Con Neruda y contra Neruda, a propósito del aeropuerto de Santiago de Chile

Autores: Hallie Hernández Alfaro y Pablo Ibáñez

Neruda
Pablo Neruda con Matilde Urrutia en 1971 tras ganar el Premio Nobel de Literatura

 

Con Neruda, por Pablo Ibáñez

 

Parece que existen dudas —más bien, rechazo explícito— a nombrar el aeropuerto internacional de Santiago de Chile con el nombre Pablo Neruda. Este rechazo viene motivado por el comportamiento del poeta en vida, maltratador confeso, estalinista declarado y padre huidizo.

No es la primera vez que la memoria de un autor de este calibre —premio Nobel de Literatura en 1971— se ve cuestionada por comportamientos o ideas sostenidas en vida. Nabokov, Céline, Borges, Pla, Pessoa, Cela, y otros, son a menudo juzgados más por sus acciones, ideologías o estilos de vida, que por sus obras. Hay quien dice incluso que la elección del Nobel estuvo, durante muchos años, mediatizada por una corrección política donde importaban tanto las calidades literarias del candidato como su adecuación al rebaño.

Para mí es absurdo. Los proponentes del Aeropuerto Internacional Pablo Neruda —y que nadie me diga, por favor, que no suena bien—, no intentan con su idea blanquear comportamientos reprobables, ensalzar el maltrato, empoderar el patriarcado, defender el estalinismo, ni nada parecido. Lo que intentan es celebrar la excelencia.

Porque, ya que no como persona, Neruda fue excelente como poeta, uno de los mejores del s.XX, a decir de la crítica, y uno de los más populares . Chileno por los cuatro costados, paseó y lustró el nombre de su país por todo el mundo.

Tal vez lo que moleste sea eso: la idea misma de excelencia.

 

Contra Neruda, por Hallie Hernández Alfaro

 

Pablo Neruda fue un gran poeta chileno, esa afirmación puede resultar indiscutible en varios continentes. Sin embargo, en su vida personal, Neruda parece haber sido un hombre y un padre menos apegado a los valores humanistas; cierta insensibilidad ensombrece la totalidad de su legado. ¿Justo? ¿inmerecido? No está ya con nosotros para la defensa, para los argumentos, para establecer el equilibrio de una balanza que sospechosamente ha inclinado sus agujas hacia lado oscuro.

¿Ejemplo lírico? ¿ejemplo como padre? ¿ejemplo como activista político?

Hay cierta colisión al nombrar detalles de violencia emocional en su comportamiento; se palpan heridas profundas en ciertos grupos, que muestran su franco rechazo, cuando fijan la mirada en la otra parte de la historia.

Me apasiona la idea de un homenaje actualizado a Gabriela Mistral. Su nombre para el aeropuerto es, sin duda alguna, un loable gesto que honra a su género y a la poesía en general.