La cantidad de dinero que los españoles destinaron al juego en 2007 rozó los 31.000 millones de euros, lo que supone un aumento del 15,43% respecto al 2006 (según la Comisión Nacional del Juego). El porcentaje mayor, un 40,70%, pertenece a lo jugado en las maquinas tragaperras. Este volumen de gasto explica los enormes intereses económicos subyacentes a la conducta del juego en España, que para muchos es una “importante” actividad económica para el país.
Al hablar del juego es preciso diferenciar el juego de azar del juego de habilidad. En el de habilidad el jugador gana dependiendo de sus habilidades desarrolladas en dicho juego (por ej. tenis, petanca, fútbol, etc.), en cambio, en el de azar, no tiene (objetivamente) ninguna relación el hecho o experiencia de jugar más o menos tiempo, con el resultado del juego, éste resultado sigue las leyes del azar.
Cuando un jugador, o cualquier persona, piensa que tiene “suerte” ello viene a significar que cree y está seguro de que está dotado de una cualidad especial, imposible de definir, y mágica, llamada “tener suerte”, que el posee y que otras personas no. El tener ese “don” les va a permitir desafiar las reglas del azar y ganar en el juego.
Esta creencia, presente en la mayoría de jugadores, se ha denominado ilusión de control. En la situación de juego el jugador recurre a las habilidades o a su destreza para vencer al azar. Subjetivamente, piensa que gana siempre porque sólo se centra en los premios y no en lo invertido y, de este modo, la conducta de jugar y la creencia en sus habilidades se ven recompensadas.
El juego patológico es un trastorno progresivo, que se caracteriza por una pérdida del control sobre el juego, una preocupación por el juego (por ej. revivir de nuevo experiencias pasadas de juego), necesidad de jugar una mayor cantidad de dinero para obtener la excitación deseada, preocupación por obtener dinero para jugar, inquietud, a menudo se miente a familiares, intentos de recuperar el dinero perdido jugando de nuevo, se juega para escapar de los problemas, pueden cometerse actos ilegales para financiarse el juego, etc.
Por otra parte, se encuentran asociados, en muchas ocasiones, otros trastornos con el juego patológico. Los problemas de juego influyen, evidentemente, en el estado emocional pudiendo ocasionar una depresión, pueden asociarse con otras conductas adictivas como son el consumo de alcohol y/o las drogas ilegales, ansiedad, alteraciones en el ciclo vigilia-sueño, conflictos familiares.
Las posibilidades de intervención o lugares donde acudir una persona con problemas de juego son: grupos de autoayuda (asociación de jugadores rehabilitados), centros hospitalarios (con programas específicos para jugadores), centros de salud mental (donde se tratan estos problemas), y centros privados.
Juan Pocoví Català, Psicólogo
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