Cepa a Cepa: ‘Callet’, ¿una variedad incomprendida?

cepa_01El origen de esta uva autóctona se sitúa en la comarca mallorquina de Felanitx, donde el callet siempre se ha utilizado por bodegueros y particulares, adquiriendo una gran importancia en la composición de los vinos locales. Se trata de una cepa vigorosa, de variedad negra, con largos sarmientos, racimos compactos de tamaño medio y granos gruesos. Todo eso hace que la planta pueda presumir de una gran productividad. Evidentemente, la intención de todo bodeguero es mimar dicha variedad, profundizar al máximo en su vinificación y, como a la espera de un parto, confiar en que nazcan vinos con un carácter singular. La cuestión es si sabemos realmente entender y apreciar todas las posibilidades de esta variedad.

De la variedad callet nacen unos caldos de escasa intensidad colorante y de poco cuerpo, ligeramente aromáticos y con unos tímidos once grados alcohólicos. El hecho de que sea una variedad muy oxidativa nos aconseja buscarle otras amigas, es decir, trabajar su ensamblaje con otras uvas a fin de que mejore. Como todos los mortales, las viñas también padecen alguna que otra enfermedad: el callet es sensible al mildiu y al oidium. Afortunadamente, se muestra resistente a las temidas heladas.

Lo que para nosotros representa la nómina a final de mes, para los payeses era antes la producción. Para ellos no existía el control de producción y necesitaban kilos y kilos de uva para ganar un sueldo de muchos litros de caldo. Actualmente se trabaja en conseguir una selección clonal de los mejores viñedos de callet para poder conseguir una producción de mayor calidad y no con la premisa de la mera cantidad.

No me gusta hacer comparaciones entre variedades, pero resulta inevitable buscar similitudes entre ellas. Yo compararía el callet con la pinot noir, ya que también es una variedad de poca capa de color y muy oxidativa. En su  primer año de vida, presenta unos aromas muy aromáticos y agradables. Al empezar a andar y mantenerse en pie, sorprenden sus aromas minerales, y cuando ya le aparecen las primeras arrugas en la frente, al tercer año de crianza, se le acentúan los aromas terciarios. Está claro que no es la variedad más idónea para elaborar vinos de guarda. Ojo, no hay que dejar que las barricas nuevas, de primer año, le jueguen una mala pasada al caldo, ya que la madera puede anular por completo todos los aromas y sabores del vino, tapando su frutosidad.
Si yo fuera bodeguera, creo que no tendría la osadía de elaborar un vino monovarietal de callet, pero por suerte hay muchos profesionales mallorquines que sí se atreven, caso de Miquel Gelabert, Macià Batle, Miquel Oliver, Luis Armero o Toni Gelabert, entre otros.

Uno de los caldos más destacados es el Gran Vinya Son Caules, de Miquel Gelabert, con bodega en Manacor. Compuesto de callet en cerca del 90 por ciento, se trata de un tinto de color intenso y en cuya fase olfativa destacan las notas de confitura de ciruela y frutas rojas, así como unos agradables aromas ahumados y un fondo a terruño. En boca, es cálido, complejo, con taninos maduros, elegantes notas especiadas y un sabor de larga persistencia.

cepa_02Por su parte, las bodegas Miquel Oliver elaboran el Mont Ferrutx, de aroma con cierto  matiz varietal aunque de baja intensidad. En boca, es un vino suave, con taninos algo blandos y reducidos, pero ligeramente sabrosos.

Por último, destacamos el Negre de Sa Colònia, que elabora Toni Gelabert, un vino de color cereza granate, con aromas precozmente balsámicos, yodados y a confitura. En boca, se presenta redondo y con equilibrio, destacando los toques ligeros de cuero.

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Xisca Socias. Sumiller.