VITICULTORA Y PROPIETARIA DE LA BODEGA CALIFORNIANA ‘MARIMAR ESTATE’
Marimar Torres: “Mi padre fue un adelantado de la época en que vivió”
Vinculada al mundo del vino desde antes de nacer, Marimar Torres, la representante más conocida del vino español en Estados Unidos y propietaria de la bodega Marimar State, no sólo ha tenido tiempo de presidir la división norteamericana de la compañía, poner en marcha la citada bodega y elaborar uno de los mejores vinos californianos, sino que además se ha convertido en toda una autoridad en cocina española, materia sobre la que ha editado varios libros. Unos minutos conversando con ella bastan para darse cuenta de que es una mujer de altura… y no precisamente por lo que mide. Mujer de gran talante, vital, enérgica y comunicativa donde las haya, la presencia de Torres en California desprende entusiasmo por todos los poros de la piel. Impresiona la elegancia que irradia: sus movimientos ágiles y acompasados, su mirada inquietantemente cercana y su abrumadora agilidad de palabra delatan a una gran empresaria, tenaz y avispada, cuya mayor fuerza reside en una sana autoestima. Marimar Torres posee esa mirada, crepitante y sosegada a la par, propia de las almas satisfechas. Cocina, monta a caballo, toca el piano y habla seis idiomas, pero han sido sus dos grandes amores, su hija y sus viñedos, los que le han aportado lo que la madera a los vinos con el tiempo: redondez y equilibrio.
Abrirse paso en un feudo hasta hace poco predominantemente masculino no debió resultarle tarea fácil, ¿verdad?
Al principio me enfrenté a la idea generalizada de que el mundo del vino no era lugar para una mujer. Con el tiempo superé este prejuicio y pasé a convertirme en la representante más conocida del vino español en Norteamérica. Desde siempre he sentido pasión por los vinos.
Usted vivió desde edad temprana la expansión de la empresa familiar. ¿Cuál cree que ha sido el secreto de Bodegas Torres para llegar a posicionarse como el máximo exportador de vinos españoles en el mundo?
El gran impulsor de Bodegas Torres en el extranjero fue mi padre, Miguel Torres Carbó. Sus deseos de posicionar el vino de la familia le impulsaron a salir, botellas en mano, a venderlo a los mejores restaurantes y presentarlo allá donde iba. Fue un adelantado de la época en que vivió.
¿Cómo se ve desde el otro lado del charco el boom vitivinícola que se vive en España?
Fantástico. Con mucha ilusión. La situación de libertad y relajación de la que se disfruta en España ha permitido que aflore la creatividad de mucha gente, no sólo a nivel vitivinícola, y eso es fantástico. Cuando me fui a vivir a Estados Unidos, después de morir Franco, las preguntas que más temía eran las que versaban en torno a la política, pero hoy en día temo lo contrario: ¡que alguien de España me pregunte por la situación política de allí!
La variedad tinta pinot noir, oriunda de Borgoña, es una de las variedades por las que usted apuesta fuerte a pesar de no ser muy conocida en nuestro país. ¿Cómo describiría los vinos que produce?
Se trata de una variedad que puede alcanzar la excelencia aromática. Sus bayas son pequeñas, de un negro violáceo, enceradas por pruina abundante. El hollejo es espeso y la pulpa, suave. Los tintos de pinot noir se caracterizan por la calidad de sus aromas: cereza, cassis, fresa, frambuesa, violeta, cuero de Rusia, regaliz… Se trata de una de las variedades internacionales más finas y elegantes, aunque al mismo tiempo es muy delicada, frágil y volátil, ya que puede sufrir con facilidad cambios no deseados. Es una variedad muy exigente, que requiere mucha atención por parte de los viticultores.
Entonces, ¿por qué apuesta tan fuerte por ella?
Trabajarla es casi un reto: cuando el resultado es bueno, es extremadamente satisfactorio. En el viñedo californiano Don Miguel producimos un vino de carácter único. Una descripción preciosa de este vino es la que hace Miles Raymond, el protagonista de la película Entre copas, donde afirma: “El pinot noir es una cepa que toca fibras emocionales e intelectuales muy profundas; sus aromas son los más seductores y brillantes y excitantes y sutiles y… los más antiguos del planeta”.
El protagonista de Entre copas también afirma que la pinot noir sólo puede crecer en lugares específicos del mundo, pequeños y protegidos. Supongo que Green Valley es una de esas zonas exclusivas. ¿Qué la caracteriza?
Tras pasarme dos años buscando un terreno, elegí este lugar privilegiado, ochenta kilómetros al norte de San Francisco, ya que las colinas occidentales del Condado de Sonoma, las denominaciones Russian River Valley y Sonoma Coast, son unos microclimas perfectos para el cultivo de esta variedad y también para el chardonnay. El Océano Pacífico, a sólo dieciséis y diez kilómetros, ejerce su influencia con las brisas frescas y nieblas marinas.
Hablando de microclimas, ¿usted cree que puede afectar el cambio climático, como fenómeno global, al panorama vitivinícola internacional?
Sí, claro que creo que afectará. En algunas partes antes que en otras. A nosotros, de momento, nos afectará menos que a Europa, ya que tenemos el Pacífico.
Tengo entendido que usted aplica la viticultura orgánica y la biodinámica. ¿En qué consisten?
Respecto a la viticultura orgánica, la idea es crear un equilibrio entre las cepas y la naturaleza. El viñedo será más sano ecológicamente y la uva será de mejor calidad. Actualmente, en el cien por cien de nuestros viñedos se aplica este sistema. Respecto a la biodinámica, se trata de considerar la viña como un ecosistema en su conjunto: no sólo hileras de cepas, sino también la tierra que hay bajo ellas, así como la flora y la fauna del entorno, todo creciendo de forma interdependiente. Para estimular la biodiversidad, preparamos unos “tés de compostaje” especiales, con hierbas como la milenrama y la ortiga, que rociamos sobre las cepas en cantidades minúsculas.
¿Qué papel cree que juega la prensa especializada? ¿Tiene el poder de reconducir el gusto del consumidor?
Definitivamente, un papel importantísimo. Sí tienen el poder de reconducir al consumidor. La diferencia entre las guías de Europa y las de EE UU es que las primeras resultan fundamentalmente didácticas para el consumidor, mientras que las segundas se limitan mucho más a juzgar, aportando mucho menos.
Como experta en gastronomía catalana, ¿qué opinión le merecen los nuevos derroteros que está tomando la alta cocina en su tierra?
Estoy feliz, pues me gusta que la cocina catalana goce de buena salud. Respecto al dilema entre cocina tradicional o moderna, pienso que deben coexistir ambas, ya que cada comida tiene su momento. Me encanta el estilo de Ferran Adrià, pero también me gusta mucho la cocina de Santi Santamaria.
Inés Calle.