Autor: Rafel Calle
¿QUÉ ES POESÍA?
Para empezar, concretemos qué es poesía: poesía son poemas. ¿Qué es un poema? Un poema es una obra literaria en la que se emplean con profusión los elementos del lenguaje literario. El lenguaje literario, que consta de alrededor de 300 figuras, es el que se emplea para escribir literatura (novelas…), pero en el caso de la poesía, sobre todo si es poesía en verso, los recursos del lenguaje literario son explotados al máximo, más que en ningún otro tipo de literatura y, por supuesto, mucho más que en cualquier otra forma de lenguaje escrito.
Bien, ¿por qué digo todo eso que parece tan evidente? Porque es muy importante que comprendamos que la poesía tiene una madre y que se llama lenguaje literario. Todo lo demás, en poesía, es secundario. Incluso la métrica es secundaria.
LA MÉTRICA.
Hablando de métrica, ¿cuántos poetas escriben poemas y no tienen conocimientos de métrica o, simplemente, no la emplean? Muchos y muy buenos.
¿Qué quiero decir?, que saber de métrica tiene una importancia muy relativa, por la sencilla razón de que, cuando se escribe poesía en verso, la métrica surge por sí misma. Si es verso es métrico, no puede ser de otra manera, dado que un verso lo es si va acompañado de otro y entre ellos se coloca una pausa versal, que es lo que origina la métrica.
Para acabar con la métrica -en otra ocasión me extenderé más-, aclaro que no estoy en contra de ella, todo lo contrario, a mí me encanta y, además, la he estudiado a fondo, pero las cosas como son, sin métrica se puede ser un gran poeta, sin lenguaje literario no llegarás ni a plumilla de tercera.
EL LENGUAJE LITERARIO.
Bien. Y, si nunca hemos estudiado el lenguaje literario, ¿por qué escribimos poemas en los que empleamos sus recursos (figuras, licencias…)? Porque lo vamos aprehendiendo durante toda la vida. Cuando leemos una novela, un poema, un artículo, un reportaje, un anuncio…, estamos familiarizándonos con el lenguaje literario. Fijémonos que el uso puntual de las figuras del lenguaje literario, se puede dar incluso en el lenguaje popular, de hecho, los refranes son un ejemplo, así, cualquier texto que transmita elementos idiomáticos sensoriales estará basado en el lenguaje literario, cuanto más evocador, más literario.
Y es que el lenguaje literario nació y se desarrolló con la poesía. Su origen es anterior a la escritura, entonces la gente para recordar algo, utilizaba elementos idiomáticos distintos a los de su habla cotidiana, muy esencializados, con amplio espectro semántico, con musicalidad…, es decir, con lo que, aunque ellos no lo supieran, era el basamento de la poesía en verso.
Posteriormente, ya con la escritura, los juglares empiezan a construir el poema, no cuentan sílabas, pero siguen persiguiendo la esencia del idioma, cierta carga semántica y emplean y desarrollan el elemento eufónico de forma casual por mor de las propias figuras, y de manera causal por la similitud del final de las palabras, como acotamiento de un renglón, es decir, lo que hoy llamaríamos verso multimétrico rimado en asonante.
Más tarde, los clérigos inventan un verso de 14 sílabas con dos pausas, una después de la séptima sílaba y otra al final del verso. Lo dividen en estrofas de 4 versos, todos con la misma rima, en este caso la rima consonante que ellos introducen en la poesía española.
Con el verso de 14 sílabas inventado (verso alejandrino), el lenguaje literario obtiene una importancia capital, ya que todos los versos tiene que tener 14 sílabas exactas, ni una más ni una menos. Para lograr tal exactitud silábica el poeta tiene que echar mano de todos los recursos habidos y de los que se va inventando a medida que se desarrolla la monometría rimada en consonante. De todos esos recursos inventados por los poetas a lo largo de la historia, nace y se desarrolla el lenguaje literario.
Después, con los versos octosílabo y endecasílabo, ambos rimados, el lenguaje literario obtiene su mayoría de edad.
A día de hoy, la monometría es una opción, pero dentro de las demás opciones que existen para escribir un poema, que son bastante más utilizadas, hablo de la polimetría y de la multimetría.
CÓMO MEJORAR NUESTROS POEMAS.
Y, ¿qué tenemos que hacer para mejorar nuestros poemas? Sencillamente, dotarlos de los recursos literarios pertinentes.
De acuerdo, empecemos a escribir un poema. Supongamos que es un poema en verso (el poema se puede escribir en verso o en prosa). Y supongamos que prescindimos de la métrica, es decir, vamos a escribir un poema en verso multimétrico, que es una combinación en la que no se premeditan los metros.
Escogemos un tema, nos abstraemos de todo, nos concentramos en el poema y nos dejamos llevar. Escribimos los versos tal y como nos pida el cuerpo. Si en un momento dado, nos quedamos atorados y no podemos continuar, leemos lo escrito desde el principio, las veces que haga falta; si a pesar de todo tenemos dificultades para continuar, repasamos lo escrito, lo adecuamos suprimiendo lo que no nos guste y lo dejamos para continuarlo a la menor ocasión.
Como quiera que muchas veces se da la circunstancia de que, después de la supresión de los versos que no nos gustaban, solo dejamos unos pocos, estos pueden servir para un poema que no tenga nada que ver con el tema inicialmente pensado; de ahí que en muchas ocasiones, no sabremos de qué escribimos hasta que lo hayamos terminado de escribir.
ESTROFA.
Para adecuar un poema o un fragmento, tenemos que tener en cuenta que si el poema está dividido en estrofas, cada estrofa debe empezar y terminar un pensamiento, es decir, la estrofa termina cuando termina el pensamiento que la ha originado. El desarrollo de los versos de la estrofa tiene que basarse en una familiaridad semántica (isotopía), por ejemplo, si empiezas hablando de pájaros tienes que desarrollar la idea, volar, pico, ala, nido, cielo, nube, migración, horizonte… y a todo ello se le tienen que añadir elementos del lenguaje literario.
PRIMERAS FIGURAS RETÓRICAS QUE CONVIENE TRABAJAR Y RECORDAR (A MEDIDA QUE SE APRENDE, SE VAN AÑADIENDO MÁS).
Metáfora (consiste en identificar un término real, con otro imaginario, existiendo entre ambos una relación de semejanza): hay una veintena de tipos de metáforas (míralo en Google).
Sinestesia (figura retórica de uso común para componer una metáfora, donde se da a los elementos propiedades que no les pertenecen): la nube huele a hierbabuena; el nido habla de las cosas importantes; el pico mira de reojo las estrellas.
Alegoría (sucesión de metáforas que componen una idea): este mundo es camino para el otro. Partimos al nacer, andamos, mientras vivimos y llegamos al tiempo que fenecemos, así cuando morimos descansamos.
Símbolo (consiste en utilizar un objeto real para referirse a algo espiritual o imaginario o para evocar otra realidad; es muy común su uso para componer la alegoría): paloma blanca-paz: ciprés-muerte; laureles-honores o victorias.
Símil (comparar algo que tiene relación entre sí, es decir, una relación explícita entre un término real y uno imaginario): Aquel árbol era como una casa para pájaros. Sus dientes cual bellísimas perlas…
Metonimia (designar una cosa o idea con el nombre de otra con la cual existe una relación de dependencia o causalidad); causa-efecto, contenedor-contenido, autor-obra, símbolo-significado, etc.: Carmen se puso las pilas (Carmen hizo algo con mucha energía). Ayer Carmen recitó a Ana Muela (Carmen recitó un poema de Ana Muela). A Pablo le gusta mucho el Rioja (le gusta mucho el vino de Rioja).
Anáfora (repetición intencionada de palabras normalmente —no siempre— al comienzo de los versos: Temprano levantó la muerte el vuelo / temprano madrugó la madrugada / temprano estás rondando por el suelo. Pena con pena y pena desayuno.
Aliteración (repetición de sonidos presentes en palabras contiguas o cercanas): A las aladas almas de las rosas. El rugido de la rama al romperse.
Hipérbole (exagerar la realidad): Me duele hasta el pensamiento. Le puso el mundo a sus pies. Te querré hasta en la próxima vida.
Enumeración (acumulación de palabras): Marisa es bella, simpática, noble y muy sensible. El huracán se lo llevó todo, árboles, sueños, amor, dolor, alegría.
Retruécano: (repetir una frase en sentido inverso): Tienes que comer para vivir, no vivir para comer. No hay camino para la meta, la meta es el camino.
Bien, para comprobar si lo escrito está correcto, colocamos los versos como si se tratara de prosa, así se comprueba si los signos de puntuación están bien colocados, porque en el poema en verso, los signos de puntuación se utilizan exactamente igual que en la prosa, es decir, nunca se sustituyen por la pausa versal. En el verso, siempre tiene que haber pausa versal y, además, signo de puntuación si es requerido por el sentido de lo que se dice. Este asunto es muy importante, para cuando la versificación adquiere cierta complejidad debido al encabalgamiento, a una estética intencionadamente relacionada rítmica y semánticamente entre los versos, etc.