Entrevista a Julio González Alonso. Vencedor del IV Concurso Poesía Virtual Alaire

“La poesía es una ocasión de ser más feliz, un buen ejercicio para conocer mejor a los demás y sentir la vida”

Julio González Alonso
Julio González Alonso

Julio González, “leonés de nacimiento y de vocación” según afirma además de ostentar el haber sido “criado al aire y el paisaje de La Pola de Gordón, en la montaña central leonesa de las estribaciones cantábricas”. Prosigue  Julio respecto a su origen: “Esas son la raíces de mi sentir poético y literario; diría más, esos son los poetas que prendieron la lumbre de los primeros versos: León, La Pola de Gordón, la infancia, la escuela y el patio de la escuela, los juegos interminables, las interminables orillas del río y los salguerales, la nieve y el frío, el verano, la primavera breve, los primeros grandes amores”.

“Habrá ocasión, como es natural, de entrar en contacto con la poesía a través de los textos escolares en los que, aunque en aquella época de la dictadura se escamoteara o falseara nuestra historia, no dejaron de aparecer, junto a los clásicos que llenaron el Siglo de Oro, autores como Federico García Lorca, Antonio Machado, Miguel Hernández o León Felipe, entre otros más o menos censurados. Pero el primer poeta que cayó en mis manos, todo para mí, fue el leonés Victoriano Crémer, como premio en un certamen literario de la Escuela de Magisterio de León en el año 1968; el libro en cuestión, Poesía Total (1944-1966), lo conservo todavía y todavía sigue siendo fuente de admiración y aprendizaje. Luego llegarán todos los demás, los que se han ido quedando con sus voces y su palabra en los rincones de la escritura”
“En otra ocasión mencioné la importancia que el espacio teatral ocupó en mi vida joven, formando grupos o tomando parte en otros, como la breve experiencia de los Cátaros de Alberto Miralles en Barcelona. Esa experiencia y la participación activa en la agitación social de la época desembocó en la militancia anarquista en la CNT, constituyendo ambas el ámbito de resonancia para los versos que nacerían entonces y creo que los de ahora, pese a estar alejado del teatro, al que acudo como mero espectador, y del compromiso militante. No han existido grupos literarios o poéticos en los que haya estado integrado, con los que haya poseído o posea afinidad, gusto o tendencia. En este sentido, si la palabra autodidacta significa algo, podría ser empleada, ya que ni siquiera mis estudios universitarios –centrados en la Psicología- tuvieron algo que ver con la Literatura”.

1.- De dónde, desde cuándo, tu afición, vocación por la poesía y por escribir poemas

El momento de la aparición de los primeros versos coincide con el periodo de la infancia y viene servido, como he dejado dicho en otro lugar, por los sentimientos tempranos, el paisaje, la luz, el frío y los sueños que nacen de las historias y los cuentos, muchos de los cuales oía contar a mi madre al calor y el amor de la lumbre. De ahí y de la ocasión de leer en el instituto de la Pola de Gordón, en soledad y a puerta cerrada. Acostumbro a decir a los alumnos del colegio cuando se celebran charlas de aproximación a la poesía con ocasión del Día del Libro, que leer es muy importante, porque de los buenos lectores salen los grandes escritores; así que les invito, tanto a leer como a escribir. No he llegado a gran escritor, aunque en la infancia no fui mal lector de todo lo que se cruzaba en mi camino. Pero no desespero. Sigo leyendo

2.- ¿Qué es para ti escribir? ¿Qué te apasiona del poema, del verso, de la poesía

La poesía, como cualquier otro tipo de expresión artística, es un fenómeno de catarsis, una ambición de explicar el mundo, descubrir las aristas dolorosas de la vida, las superficies planas de la serenidad, tocar y acariciar las curvas del amor, es necesidad de explicarse a sí mismo, sorprenderse a uno mismo y, tal vez, emocionar a los demás. Los poemas, si me gustan, es porque son como los hijos o los niños, que los traes al mundo o compartes su existencia, pero que luego crecen solos, se hacen adultos e independientes y ya no te pertenecen. En ocasiones no son siquiera como tú habías imaginado, para sorpresa o desesperación

No quiero decir que sea la obra literaria la que domine al autor, sino que no es el escritor quien domina en su totalidad la última realidad y el destino de la obra literaria. Siempre cabe, en último extremo de disconformidad o discrepancia, romper el texto, matar al hijo; aunque sabes que ya será otra voz y otra emoción diferentes. Por eso, el hijo puede malograrse en su concepción, pero una vez nacido acabas aceptándolo y queriéndolo tal cual es

3.- De qué escribes. ¿En tu poesía está implícito el compromiso

Escribo del mundo que me ha tocado vivir, lo que incluye la memoria histórica que legaron mis mayores. El mundo, sigo pensando, es la poesía; la percepción del mundo y el modo de explicarlo. La herramienta para este fin es la palabra y su poderosa capacidad de evocación y de emoción al crear belleza

El compromiso explícito como actitud militante no es la tónica general de los temas de mis poemas; pero es que –en sentido lato- el hecho de expresarse y explicar el mundo implica una toma de postura, encierra un compromiso. De esta situación no puede escapar nadie; es más, diría que es una nota característica implícita al hecho creativo

4.- ¿Cómo llegaste a la poesía; tú elegiste a la poesía o fue la poesía quién te eligio a ti? ¿Sois buenos compañeros?

No creo que haya habido o exista posibilidad de elección en el caso de la poesía. Se trata de una circunstancia de la vida y de una oportunidad; si tienes medios, cierta capacidad o habilidad, ganas, y compruebas que te sirve como enriquecimiento personal, que te ayuda y que puede ser un instrumento de expresión y comunicación, lo usas. Aunque pueda resultar prosaico, se me ocurre pensar en el trabajo del atleta, virtuoso de un ejercicio que realizará durante toda su vida útil si encontró la ocasión, los medios y las circunstancias adecuadas, siendo para siempre compañeros inseparables. Tal vez somos atletas de la palabras y el mensaje

5.- En tu poesía empleas imágenes cotidianas con un toque personal muy expresivo e intimista, así como otros recursos expresivos que la hacen tan explícita y sugerente; describes a menudo paisajes de tu tierra que, por cierto, en alguna ocasión  has comentado que abundan los poetas. ¿Cómo ves la poesía actual de tu generación respecto a las anteriores?

Mi tierra, las extensas tierras del antiguo Reino de León, continúan siendo patria de nacimiento y de adopción de extraordinarios escritores; particularmente, de buenos poetas. No sé por qué se da este fenómeno, que no va en detrimento del innegable valor creativo de otras regiones españolas ni regiones del mundo del habla hispana, se entiende.

En cuanto al presente y pasado de la literatura leonesa, percibo una realidad nueva –ni mejor ni peor a realidades anteriores-, pero diferente, fresca, de la que subrayaré el fenómeno de escritores y escritoras muy jóvenes y otros no tan jóvenes que se expresan en leonés. Entre quienes han optado por utilizar la lengua leonesa en su obra literaria y poética se encuentran Eva González, Roberto González-Quevedo, Pablo Martínez Muñoz, Caitano A. Bardón, Camino García Presa, Abel Uxeniu Pardo, Héctor Xil, etc. Aunque yo soy incapaz de expresarme en leonés, admiro y respeto a estos autores que producen textos costumbristas o actuales y que lo hacen con una calidad y calidez admirables

6.- Entre prosa y poesía, ¿se han roto las fronteras?

Este es un tema recurrente en cualquier debate literario. Yo me pregunto si alguna vez han existido fronteras en este territorio, aunque habrá que admitir algunas diferencias.

Mi opinión al respecto se orienta por la comprensión de que toda producción literaria se basa o sustenta en el ritmo. He dejado dicho en alguna otra ocasión, que la música es el arte más próximo a la poesía. A la poesía, y a la literatura en general. Lo que ocurre es que la poesía se apropia del ritmo y lo utiliza de una forma muy eficaz para acompañar al mensaje. En este sentido, existen textos narrativos poéticos o poesías con estructura narrativa. Toda novela o texto teatral encierra elementos poéticos de primera mano dentro de su género. La diferencia con lo que damos en llamar género poético estriba en que lo rítmico no es lo dominante en el texto. Tampoco es determinante la estructura del texto, pues poner un mensaje en verso no garantiza la existencia de elementos poéticos. El Siglo de Oro español está lleno de obras de teatro en verso, pero solamente unas pocas composiciones de entre ellas son poesía.

Las fronteras, en este sentido, entre el concepto de poesía y de prosa, son extensas, encontrándose en un extremo la expresión poética con estructura en verso o prosa, pero atendiendo prioritariamente a la emoción, la belleza, el compromiso o la denuncia desde la posición subjetiva del autor que apela más al sentimiento que a la argumentación, y pudiendo encontrar en el otro extremo el texto narrativo con estructura predominantemente en prosa (El Cantar de Mío Cid está escrito, no obstante, en verso), en el que el ritmo se mide en otro tiempo y predomina la función narrativa basada en la argumentación.

Todo esto ha sido, es y seguirá siendo objeto de discusión interminable. Está bien, aunque yo pienso que no debe limitar a la persona que se decide a escribir. Que escriba, y ya está.

7.- ¿Qué aportan internet y las nuevas tecnologías de la información a la poesía, y viceversa?

La caja de resonancia que supone la red y su inmediatez son un descubrimiento extraordinario y una herramienta útil para publicar y comprobar –en cierto modo- el resultado y efecto del texto producido. Yo no hubiera sacado mis poemas de sus carpetas ni hubiera escrito algunas cosas si no hubiera tenido esta oportunidad. En este sentido, considero muy positivo este soporte para la difusión y expresión de la poesía. Ahora bien, la red es muy grande y caben infinidad de contenidos, buenos, regulares y malos. Serán el tiempo y la calidad de los espacios quienes determinen la oportunidad del éxito y el reconocimiento o que se pierdan en el vacío y el olvido.

8.- ¿Qué aportan al mundo, a la sociedad, los poetas? ¿De qué forma debería ser la poesía para que gane adeptos y que no sea considerada como mera cosa de gente sensiblera y como dijo Celaya “la poesía es un arma cargada de futuro?

La poesía es una poderosa herramienta de cambio y transformación, como intuyó el poeta vasco Gabriel Celaya. Pero es la sociedad la que recurre a la poesía para expresar su sentimiento de lucha y sus reivindicaciones históricas cuando lo considera necesario. Así ocurrió en España durante la dictadura cuando cantantes como J.M.Serrat o Paco Ibáñez pusieron música a poemas de Antonio Machado, García Lorca, Miguel Hernández o Pablo Neruda. Es más, en momentos de crisis, las sociedades llegan a descubrir y actualizar las claves del compromiso y la reivindicación incluso en obras clásicas, como ocurrió en el periodo histórico mencionado con poetas como Garcilaso de La Vega, Calderón, Lope de Vega o Francisco de Quevedo. Entiendo, en este sentido, que la poesía está y debe estar ahí siempre, volcando su voz y sentimiento, llegando al compromiso militante cuando sea exigido, aún a costa de sacrificios personales como los históricos de García Lorca o Miguel Hernández en España o del cantante y poeta Víctor Jara en Chile, a modo de escueto ejemplo. Entiendo, finalmente, que será la sociedad de cada momento la que sepa servirse de la poesía y sus poetas.

9.- De todos tus trabajos, ¿cuál es el más entrañable para ti?

No lo sé, sinceramente. Tal vez dependa del día y la ocasión. A veces, abrir un poema que hace tiempo no leías, te sorprende y agrada. En ese momento, es el trabajo más entrañable. Pero si se trata de responder ahora y no escurrir el bulto, te diré que –personalmente- le tengo un cariño especial al poema Nacido en marzo, que formaba parte de los finalistas del IV Premio Alaire y, como no podía ser de otro modo, siempre va a ocupar un lugar entrañable el poema El habitante que mereció la atención de la Comisión Evaluadora y de los compañeros que lo votaron después, para quienes reitero mis más sinceros agradecimientos

10.- ¿Qué supone para ti  haber conseguido el Premio Poesía Virtual Alaire?

En primer lugar, supone saber lo que es recibir un premio. Nunca me he presentado a concursos, salvo en los tiempos de estudiante, y nunca había recibido -consiguientemente- un premio. Y puedo decirte que sienta bien, que te da alegría, mayor confianza en ti mismo y, por otra parte, te hace pensar en los trabajos futuros con el ánimo de superarte o de encontrar nuevos temas que sean merecedores de lecturas o de premios, si hubiere ocasión. Estoy satisfecho y agradecido.

11.- Dime tres matices que te pueden influir en tu manera de escribir y sentir la poesía.

Vamos a ver si los encuentro, pues jamás se me había ocurrido pararme a pensar en esta cuestión; tal vez la manera de mirar el objeto de la poesía, la búsqueda de lo oculto en lo cotidiano o lo ignorado y la voz de esperanza entre la desesperanza.

12.- ¿Cómo es tu proceso al escribir? ¿Cómo lo haces? ¿Qué cosas remueves hasta concretar un poema?

El poema, o lo que constituye su idea central, nace de las situaciones cotidianas que nos rodean; basta pararse un poco y mirar sobre ellas desde fuera, para volver a su interior con actitud de descubrimiento, dispuesto a dejarse sorprender y emocionar. De las anécdotas cotidianas, comprar el pan, saludar al vecino, la sonrisa perdida de una jovencita, las gracias de alguien que te pregunta por una dirección o una calle, el juguete abandonado en un banco, el abrazo de un amigo, la emoción de pedir perdón, el reloj parado de una torre o la foto antigua que encuentras casualmente, surgen los poemas. A estas situaciones se les suman el cúmulo de experiencias que constituyen la memoria emocional, los paisajes, olores y sensaciones. Todo ello forma parte del proceso de escritura. Y muchas más cosas que tú sabes que vienen en auxilio de la idea primera, eso que suele llamarse inspiración y que se concreta en un pensamiento que te mueve a iniciar el poema. Pero, insisto, me parece muy importante la actitud relajada, entregada, casi de infantil curiosidad y disposición a la sorpresa y la emoción.

Después de escribir un poema, lo guardo (continúo escribiendo en papel, ocasionalmente con pluma estilográfica) y trato de olvidarme de él por un tiempo, de alejarme de su influencia. Lo dejo enfriarse. Y pasado algún tiempo paso a releerlo. Si encuentro que merece algo la pena, que escucho la voz que pretendidamente había dejado en sus versos, paso a retocarlo, corregirlo, puntuarlo lo más correctamente posible. Soy de los que entienden que la corrección sintáctica es importante. Me gustan los poemas pulcros, bien escritos. Finalmente, si la ocasión se presenta, lo publico o lo leo y compruebo el resultado. Esto es, más o menos, lo que acostumbro a hacer.

13.- ¿Qué libros nunca has podido terminar de leer y qué libros debieran ser leídos y que tú recomiendas?

No he podido terminar de leer Ulises, de James Joyce, ni En busca del tiempo perdido, de Marcel Proust. Es un desafío de lectura que espera su oportunidad.

Si tengo que recomendar algún libro, empezaré por el Quijote. Después de éste, recomendaría leer todo lo que sea y se pueda. Pero si a alguien le ocurre con el Quijote lo que a mí con las obras citadas, que no se desespere y que espere la ocasión. Llegará.

14.- ¿Qué dirías a alguien que está comenzando en esto de la poesía y que ha decidido ser poeta?

Bueno, pues son cosas que me las tendría que decir a mí mismo, como principiante que soy pese a haber escrito más o menos regularmente a lo largo de mi vida. Me digo que la poesía es una ocasión de ser más feliz, un buen ejercicio para conocer mejor a los demás y sentir la vida. No da dinero, pero puede darte muchos amigos y, sobre todo, la satisfacción de expresarte y ver reflejado el modo de entender el mundo. Todo son ventajas. Ningún inconveniente. Eso sí, la decisión de adoptar el título de poeta no entra dentro de mis planes. Siguen pareciéndome alforjas demasiado grandes para mis posibilidades. Pero cada cual es libre de adoptar el título que le apetezca.

15.- ¿La experiencia de la vida te ha curtido, se refleja en tu forma de escribir?

La vida tiene a cada edad su dosis suficiente de experiencia para poder escribir, igual que la vida se vive en su totalidad, obviamente, dure lo que dure. Tal vez cada época de la vida venga acompañada, eso sí, de sus virtudes y pecados; la impaciencia e ímpetu de la juventud, la serenidad de la madurez o la prudencia de la vejez. Pero -aparte de estos tópicos- he encontrado poemas de extraordinaria madurez en jóvenes de 18 o 20 años y poemas de una pasión incontrolada en personas de 80. No hay reglas fijas. En mi caso, que no soy una excepción, pues ocurre igual. La única diferencia es que cuantos más años cumplo paradójicamente sé que tengo más tiempo para escribir, si la vida me concede la gracia de una edad avanzada.

16.- ¿Con qué sueñas?

De noche, cuando cierro los ojos, sueño con personas desconocidas. De día, sueño con las personas que conozco, con los niños y niñas de mi clase, con mi familia, con mi país, con el mundo. Y siempre sueño lo mejor para una realidad que tercamente se nos muestra en las peores noticias de los telediarios. En lo personal, sueño o imagino que soy un pequeño grano de arena que ayuda a mejorar las cosas; por eso me duelen los errores y me entristece pensar que alguien pueda sufrir por mi causa. En lo referente a la escritura, me gustaría publicar en papel mis poemas o algunos de ellos y participar en hacer que la poesía llegara a formar parte de la vida de más personas.

17.- Un mensaje a tus compañeros del Foro Poéstico Alaire.

Les diría que traten de ser libres en la vida para ser libres escribiendo y que busquen algunas de estas satisfacciones de las que nos habla Betolt Brecht:
La primera mirada por la ventana al despertarse
el viejo libro vuelto a encontrar
rostros entusiasmados
nieve, el cambio de las estaciones
el periódico
el perro
la dialéctica
ducharse, nadar
música antigua
zapatos cómodos
comprender
música nueva
escribir, plantar
viajar
cantar
ser amable

(1956)

 

18.- ¿Deseas decir algo comentar algo que no te haya preguntado?

No, casi prefiero callar un rato; ¿no he hablado, tal vez, demasiado? Espero que quienes lean sepan disculpar.

19.- Un poema.

Como esta tarde de respuestas y reflexiones sigue un poco plomiza y lluviosa, he tenido ocasión de leer algo de Vicente Aleixandre (Espadas como labios. La destrucción o el amor) y de Bertolt Brecht, del que he extraído sus maravillosas Satisfacciones; así que puedo despedirme con otro bello poema de Brecht titulado Canción de la buena gente:
A la buena gente se la conoce
en que resulta mejor
cuando se la conoce. La buena gente
invita a mejorarla, porque
¿qué es lo que a uno le hace sensato? Escuchar
y que le digan algo.
Pero, al mismo tiempo,
mejoran al que los mira y a quien
miran. No sólo porque nos ayudan
a buscar comida y claridad, sino, más aún,
nos son útiles porque sabemos
que viven y transforman el mundo.
Cuando se acude a ellos, siempre se les encuentra.
Se acuerdan de la cara que tenían
cuando les vimos por última vez.
Por mucho que hayan cambiado
-pues ellos son los que más cambian-
aún resultan más reconocibles.
Son como una casa que ayudamos a construir.
No nos obligan a vivir en ella,
y en ocasiones no nos lo permiten.
Por poco que seamos, siempre podemos ir a ellos, pero
tenemos que elegir lo que llevamos.
Saben explicar el porqué de sus regalos,
y si después los ven arrinconados, se ríen.
Y responden hasta en esto: en que,
si nos abandonamos,
les abandonamos.
Cometen errores y reímos,
pues si ponen una piedra en lugar equivocado,
vemos, al mirarlos,
el lugar verdadero.
Nuestro interés se ganan cada día, lo mismo
que se ganan su pan cada día.
Se interesan por algo
que está fuera de ellos.
La buena gente nos preocupa.
Parece que no pueden realizar nada solos,
proponen soluciones que exigen aún tareas.
En momentos difíciles de barcos naufragando
de pronto descubrimos fija en nosotros su mirada inmensa.
Aunque tal como somos no les gustamos,
están de acuerdo, sin embargo, con nosotros

20- Poema premiado

EL HABITANTE.
Pasajero de los trenes suburbanos
y habitante de todas las calles;

tu mundo

la parada del autobús,
el banco
verde,
la sombra oblicua de las catedrales.

Todavía llevas puestos los zapatos
que no se te harán viejos mientras dormís, olvidados,
la noche del barrio gótico hasta el último silencio,

y luego

despertarás
descalzo, como viviste siempre,
en un puerto encalmado de acribillados diques.

Alguna vez supiste lo que buscabas
donde
buscar es un peligro,
la asechanza mortal de la libertad anclada
en el mar que mirabas sin definiciones.

Tal vez por eso ahora te encuentro en las esquinas
con la barba crecida,
fresco entre los ojos el beso de la vida

y creo que es mentira que ha muerto la bohemia.

La trampa se ha cerrado. Sí, la ciudad es maldita;
mas, sobre los tejados,
tu canto irracional
encontró los zapatos
huérfanos de pies;

¿qué hacen –nos sorprendes- los zapatos en las azoteas
y en las aceras los pasos?

¿qué hacen –nos respondes- los hombres que se arrastran
hacia ninguna parte
en los pasos que encierran sus zapatos?