Existe la capacidad de crear una realidad alternativa que se sustenta en el universo del instante, un universo infinito donde podemos descubrir nuevas galaxias cada día.
Una serie de factores se mezclan en un cóctel de silencio, surge así la fantasía, una creatividad tan innata como asombrosa.
La imaginación es algo inherente al ser humano, pero ha de producirse una pérdida sutil de la conciencia para que ésta pueda manifestarse libremente.
¡Quién no ha escapado alguna vez del peso de su cuerpo, y se ha visto besando una parte de la memoria!
El arte, en todas sus expresiones, tiene también en la imaginación su mejor aliado, aunque el artista base su obra en una realidad palpable, es capaz de transformarla y dotarla de esa unicidad que necesita para ser especial.
En otras formas de arte el concepto imaginativo puede ser diferente, la creatividad fluye desde un prisma instantáneo.
La imposibilidad de imaginar en el momento, por ejemplo, de la creación poética, hace que el grado de inventiva tenga que ver con un cúmulo de sensaciones, muchas veces ligadas a un tiempo previo de imaginación.
El mundo, tal y como hoy lo concebimos, se empeña en despojarnos de ese don,
tendemos a quitar importancia a lo impalpable, a dejar el peso del aprendizaje de los niños sobre un montón de libros, necesarios pero frágiles.
La imaginación nace de una necesidad, de un vacío sujeto al pensamiento y que se irá llenando con las experiencias de la vida.
Tal vez este es el motivo por el cual los niños son los grandes portadores de ese talento.
Es precisamente en la infancia donde se abren inconscientemente las puertas de la imaginación y el niño hace de esa ficción una realidad indispensable.
El poder seductor de lo desconocido, o de lo conocido y difícilmente expresable se manifiesta en la poesía de una forma inequívoca, una realidad fingida o no, pero transformada y servida, en palabras, a nuevas imaginaciones.
Fomentar el universo de la ilógica puede crear, con el tiempo, una lógica aplastante.
Tal vez los genios cimentaron su éxito en el aire, para construir el más sólido de los conocimientos.
Imaginar es convertirse en Dios, un creador de futuros imperfectos.
Luis Oroz.