruel!, que no me engaña
la sonrisa falaz que hoy me concedes.

Rosalía de Castro: (1837-1885) Poetisa y novelista gallega que escribió tanto en gallego como en castellano y que fue considerada la precursora de la poesía moderna.

DICEN QUE NO HABLAN LAS PLANTAS, NI LAS FUENTES, NI LOS PÁJAROS
Dicen que no hablan las plantas, ni las fuentes, ni los pájaros,
ni el onda con sus rumores, ni con su brillo los astros,
lo dicen, pero no es cierto, pues siempre cuando yo paso
de mí murmuran y exclaman:
Ahí va la loca soñando
con la eterna primavera de la vida y de los campos,
y ya bien pronto, bien pronto, tendrá los cabellos canos,
y ve temblando, aterida, que cubre la escarcha el prado.
-Hay canas en mi cabeza, hay en los prados escarcha,
mas yo prosigo soñando, pobre, incurable sonámbula,
con la eterna primavera de mi vida que se apaga
y la perenne frescura de los campos y las almas,
aunque los unos se agostan y aunque las otras se abrasan.
Astros y fuentes y flores, no murmuréis de mis sueños,
sin ellos, ¿cómo admiraros ni cómo vivir sin ellos?

Emilia Pardo Bazán: (1851-1921) Crítica literaria, novelista, cuentista, ensayista y catedrática en la Universidad de Madrid. Puede ser considerada la primera gran periodista española.

“Yo sé decir que un autor, rara vez produce adrede libros muy crudos o muy poéticos; lo cierto es, en mi opinión, que la rica variedad de la vida ofrece tanta libertad al arte, y brinda al artista asuntos tan diversos, cuanto son diferentes entre sí los rostros de las personas: y así como en un espectáculo público, en un paseo, en la iglesia, vemos semblantes feos e innobles al lado de otros resplandecientes de hermosura, en el mudable espectáculo de la naturaleza y de la humana sociedad andan mezcladas la prosa y la poesía, siendo entrambas reales y entrambas materia artística de lícito empleo.”